Rogelio Martínez Faz/ Por estos mismos días pero en 2012, entre los propósitos de año nuevo para los paisanos estaban los deseos de una reforma inmigratoria, que después de tantos rezos y súplicas dentro y fuera del Capitolio, empezamos a escuchar los tics-tacs finales del reloj del 2013 sin que el “resolution” llegara a hacerse realidad.
Inicia el 2014 con las preguntas obligadas: ¿Qué no se hizo bien? ¿Quiénes son los responsables? Para empezar, los deseos de hace un año rebasaron a la realidad, en parte por la ilusión que despertaron activistas, políticos, clérigos y sindicalistas. Todos querían llevarse parte de los méritos que daban por hecho.
Por supuesto habría que darles el crédito porque trabajaron mucho para que la reforma se lograra, pero los propósitos venían con pobre sustento político, con amenazas por parte de los voceros del “gigante dormido” como nos llaman a los inmigrantes de la “obscuridad”. Que despertaría para hacer justicia social y divina, con lo que todos los opositores a la reforma pagarían sus culpas del año que se va.
Pero la retórica de los líderes eran más poses “martinlutherkingistas” que políticamente realistas, se debatían entre frases bíblicas y desgastados discursos de derechos civiles, incluso hubo quienes meneaban la cabeza durante sus “speeches” públicos como lo hiciera Martin Luther King, Jr. como queriendo dejar su imagen para la posteridad reservado a los grandes líderes sociales.
O sea, hicieron bien su trabajo de levantar el ánimo y las esperanzas pero hasta ahí. Su trabajo político en la comunidad parecía más pastoral que político, y contra los políticos opositores fueron enfrentamiento en lugar de consensos. El presidente Barack Obama los azuzó, les dijo vayan con los de enfrente. Resultado: nos dieron con la puerta en las narices cuando creíamos tener un pie adentro.
Habrá que replantearse la estrategia, todos han aportado algo positivo, pero si a estos logros los hacen mediáticos en la comunidad para acreditarse, no significa que vaya a tener efecto en aquellos a los que hay que convencer realmente. Estamos casi en las mismas, con la ventaja que la reforma va a caer por su propio peso, aunque satisfaciendo a muy pocos.
Los políticos quieren sus puestos y las elecciones se los dan con votos, no obstante, las amenazas con votos en contra no tienen el mismo efecto que dar votos promesas. Si se culpa a los Republicanos en particular a los del partido del té, pues hay que prometerles nuestros votos ¡total! Pero antes hay que registrar el mayor número de votantes (como lo viene promoviendo el sindicato SEIU) pero que hagan con su voto lo que quieran. Por cierto, andamos todavía muy por debajo en participación electoral.
Como quiera, la reforma aprobada por el Senado tiene más del “Tea Party” que del Demócrata. Sin embargo, estos últimos se querían llevar el mérito que en sí es muy escatimado, pero así la aprobaban con tal de ganar la imagen de causas nobles, y votos. Apoyada a ciegas y a tientas por algunos líderes sociales y políticos con tal de no irse en balde. Incluidos aquellos que la minan exigiendo una ciudadanía casi automática. Aspecto que está ligado al sentimiento y compromiso real con el país, además está la línea de espera de los que ya sometieron su aplicación.
Pero el tiempo no se detiene, y para muchos con méritos para permanecer en el país el tic-tac está llegando a su fin. Cuando el rey de las causas populares podría darnos un tiempo extra. ¡Mi rey Hussein, para las deportaciones injustas! Sabemos que no eres rey pero cuando quieres actúas como tal. A pesar de todo, recibe nuestros mejores deseos de año nuevo y disfruta de tus vacaciones en Hawai en compañía de tu familia, los paisanos cooperamos para que no les falte nada.
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