ZOILA ELENA SOLÍS HERNÁNDEZ |
"Todo abuso de poder
es violencia".
La violencia es
"machista" porque pueden. Creen y piensan ser los amos del espacio
público y del privado también.
La violencia es
"infantil" cuando una autoridad consanguínea te levanta la mano.
La violencia es sexual
cuando invaden tu espacio personal e íntimo.
La violencia es psicológica
y emocional cuando te humillan, maltratan y menosprecian. Te minimizan y no te
valoran.
La violencia es
patrimonial, cuando te niegan tu derecho a tener.
La violencia es
institucional, cuando no se hace trabajo para estructurar desde el sistema que
dejes de padecer cualquier tipo de violencia en la sociedad.
Aquí un ejemplo de
violencia familiar.
Me entristece mucho que
cuando paso en horas de mi trabajo por casas habitaciones escuchar a niños y
niñas llorando, madres y padres enojados y con mucho coraje golpeando a sus
hijos. Dicen que la "chancla" la palmada, el manotazo, el insulto, los
chingadazos son mejores que para no hacer "delincuentes".
¡¡¡MENTIRA!!!
La violencia infantil deja
resentimientos, inseguridades y complejos de por vida, que solo sanan las
capacitaciones con otra forma de educar basada en el respeto, la dedicación, el
amor, no las basadas en el insulto, el regaño y el golpe. Estos son insultos a
la humanidad, tengas la edad que tengas y si es infante mucho más, que reciben agresiones
de sus propios padres y seres que según los quieren.
Ayer pasé por un hogar, y
escuché un llanto con lamento "no me pegues mamá”, " yo también te
quiero".
Me acerqué a la puerta y
dije si se les ofrecía clorofila (este es mi negocio), con la intención de que
los golpes cesaran y el llanto calmara la plegaria al escuchar que alguien más
se enteraba de la violencia que ocurría. Quise ayudar desde afuera, pues veía
como una figura masculina solo veía como golpeaban al infante.
Esta figura masculina cuando
me escuchó se acercó y me dijo: "No, no queremos clorofilas y tampoco
estamos contentos y más cuando el niño menor se ha caído”. Miré que sobre una
silla a un menor angustiado, quizás de ver el castigo que recibía el hermano o
pariente, por su caída. Sufría tal vez igual o se hacía víctima de saber que
castigaban al culpable de su raspada.
Lo cierto es que las
lecciones a golpes marcan heridas y formas de comportamiento violentas desde la
infancia. Marcan diferencias entre hermanos. Celos y envidias.
¿Cuántos niños y niñas
formados así en sus hogares?
Es una lástima y no hay
defensa para ellos. Ni procuración de justicia y mucho menos educación inicial
con amor.
La violencia se engendra
en los hogares, con la forma errónea de educar con dominación, es decir te
pego, maltrato e insulto para corregirte.
Eso no es amor, es abuso.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.