Con claras carencias la estrategia organizativa para atender con fluidez a los miles de adultos mayores en la aplicación de la vacuna contra el Covid-19, en algunas sedes de Chilpancingo.
Para conseguir la vacuna,
hay que seguir varios pasos.
El primero es hacer un
registro en la página Mivacuna.org, lo cual parece dudoso que se logre al cien
por ciento, porque es difícil creer que todos los adultos van a tener acceso a
una computadora o un familiar les ayude en este trámite.
Los que se han registrado
obtienen un folio, y como han dado un número al que pueden llamarle, en
cualquier momento les marcará un Siervo de la Nación para indicarle el lugar y
hora que deberán acudir a recibir la vacuna.
Pero hay muchos que se han
registrado pero no han recibido la ansiada llamada que les indique el lugar que
les corresponde.
Después de que el gobierno
federal publicó las relaciones de colonias y las sedes que les corresponde para
vacunarse, muchos decidieron ya no esperar la llamada y han acudido muy de
mañana a las sedes para garantizar sean tomados en cuenta.
A algunos los pueden
regresan diciéndoles que si no les llaman estos días, acudan el jueves y
viernes para que sean vacunados.
Lo raro de esto es que hay
gente que no se ha registrado, pero les han llamado para invitarlas a
vacunarse.
Y surge la duda.
Si no están registradas en
la página oficial, cuál es la base de datos que están utilizando, y que
contiene nombre, edad, dirección y número de celular.
Los Siervos no pueden
explicar de dónde han obtenido esos datos.
El caso es que no todos se
han registrado, no a todos les han llamado y la gente está saliendo
directamente a las sedes en busca de su vacuna. Y esto es lo que ha complicado
la planeación y atención.
Aunque es cierto, hay
quienes hacen su mejor esfuerzo para organizar la atención, pero el número de
gente en algunas sedes, les rebasa, como fue este martes en el Tec.
Lo penoso es ver cómo llegan
adultos que con mucha dificultad caminan, otros con andaderas y sillas de
ruedas.
Y adentro de las
instalaciones, atestiguar lo difícil que es esperar varias horas para ser
vacunados y, mientras eso sucede, lo complicado que les resulta conseguir
comida y acudir a los baños.
A muchos nos tocó ver como
un joven traía a su mamá cargando en brazos.
Y a una señora de mediana
edad, llevar a su mamá en una silla de ruedas y, atrás de ella, su papá
agarrado de sus hombros, siguiéndola con mucha dificultad para caminar.
Ellos esperaron estoicamente
6 horas para ser vacunados.
Pudo ser menos, pero en la
sede del Tec, la vacuna se acabó y tardaron dos horas para traer nuevas dosis.
No obstante, hay que
reconocer el gran papel del equipo médico, que demuestran profesionalismo, y
empatía durante la medición de los signos vitales y la aplicación de la vacuna.
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