sábado, 9 de mayo de 2015

TAL CUAL / La Mexicanización de Colombia / Luis Carlos Rodríguez González

 Por décadas se hablaba de la colombianización de México, sobre todo cuando los cárteles de la droga empezaron actuar con mayor virulencia en nuestro país, dejando una estela de sangre que aún perdura y en donde el territorio mexicano se transformó de productor y de trasiego para las drogas hacia Estados Unidos, en un consumidor de los estupefacientes.
Cuando algún político, politólogo o analista quería referir la violencia en México, todos tomaban el camino fácil y el lugar común: “México se encuentra en vías de la Colombianización”. Nadie matizaba temas como el hecho de que el país cafetalero tiene el conflicto armado más añejo de América de más de 50 años, con una guerrilla, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que se aliaron con los cárteles de la droga.
Tampoco se mencionaba a los grupos de autodefensa o paramilitares que se alentaron desde las estructuras gubernamentales para combatir a la guerrilla y que también acabaron aliándose con los cárteles de la droga colombianos. Todo ello en medio de la pobreza y la lucha social, con intereses económicos, aderezados con los capos de la droga, corrupción y la injerencia de Estados Unidos a través del Plan Colombia.
Mientras todos ello ocurría hace unas tres décadas, con el descabezamiento de líderes criminales como Pablo Escobar y otros, en México los cárteles se fortalecieron, se repartieron el territorio incluso con nombres como los cárteles de Sinaloa, Jalisco, Tijuana, Ciudad Juárez o El Golfo. La necesidad de seguir surtiendo el mercado más grande de la droga que es Estados Unidos y la corrupción en México fueron campo fértil para la delincuencia.
Colombia se encuentra en una fase de pacificación que impulsa el gobierno del presidente Juan Manuel Santos  con las FARC, la cual se desarrolla en Cuba. Aún hay muchos cabos sueltos, muchos agravios, críticas, malestar social y heridas por sanar, pero como lo dijo el mandatario ante el Congreso Mexicano, ellos  han colocado el tema de las víctimas en el centro de la negociación.
Ante senadores y diputados mexicanos, el mandatario con diplomacia bordó en temas que no sólo se refieren a Colombia, sino también a México, sobre todo después del caso Iguala al señalar que el proceso de pacificación en su país puso a las víctimas en el centro de la solución y con su derecho a la reparación del daño, el derecho a la verdad, a la reparación, a la justicia, a la no repetición de estos hechos.
Juan Manuel Santos dijo que su gobierno  ha reparado el daño a 500 mil colombianos y colombianas, no obstante aún quedan seis millones de víctimas y dejó una pregunta abierta a los legisladores y gobierno mexicano:
JUAN CARLOS RODRIGUEZ GONZÁLEZ
"Muchas de las víctimas lo único que quieren es que le digan la verdad: ¿dónde están enterrados sus hijos, sus hijas, sus padres, sus familias? O que les pidan perdón o que les digan simplemente por qué lo hicieron. La reparación solamente puede ser simbólica. Cuánto vale una hija, ¿cuánto vale un hijo, un padre?”.
En el Salón de Plenos del Senado, más de uno cruzaron miradas nerviosas. Ni la izquierda se pronunció, todos están embarrados en Iguala. El mandatario no refirió nunca el caso de los 43 normalistas mexicanos, pero ni falto hizo. En el ambiente flotaba el tema de las fosas, no sólo las de Guerrero, las de San Fernando, los cientos o miles de cuerpos de migrantes e inocentes que han sembrado con impunidad los cárteles mexicanos.
Nunca el conflicto armado en Colombia vivió los capítulos de barbarie de lo que se ha vivido desde el inicio de la Guerra contra las Drogas iniciada por Felipe Calderón y continuada con la estrategia actual.
Más de 70 mil desaparecidos en los últimos 9 años y más de 80 mil muertos, sin guerrilla los cárteles mexicanos están armados está los dientes y ya son capaces de derribar helicópteros y secuestrar militares y policías. México no aprendió la lección de Colombia y hoy profundiza errores y crisis de inseguridad.
Por cierto, el presidente Juan Manuel Santos, conocedor de la literatura mundial y en especial de la latinoamericana, habló de anécdotas que vivió con el escritor Carlos Fuentes en la Universidad de Harvard y narró capítulos de su novela “La Silla del Aguila”.

Un silencio incómodo en el Salón de Plenos en el Senado, pero para los que no tienen corta memoria los recuerdos y contrastes con aquella Feria Internacional del Libro en Guadalajara, en diciembre de 2011 y la referencia del entonces candidato presidencial, Enrique Peña al mismo libro pero que recordaba había leído y había escrito Enrique Krauze. Tal Cual.

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