MOISES SÁNCHEZ LIMÓN |
/Ciudad de México (entresemana.mx).- El retorno del calderonismo para
disputar candidaturas --en la idea de volver por sus fueros y controlar a la
bancada panista en la LXIII Legislatura federal de la Cámara de Diputados--
fracasó estrepitosamente al inicio de esta semana. Y todo indica que cualquier
otro intento será fallido.
Pero no fue ningún
distinguido calderonista quien sufriera el fracaso. No, fue Margarita Zavala
Gómez del Campo, la ex primera dama del país, quien transitó por la ruta del
olvido, el desencanto y la orfandad derivada de la pérdida del poder y de las
hermandades y compadrazgos arrumbados por los calderonistas que se han
desdibujado ante la corriente maderista que se impone --¡faltaba más!—en la
dirigencia nacional del Partido Acción Nacional.
Y es que, de 58 votos que
podrían respaldar a Margarita en la aspiración de ser diputada federal por la
vía plurinominal e incluso disputar la coordinación legislativa a Gustavo
Madero, sólo 12 le dieron el apoyo. Lo peor, es que ni siquiera su esposo, el ex
presidente Felipe Calderón votó por ella, porque no asistió a la reunión de la
Comisión Permanente del Consejo Nacional panista.
Así, la noche del lunes
último, durante la reunión de la Comisión Permanente, fue la noche en la que
Felipe Calderón Hinojosa debió decir adiós, en ausencia, del sueño por volver a
controlar al Partido Acción Nacional.
¿Por qué Felipe no asistió
a la reunión? Tal vez, como se observó en esa reunión, previó que no tendría el
apoyo de sus amigos, aquellos que le deben favores y que, en los días de rosas
y champaña brindaban por él y con él mientras operaban el desgobierno del país.
Pensó, acaso, que por las
cartas credenciales que tiene doña Margarita, contaría con el respaldo absoluto
y prácticamente por antonomasia sería incluida en la parte primaria de la lista
de candidatos a diputados plurinominales, es decir, con la garantía de llegar a
la Cámara baja sin despeinarse ni llenar de polvo sus zapatos porque no haría
campaña.
Pero fue una vía mal
calculada porque ni Juan Molinar Horcasitas ni Ulises Ramírez o Guillermo
Anaya, ¡su compadre!, votaron por doña Margarita. ¿Dónde andaban, pues, los
calderonistas la noche de la sesión de la Permanente del Consejo Nacional
panista?
Cada cual de aquellos
compadres, amigotes que fueron beneficiados por Felipe Calderón, sin duda anda
en busca de la sobrevivencia. Lo peor: conocido el fracaso de la ex primera
dama, que implica sustancialmente el de Felipe, sólo el senador José María
Martínez cuestionó abiertamente el procedimiento que la dejó fuera de la lista
de candidatos pluris. Los otros dijeron que así es esto de las designaciones.
Por ejemplo, la senadora
Gabriela Cuevas dijo que la decisión de no incluir a Margarita fue mediante un
proceso democrático. Vaya, hasta su cuñada, la senadora Luisa María de
Guadalupe Cocoa Calderón Hinojosa, prefirió ir al Palacio Legislativo de San
Lázaro a pelearse con el comisionado Alfredo Castillo, antes que defenderla o
abogar por su causa.
Pero, ¿por qué será que
Cocoa negó que haya pedido licencia para separarse del escaño y, además,
rechazó haber sido nominada como candidata de unidad del PAN al gobierno de
Michoacán, pese a que ello ocurrió la semana pasada? Se desdibuja el
calderonismo.
Bueno, una vez que falló
en el intento, Margarita Zavala Gómez del Campo dijo que se dedicará a la
reconstrucción del PAN, porque no desiste de la idea de ser la presidenta
nacional del partido.
Acusa que la forma en la
que la Comisión Permanente del PAN aprobó las candidaturas plurinominales
“evidencia que los intereses de grupo están por encimas del partido y de la
ciudadanía y que se prefiere excluir que integrar” y que la mayoría de los
integrantes de dicha Comisión, son afines a Gustavo Madero. Adiós Calderón
adiós.
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