martes, 17 de diciembre de 2019

MÉDULA Morena aprisa, presupuesto unánime Por Jesús Lépez Ochoa



El proceso de aprobación del presupuesto que ejercerá en 2020 el gobierno de Héctor Astudillo Flores fue totalmente diferente al de 2019, negociado en sus primeros meses de convivencia democrática con una mayoría parlamentaria de Movimiento de Regeneración Nacional.

En sendas reuniones con las fracciones y representaciones de partidos el secretario de Finanzas Tulio Samuel Pérez Calvo logró que antes de las 2 de la madrugada del sábado 15 de diciembre le aprobaran por unanimidad y sin discusión ejercer 61 mil 800 millones de pesos para el próximo año.

El del presente año hay que recordarlo fue aprobado hasta el 9 de enero y en una sede alterna en Acapulco, luego de una serie de controversias generadas por los legisladores de Morena que sobrepasaron el plazo establecido para el 31 de diciembre de 2018.

En el buen resultado de las negociaciones para el gobierno estatal seguro también tuvieron que ver la experiencia y el oficio político del coordinador de la bancada priísta y también ex secretario de Finanzas Héctor Apreza Patrón y a lo mejor hasta los llamados a la buena colaboración que ha realizado en varias ocasiones durante el año el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Pero también el hecho de que Morena se ha debilitado al interior del Congreso víctima de su canibalismo así como la ansiedad de continuar la danza de los 50 millones en su lucha por el bastón de mando de su bancada, son factores que ayudaron.

En principio la fracción de Morena no tiene ya la misma capacidad de oposición. En 2018 asumió con 22 diputados y en menos de un mes se sumaron Celeste Mora Eguiluz que había llegado a diputada por el PRD y Servando de Jesús Salgado Guzmán del PT, con lo que sumaron 24, o lo que es lo mismo mayoría absoluta, el 50 % más 1.

En esas condiciones se negoció el presupuesto de 2019. Pero a lo largo de este año el poder de manejar la aplanadora fue demasiado para los noveles diputados. Los consumió y expulsaron a Servando Salgado, un diputado de la Sierra de Guerrero, en un acto de intolerancia por haber marchado con los campesinos en contra de las irregularidades cometidas en el reparto del programa federal del fertilizante.

Además de haber perdido la mayoría absoluta llegaron a la negociación del presupuesto 2020 en medio de una confrontación interna por su propia coordinación, el control del Congreso, obviamente del millonario presupuesto de 524 millones de pesos anuales y en particular les preocupan 50 millones que acordaron descontarse de sus sueldos y le dijeron al pueblo que sería por “austeridad republicana” pero que en realidad ven como una especie de “caja de ahorro” personal. Un engaño pues.

El caso es que ya no solamente existen en la fracción los clanes de las familias Sandoval y Núñez, sino también los que apoyan al actual coordinador Antonio Helguera.

Al menos uno de los dos clanes familiares tenía prisa en salir de las comparecencias por la glosa del informe de gobierno y de la discusión del presupuesto para ir a lo que en verdad les interesa: la sustitución de su coordinador que no podía esperar hasta enero como éste quiere o como el diputado Moisés Reyes Sandoval dijo que no se puede. Su prioridad era otra.

Pero esto no es culpa ni de los diputados, ya que su división no es más que el reflejo de la falla estructural que presenta a nivel nacional y que como el sistema nervioso viene bajando desde el cerebro hasta la punta de los pies.

Lo vemos también en el estado donde hay incertidumbre sobre su dirigencia disputada en tribunales entre una delegada con funciones de presidenta que no le son reconocidas y un secretario general desconocido por algunos otros actores, sin que exista una figura con la legitimidad necesaria para mediar en conflictos como el del Congreso.

A quien asoma la cabeza le llueven denuncias ante tribunales o mínimo ante la Comisión de Honor y Justicia. De tal suerte que se comportan como oposición donde son gobierno y como gobierno donde son oposición.

Lo positivo de esto es que la aprobación a tiempo del presupuesto permite al gobierno estatal no detener la marcha y que los programas y acciones que habrán de llevarse a cabo en 2020 inicien cuanto antes, ya sea por los buenos oficios o por las prisas de los actores involucrados en continuar con sus pleitos. Después de todo ¿Qué culpa tienen de éstos los guerrerenses?

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