domingo, 7 de diciembre de 2014

Violencia de rutina, Por Rogelio Faz/CARTAS DESDE CHICAGO.

En Estados Unidos los reclamos exigiendo justicia en las calles podrían estar justificados; en cambio, los actos de violencia no hacen sentido con la razón, derecho y equidad. Principios esenciales del propósito. No obstante, por el supuesto abuso de poder, racismo y la mala aplicación de la justicia; la sociedad sale a reclamar lo que considera violación a sus derechos fundamentales. Sin embargo, quienes lo manifiestan de una manera extrema son los menos propensos a cumplir las leyes del orden común.
Por supuesto que nadie debe de perder la vida por no someterse a las órdenes de rutina de una autoridad uniformada, como son los casos de Ferguson, Missouri o Nueva York entre otras ciudades. Donde dos personas de raza negra fueron muertas por policías de raza blanca, de donde surgen acusaciones de racismo y tras absolver de culpa a los agentes involucrados. ¿Coincidencia o costumbre?
Por supuesto se entiende que las autoridades del orden tiene el deber de hacer cumplir precisamente eso: el orden. ¿Pero a costa de que y hasta dónde?
Quienes somos inmigrantes en EU tenemos bien claro que lo primero que se debe aprender en este país antes que hablar inglés, es seguir las órdenes de la autoridad, porque a los primeros desacatos se expone a recibir unos guamazos. Claro que eso no es para perder la vida pero se expone a que un agente inexperto o con demasiada experiencia tome acciones inmediatas. Y eso le sucede a los negros, blancos, prietitos, amarillos, grandotes, chiquillos, gordos, flacos, adolecentes o viejos.
¿Por qué se da más con la comunidad negra de acuerdo a los manifestantes? Bueno, habrá quien justifique las razones por su pasado esclavista que los hace exponer más su rebeldía a las leyes “blancas”. Pero también habrá que preguntarse, como sucede en Chicago, capital del crimen, que en comunidades de raza negra es donde se da el mayor número de asesinatos. Tales son los casos en los barrios de Fuller Park, Washington Heights y Englewood. Donde incluso han muerto policías y nadie se ha indignado a tal extremo.
La “inocencia blanca” no está como para creerla del todo. Sin embargo, cuando los extremos se juntan hay una reacción. Y esa reacción va acompañada de malas decisiones tanto del ciudadano imprudente, no importa su color, como de la autoridad, que se quiera o no, tiene como experiencia la calle y reacciona de acuerdo dependiendo a las estadísticas del “profile”.
Quienes vivimos en ciudades donde hay una gran concentración de diferentes razas con barrios claramente demarcados, podemos constatar que los eventos hablan por sí solos, y no es racismo. Que pueda haber una reacción impulsiva de ambas partes no necesariamente tiene que ser un factor racial. Ni mucho menos una consigna oficial.
Claro que hay que exigir que los agentes del orden no se excedan excusados en su propósito, porque entonces eso sería una señal de que estaríamos en una situación en la que la mayoría de la sociedad habrá caído en la desadaptación social y que para someterla se tenga que hacer uso de la fuerza excesiva como último recurso, hasta por no someterse a las órdenes más simples de rutina.

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