Se me adelantó Julio León
Sardaneta; me duele el corazón
MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN. En
la historia del quehacer político no faltan los fanáticos ni los partidos
satélite dispuestos a perder el honor.
Son personajes e
institutos políticos convencidos de que, para obtener y mantener el poder, se
arriesga hasta el respeto personal; su imagen pública linda entre iluminado y
suicida capaz de imitar al bonzo y prenderse fuego en la plaza pública para
demostrar fidelidad al Mesías, aunque éste lo ignore y se deslinde de sus poco ortodoxas prácticas partidistas.
El riesgo es dar poder a
esos personajes que suelen ser inteligentes, pero se desprenden de la realidad
para tejerse la propia y considerar que la Patria les debe todo, que el prócer
debe arroparlo y aplaudir sus desplantes y desproporciones que abonan en
perjuicio de un proyecto. ¿Esa es la 4T?
Esos, son trazos del
perfil de Gerardo Fernández Noroña, diputado federal y vicecoordinador de la
bancada del Partido del Trabajo en la Cámara baja, que al inicio de semana
metió en un conflicto de procedimiento a la elección de la mesa directiva
cameral y repitió el escenario vivido hace un año, cuando Mario Delgado
Carrillo, coordinador de la diputación federal de Morena, se oponía, junto con
sus aliados del PT, PVEM y PES a que la panista Laura Rojas rindiera protesta
como presidente cameral.
Contrastante de suyo la
forma de hacer política entre senadores y diputados de Morena. Y hay elementos
para enfatizar en la abismal diferencia del trabajo político de Ricardo Monreal
Ávila, coordinador de los senadores de Morena y presidente de la Junta de
Coordinación Política senatorial, y el de Delgado Carrillo que, desde los
mismos cargos en Cámara de Diputados, suele titubear con la delicadeza de un
elefante sobre un hormiguero.
Y Delgado, como cabeza que debiera ser de la mayoría legislativa, de esa alianza que se asume cabeza de playa en el Congreso de la Unión para allanar y apisonar el camino de la Cuarta Transformación, dejó abierta la tarea de Fernández Noroña para operar oportunista y asumir que el PT estaba llamado a presidir la mesa directiva cameral.
Pero, recuerde usted que en política no hay coincidencias ni casualidades, de suerte que, en el papel de fanático fundamentalista, Gerardo Fernández Noroña se asumió llamado a ocupar ese cargo se dijo con capacidades suficientes para ser Presidente de la República y relevar en 20204 al licenciado Andrés Manuel López Obrador. En serio.
No, no hay comparación de lo ocurrido --entre viernes y lunes último-- en la Cámara de Diputados y el Senado de la República, en el proceso de sucesión, en el relevo de Laura Angélica Rojas Hernández y Mónica Fernández Balboa. Por supuesto, no todos los 500 diputados ni los 128 senadores tiene responsabilidad alguna de que personajes ambiciosos de poder desprestigien al Poder Legislativo y lo asuman escenario de sus debilidades y sueños de opio.
Por supuesto, en cada
fracción o grupo parlamentario hay disensos; imposible un pensamiento
homogéneo. Pero siempre el diálogo es el factor que permite al grupo
presentarse sólido y dispuesto al acuerdo con los contrincantes, con la
oposición.
Así, en el Senado fue
elegido el chiapaneco Óscar Eduardo Ramírez Aguilar, por la necesaria mayoría
calificada que dejó atrás al considerado grupo del Bronx senatorial que ni
siquiera se presentó a la plenaria de Morena, del domingo último, en sociedad
con Martí Batres Guadarrama quien descalificó a un proceso en el que estuvieron
de acuerdo los coordinadores del llamado bloque de contención, integrado por
PRI, PAN, PRD y Movimiento Ciudadano.
¿Y en la Cámara de
Diputados? Quien debiera meter orden y llamar a la unidad en torno del proyecto
presidencial de la 4T, Mario Delgado, dio pauta para que Gerardo Fernández
Noroña insistiera en asumir la presidencia cameral, pese a que incluso el
coordinador de la bancada petista, Reginaldo Sandoval, planteó otra opción.
Proceso desaseado, falto
de civilidad política, pautado en la pérdida de respeto por sí mismo. ¿Qué es y
qué ha sido el peté? Hoy tiene mucho de similitud con el Partido Auténtico de
la Revolución Mexicana, creado por el priismo en el poder para contar con una
oposición a modo, ésa que de pronto pareció llamada a disputarle el poder al
PRI en el siglo pasado.
El PT como el PARM que
simulaba contender y oponerse al PRI, pero que llegó a ser utilizado por
Cuauhtémoc Cárdenas e incluso Porfirio Muñoz Ledo en calidad de plataforma que
los nominó a la Presidencia de la República. ¡Papelazo! ¿Y qué fue del PARM y
del PPS y del PFCRN y el PSUM y otros tantos satélites que simularon oposición
en la segunda mitad del siglo pasado y otros en estos primeros 20 años del
nuevo milenio? El olvido, el escarnio y todos los etcéteras que guste usted.
Y mire usted. Igual que
hace un año cuando Mario Delgado se asumió eje de la decisiones en la Cámara de
Diputados, al grado de llevar a Laura Rojas a una sesión preparatoria en la que
Morena y aliados le negaron la mayoría calificada, es decir, la dos terceras
partes del pleno cameral, para instalarla en lista de espera y llegar al tiempo
límite legal, 5 de septiembre, en el que le dieron el beneficio de la duda.
Hoy, Gerardo Fernández
Noroña quien, reitero, aspira a ser Presidente de la República, provocó que la
priista Dulce María Sauri Riancho quedara en el mismo sitio de lista de espera.
¿Se dignará la mayoría de Morena a sumar 73 votos para lograr la mayoría
calificada y, el próximo, sábado sea elegida legalmente la nueva mesa
directiva?
Cuestión de protagonismos,
de jugar al político, al parlamentario cuando en realidad el papel salpicado de
ambiciones personales que juegan como mayoría aliada, es el de un club de
iluminados y fundamentalistas que se creen salvadores de México.
¿Quién le cree a Fernández
Noroña cuando imagina escenarios como el de que López Obrador sea asesinado por
el PRI? Sí, como lee usted; en la conferencia de prensa que lindó entre un acto
de contrición y amenazas abiertas o premoniciones producto del fundamentalismo,
Fernández Noroña dijo que el PRI quiere conducir la Mesa Directiva para
quedarse con la Presidencia de la República, en caso de que nos metan en una
crisis política del tamaño del asesinato de Luis Donaldo Colosio y José
Francisco Ruiz Massieu en 1994. Lea usted:
“A mis compañeros de Morena les digo -no les
quería dar el argumento porque es muy fuerte y se puede tergiversar- lean las
atribuciones de la presidencia de la Cámara. No me hacen caso (…). Les voy a
dar una sola. La seguridad del compañero Presidente siempre está en vilo, se
juega la vida todos los días y eso está a los ojos de todos. Es valiente y dijo
“no quiero nada, que el pueblo me cuide”. ¿Y si le pasara algo?, el PRI, lo
digo duro, claro, asesinó a su candidato a la presidencia en 1994, a Luis
Donaldo Colosio, a su líder en la cámara de Diputados , Ruiz Massieu, el mismo
año, son una pandilla de asesinos.
“¿Qué pasaría si nos meten
en una crisis política de ese tamaño? ¿Quién asume la Presidencia
temporalmente? El PRI y no digan “tú estás de ambicioso con eso”. Yo quiero ser
Presidente seis años, yo quiero ser candidato en 2024.
“Nosotros no estamos jugando una ambición vulgar, estamos defendiendo al movimiento, a la 4T, lo hemos demostrado en cada uno de nuestros actos, no tenemos ninguna complicada en lo moral”.
Sí, ese es el iluminado y fundamentalista Gerardo Fernández Noroña. Sus declaraciones lo evidencian en ese papel, lamentable papel de personajes que exudan rencores y ambiciones de venganzas personales, resentidos miembros de esa oposición que hoy está en el poder. ¿Está apuntalada la 4T? Conste.
Permítame un comentario al calce.
Concluí esta entrega y me
entero de la partida de mi querido amigo Julio León Sardaneta, mi compañero en
la fuente presidencial cuando don Pepe López Portillo nos hacía bromas y
sabíamos en qué sitio estábamos parados. Julius, el ocho de agosto te felicité
por tu cumple, no me respondiste y ahora lo entiendo. Anótame en la talis de
las preguntas en la conferencia de prensa con el creador. Hasta luego…
sanchezlimon@gmail.com
www.entresemana.mx
@msanchezlimon
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