Apenas
había arribado al poder el gobernador Héctor Astudillo Flores (septiembre del
2015) cuando en Tierra Colorada -municipio, Juan R. Escudero-, se suscitó un
brutal enfrentamiento a balazos entre dos grupos armados; el resultado fue:
Media docena de muertos, muchos heridos, “levantados” y desaparecidos. Quienes
se enfrentaron fueron dos grupos, quienes se dicen “polícías comuntarios”.
Después
ocurrieron otros ataques y enfrentamientos (Valle del Ocotito) entre grupos
antagónicos que crecieron de manera desmedida. Las siglas, membretes y nombres
de tales agrupaciones, es lo de menos. Se dan con todo, mientras la población
peligrosamente queda en medio. ¿Y el gobierno que ha hecho?... Sólo
contenerlos.
Al gobernador Astudillo Flores, le queda
claro: Tales grupos armados que se dicen “policías comunitarios”, no sólo son
grave riesgo para la población sino que el Estado Mexicano tiene que actuar
para contenerlos; que no se ataquen ni se maten, y menos que atenten contra la
población civil que nada tiene que ver.
Lo
ocurrido hace algunas horas en el poblado de Xaltianguis (municipio de
Acapulco), donde el Estado Mexicano tuvo que realizar exitoso operativo para
evitar derramamiento de sangre, colocó a
Guerrero en la espiral de la noticia nada grata. Afortunadamente el gobernador
Astudillo Flores, actuó oportunamente con respaldo de la federación, del
presidente Andrés Manuel López Obrador.
Dos
grupos armados que se disputan el territorio de Xaltianguis pusieron en jaque a
esa población: Los Dumbos y el grupo que se hace llamar: Unión de Pueblos y
Organizaciones del Estado de Guerrero (Upoeg), se enfrentaron con saldo nada
grato. El gobierno tuvo que intervenir con toda la fuerza del Estado Mexicano.
No había de otra. Se evitó más derramamiento de sangre.
El
resultado del operativo conjunto de los tres niveles de gobierno fue un éxito:
39 armas fueron decomisadas; se detuvieron a once personas; se incautaron 13
chalecos tácticos y dos blindados; se aseguraron 17 radios, 24 celulares, 15
vehículos, 381 cartuchos para armas, 123 bolsas con polvo (coca) y 29 bolsas de
mariguana, además de un dron. Resulta impresionante cómo se pertrechan esos
grupos fuera de la ley.
En
estos momentos pobladores de la comunidad de Xaltianguis no sólo aplauden la
decisión del gobernador Astudillo Flores, al haber logrado intervenir para
retirar por la fuerza a esos grupos armados que provocaban inestabilidad.
El
mandatario guerrerense lo hizo en uso de sus facultades; los grupos armados
deben entrar en razón de que más enfrentamientos no conviene a nadie, y menos
más derramamiento de sangre como ha ocurrido en el pasado reciente. Si se hace
un recuento sobre el número de muertos, desparecidos, heridos, viudas y
huérfanos, la cifra es muy triste y lamentable.
El
gobernador Astudillo Flores, ha entrado al quinto año de su mandato -sexenio-,
con lo cual el terreno en que camina son arenas movedizas, muy peligrosas; más
porque sus adversarios políticos -gratuitos- están al acecho de cualquier
falla. Quieren su codiciada silla.
Sin
embargo, el ejecutivo estatal ha estado a la altura de las circunstancias; en
máxima alerta ante el actuar no sólo de grupos armados que se dicen
“comunitarios” sino del crimen organizado y hasta desorganizado.
En
el quinto año de su mandato, el gobernador Astudillo Flores, ha mostrado mucha
clase política; su alto grado de intervención ante cualquier contingencia, ya
sea natural o humana, porque si algo grave ocurre, no sólo daña al régimen
estatal sino al nacional del presidente AMLO.
Tras
el exitoso operativo realizado en Xaltianguis, municipio de Acapulco, donde
también intervino la Fiscalía General del Estado (FGE), su titular Jorge Zuriel
de los Santos Barrila, ha sido injustamente criticado porque se presentó al
lugar de los hechos portando arma y chaleco blindado. El Fiscal, no acudió a
una misa, ni los grupos armados lo iban a recibir con regalos ni ramos de
flores. Tomó sus precauciones, porque el Diablo andaba suelto allá.
En
tal operativo también intervino el Secretario de Seguridad Pública de Guerrero,
David Portillo Menchaca; la alcaldesa de Acapulco, Adela Román Ocampo, quien
envió patrullas y policías.
Todos
coordinados por el gobernador Astudillo Flores, quien tiene que lidiar con esos
grupos armados que se salen de la legalidad; todo por el orden y la paz. Las
actividades, el comercio, la educación, ya se establecieron en Xaltianguis,
municipio de Acapulco… Punto.
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