Lic. Enrique Ochoa Reza
Presidente del Comité Ejecutivo Nacional
Del Partido Revolucionario Institucional
Mtra. Claudia
Ruiz Massieu Salinas
Secretaria de
Relaciones Exteriores
Lic. Miguel
Angel Osorio Chong
Secretario de
Gobernación
Lic. Marisela
Ruiz Massieu
Familiares,
amigos y excolaboradores del Licenciado José Francisco Ruiz Massieu.
Dip. César
Camacho Quiroz
Coordinador de
la Fracción Parlamentaria del PRI en la Cámara de Diputados
Sen. Emilio
Gamboa Patrón
Coordinador de
la Fracción Parlamentaria del PRI en la Cámara de Senadores
CC. Dirigentes
de los Sectores y Organizaciones Adherentes y Organismos Políticos del Partido
Revolucionario Institucional
Señoras y
Señores:
22 Aniversario luctuoso de
José Francisco Ruiz Massieu
Comité Ejecutivo Nacional del PRI,
Ciudad de México, 13 de octubre de 2016
José Francisco Ruiz Massieu, nos sigue convocando, porque
hizo transcurrir su tiempo, reflexionando sobre el acontecer político y
accionando para que las ideas se convirtieran en hechos. Se inició en la
academia y formó parte de ella pensando en la política, a la que podemos
sintetizar como ideas en acción para el buen gobierno.
Tenía mente privilegiada, analítica y de amplio
campo visual. Miraba el futuro pensando en el presente. En él había claridad
sobre lo que podría venir y respecto a lo que convenía que viniese. Planteó un
cuestionamiento provocador “¿Nueva clase política o nueva política?”.
La claridad de su pensamiento, surgía de la
perseverancia por la reflexión y por la lectura. Cuando decía que los
principios son primero y las ideas vienen después, acentuaba el origen de la
nueva política que propuso a los guerrerenses desde su campaña a gobernador del
Estado de Guerrero en 1986.
Ante una sociedad donde la política y la democracia
perdían el aprecio de la ciudadanía, Ruiz Massieu formuló la nueva política
como una nueva metodología de pensamiento, un nuevo estilo de gobernar y de
ejercer el poder.
Él comprendía que los reformadores podían ser
viejos políticos, comprometidos con una nueva política; y también que la vieja
política, no podría desplazarse sin remover lo establecido. En el último cuarto
del siglo XX había concluido un gradualismo democrático, que abría paso a la
pluralidad y, como lo decía el propio Ruiz Massieu, a una “política de
entendimientos”.
Jurista de profesión, Ruíz Massieu conjugó las
ideas políticas con la militancia activa y propositiva del PRI, y como
estudioso del partido, estaba convencido del papel preponderante que el PRI
debía tener en la consolidación democrática del país.
Ruiz Massieu planteaba reconstituir, las
instituciones políticas básicas del Estado, como la división de poderes y el
reequilibrio entre el Ejecutivo y Legislativo para garantizar una mejor
cohesión del poder y una comunicación política más eficaz, del Estado con la
sociedad.
Para ser eficiente, la redistribución del poder
planteaba la necesidad de un proceso de examen sobre las relaciones entre el
priismo; y entre el PRI y el Presidente de la República. Había que pensar en el
relevo político sin ruptura, y el liderazgo presidencial sin sofocar al partido
y sin un partido ausente en el respaldo a su gobierno.
Como estudioso de las ideas políticas y de la
evolución social, entendió el dinamismo transformador del poder. Participó con
sus lecturas de los debates de grandes pensadores. Por ello entendió, que hay
políticas conservadoras, pero no estacionarias; y políticas aceleradas, que
pueden ser destructivas. De ahí, que no haya militado con los quietos ni los
apresurados. Pensó en los pactos para el cambio, es decir, en procesos
reformadores, que sólo pueden impulsarse desde los partidos políticos.
El pensamiento político de José Francisco Ruiz
Massieu, es vigente. Catalizó los problemas de su tiempo e hizo propuestas
pedagógicas. El político activo, nunca abandonó al maestro universitario que
fue. Sus textos planteaban problemas y apuntaban soluciones, enumerándolos como
una fuente de orientación política.
Fue también un político pragmático. Entendió, que
con frecuencia al gobernante se le presentan problemas que exigen soluciones
prácticas.
Con Ruiz Massieu, la improvisación cedió a un imperioso
ejercicio de entendimiento y de anticipación. La rigurosidad con la que
observaba, pronosticaba y atendía los temas de la agenda política, económica y
social, lo proveyó de una visión anticipatoria.
No existe dilema alguno entre el rigor de la ley y
la flexibilidad para la solución de los problemas. El diálogo y la
concertación, son legítimos en tanto se preserva el bien público y se mantienen
las potestades del Estado. El poder no se dispersa, por el pragmatismo en la
solución de problemas, sino por su inacción. El político no alcanza el éxito
sólo por sus intenciones –como decía Ruíz Massieu- sino por su eficacia, por
sus resultados.
Y para ser eficaz, el político debe tener nuevas
habilidades, lo que significa manejarse en el difícil terreno de los recursos
escasos, ser disciplinado e imaginativo.
Debe poseer el instinto de lo posible y saber que
la voluntad de los políticos también tiene límites. Saber pactar las reglas del
juego, tener vocación transformadora y de cambio, hablar con la verdad y
advertir errores.
Hoy el gobernante debe caracterizarse por su
movilidad, por mantener cercanía con la gente. Las tecnologías de la
comunicación dan visibilidad permanente al gobernante y la ciudadanía
identifica la atención a sus demandas. El pragmatismo, no es populismo
exacerbado; es la vía corta para atender las demandas populares.
Veámoslo de esta manera. Quienes gobiernan
sustentan la ideología de su partido y se comprometen a ejecutar sus programas.
Las ideas se proponen mundos perfectos y las desmienten los hechos. Por eso,
sin traicionar su esencia, las ideas deben llevarse al mundo de lo posible.
Los días que vivimos presentan desafíos, que en su
momento advirtió Ruiz Massieu. Debemos reflexionar en algunas de sus
preocupaciones; sobre todo, cuando, en diferentes mediciones y consultas, los
ciudadanos manifiestan su desencanto por la política, los políticos y los
partidos. Este sentimiento colectivo, es un riesgo para la democracia, porque
puede conducir a los vacíos del poder o a la elevación del poder autoritario.
El sistema de partidos debe modernizarse para que
la pluralidad política, encuentre en ellos la interlocución gubernamental y la
formación del poder mismo.
El PRI no debe ni puede renunciar a su herencia
histórica y menos aún a su vocación transformadora. Es verdad que se ha
cumplido con la construcción de un sistema democrático, pero también lo es, la
patente insuficiencia de la justicia social.
En tiempos de crisis, enseñaba Ruiz Massieu, el
PRI, debe armonizar intereses en pugna, con líderes diestros, pacientes,
templados y con piel dura.
Observó, que para responder con más eficacia a los
reclamos de una democracia abierta, a procesos electorales altamente
competitivos, a una sociedad cada vez más participativa, demandante y
contestataria, el PRI debía convertirse en un partido incluyente, con disposición
a transformarse y sustentar sus decisiones en consensos sociales.
Sabía, que para actualizar al partido que
contribuyó a la construcción de las grandes instituciones del Estado, habría
que reiniciar un esfuerzo para trazar una ruta de futuro, a fin de contribuir a
su consolidación como el partido del México democrático del siglo XXI.
Vivimos nuevos desafíos: el mercado global, la
violencia delincuencial; la demanda laboral; la improductividad del campo; la
quiebra de instituciones de seguridad pública; la exigencia de educación de
calidad; la insuficiente investigación científica; la movilización social, a
veces sin rumbo y sin contenido; la férrea defensa de intereses privilegiados y
la corrupción.
Con el ánimo reformador que lo caracterizaba,
propuso acelerar transformaciones pactadas con los partidos, como ocurrió en
diciembre de 2012, con el Pacto por México, conducido por el gobierno del
presidente Enrique Peña Nieto.
Estos pactos estructurales y las reformas sociales
profundas, cuyos resultados no son inmediatos, significan un reto para el PRI:
evitar la tentación de renunciar a esas reformas, ante la presión de la
inmediatez.
Reformemos para avanzar, sin perder el rumbo.
Algunos nos quieren huérfanos de ideas y confusos, en la consecución de los
grandes cambios que requiere el país. Evitemos caer en recetas milagrosas y
debilitar las instituciones, buscando modelos de gobierno, diferentes a nuestra
estructura constitucional y a nuestra idiosincrasia.
Por ello, señalaba el guerrerense, “elaborar y
difundir sólo las miserias del país, las fatigas del sistema, o los errores del
gobierno, y negarse a hacer un balance, en el que figuren tanto los pasivos como
los activos de los hombres y de la nación, no conduce nunca a la verdad”.
“Se sabe –decía Ruiz Massieu– que quien asume el
poder, también asume sus incomodidades y que quien lo hace debe estar dotado en
la fina perspicacia que le permita distinguir entre la crítica sin razón y el
que lo hace con tino”.
Romper inercias tiene su costo. Bien lo sabía Ruiz
Massieu al afirmar: “Más crítica recibe el que transforma que el que preserva”.
No nos equivoquemos: en el PRI no hay desaliento; hay líder, y con el Presidente
Enrique Peña Nieto, seguimos impulsando los cambios que reclama México.
Señoras y señores:
Entre los acontecimientos que en 1994 agitaron la
vida política del país, el homicidio de Ruiz Massieu, produjo una doble
consternación. El sistema perdía a un hombre políticamente dotado. El país
dilapidaba también al académico, al abogado, al gobernante y al ideólogo del
partido.
El homenaje que se realiza a José Francisco Ruiz
Massieu, en este auditorio Plutarco Elías Calles, es la unión afortunada de lo
que puede simbolizar la fundación y el cambio. La fundación de las
instituciones que impulsó el presidente Calles y el cambio para continuar, en
la mejor tradición de la política mexicana. Como advirtió José Francisco Ruiz
Massieu: “Cambiar, para no ser cambiados”.
Ruiz Massieu, propuso reformas oportunas para evitar la opacidad de las ideas y
la pérdida de destreza en las acciones de gobierno. Fue el último ideólogo del
PRI. Su aporte a nuestras ideas aseguraban la vigencia doctrinaria, pues
advertía la necesidad de “una articulación ideológica nueva, pero sustentable
en el pensamiento histórico de México”.
Ruíz Massieu proponía “Reelaborar la ideología de
la Revolución Mexicana y adelantarla,
cuidando que haya congruencia con el legado doctrinal del movimiento, que a su
vez, tiene un antecedente ideológico en la corriente liberal” del siglo XIX.
En 1991, en Ideas
a tiempo, señalaba: “El trabajo ideológico en el PRI ha menguado; un
síntoma es el decaimiento de la palabra como nexo entre la idea y la acción
política; entre la ideología y el comportamiento político. México se convirtió
en la república del silencio, o en la república de la palabra sin ideas”.
Debemos reflexionar a profundidad, sobre nuestra
herencia histórica para poder ofrecer un legado a las nuevas generaciones, que
hoy aspiran a ser competitivas en el mercado global, pero que suelen ignorar
las claves de la historia nacional. Si se pierde la batalla de las ideas, se
pierde la política y se pierde el poder.
“Cuando venga lo que vendrá” -como dijo el
destacado guerrerense- el priismo debe evitar las rupturas y llegar bien
equipado como un partido competitivo y ganador, con las armas de la unidad, la
lealtad y el entendimiento.
Recordar a José Francisco Ruiz Massieu, como hoy lo
hace el priismo nacional, a instancias de su presidente Enrique Ochoa Reza,
siempre tendrá importancia, porque si su muerte reflejó los litigios
inevitables del poder, su pensamiento y su pragmatismo representan la forma, de
cómo es posible reunir las virtudes del poder, el talento natural de un ser
humano, la cultura política, el buen oficio político y el don anticipatorio.
Ya se ha dicho: “Se puede asesinar al hombre, pero
no a sus ideas”.
José Francisco Ruiz Massieu, vive.
Muchas gracias.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.