A las 4 de la tarde en el semáforo de Plaza Caracol me tocó escuchar los balazos que más tarde sabría mataron a dos personas.
Tardaron varios minutos. Tal vez fueron segundos, en realidad. Pero al ver la desesperación con que la gente corría, se tiraba al piso o se trataba de proteger en las escaleras del puente peatonal mientras los automovilistas tratábamos de echarnos en reversa igualmente aterrorizados, me parecieron eternos.
Leo que el alcalde Evodio Velázquez promete que ahora sí, a siete meses de que deje la presidencia, la seguridad será su reto.
Nunca se dio cuenta que ese reto era el más importante que tenía desde el 1 de octubre de 2015, fecha en la que asumió como primera autoridad del municipio y desde la cual se dedicó a echar culpas, evadir responsabilidades, hacer campaña política y viajar.
Vale la pena preguntarse si la seguridad de nuestras familias, nuestros vecinos y amigos es algo que pueda dejarse para después, para el final, para cerrar con broche de oro un gobierno omiso e irresponsable, o debió ser una prioridad.
La declaración no es solo una de las tantas puntadas -por así decirlo- que ha dicho Evodio, si no una de las peores cosas que ha dicho en su periodo porque denota que en su lista de prioridades nunca estuvo el mayor problema de la ciudad: la violenta inseguridad.
¿La última y nos vamos? No lo creo. Le faltan siete meses. Qué lamentable.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.