Mientras Andrés Manuel López Obrador consolida
su proyecto presidencial rumbo al 2018, sus simpatizantes en Guerrero andan de
la greña.
Pablo
Amílcar Sandoval Ballesteros, dirigente estatal de Movimiento
Regeneración Nacional (Morena), ha sido señalado de privilegiar a sus cercanos
y hacer política de escritorio.
El también ex candidato a
la gubernatura abusa de la confianza que le fue conferida por López Obrador al promoverse
como aspirante al Senado de la República.
Soñar
no cuesta nada y es válido que tenga aspiraciones políticas,
pero olvida que Morena no gobierna ningún municipio en la entidad y su
estructura es frágil.
Pablo
Amílcar es un junior de la política. Presume tener un buen
currículum académico. Y qué bueno que lo tenga, pero no toma en cuenta que eso no es indispensable para ganar
elecciones.
Una elección se gana con
votos. Y para obtener votos se requiere tener estructura, buenos candidatos y
recursos para movilizarse.
Desde luego que con una
buena estrategia de campaña se puede ganar una elección. Lamentablemente los militantes de Morena en Guerrero sólo están unidos
en torno al proyecto presidencial de AMLO, pero no en los demás cargos de
elección popular que se disputarán en 2018.
Es evidente que hay cuatro bloques morenistas en la entidad
suriana: el grupo de César Núñez
Ramos, ex dirigente estatal y enlace de Morena en Guerrero; los disidentes que
encabeza el ex rector de la Universidad Autónoma de Guerrero y actual
secretario general de Morena, Marcial
Rodríguez Saldaña; los ex perredistas que encabezan el ex alcalde de
Acapulco, Félix Salgado Macedonio y
compañía, y la familia Sandoval
Ballesteros.
Los
cuatro bloques van a pelear con uñas y dientes las 2 candidaturas al Senado de
la República, los 9 distritos electorales federales, los 28 distritos locales y
las 81 Presidencias Municipales.
No descartemos que la
Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación (CETEG) pelee también
candidaturas. Hace unos días manifestaron que respaldarán al eterno candidato.
Claro, ya lo hicieron en 2006 y 2012. Y el apoyo no es gratuito.
Insisto, el problema no es
que estén a favor de la candidatura de AMLO, sino que se están haciendo bolas por las candidaturas en disputa. Muy pocos
son los que apoyan la causa pejista de corazón, ya que la mayoría lo hace por interés de un cargo.
Para empezar, Pablo
Amílcar Sandoval quiere ser senador. Está obsesionado con esa idea. Por eso
bloquea a Marcial Rodríguez y a César Núñez, pues los ve como serios
competidores.
Es muy probable que la
diputada local María de Jesús Cisneros
Martínez sí sea postulada como candidata al Senado; ella forma parte del
grupo de César Núñez y ha sido una férrea crítica al PRI, al PRD y al PAN en el
Congreso local.
Durante la reunión
“Promoviendo la unidad para preparar el camino y organizados enfrentar las
siguientes etapas de lucha”, que se realizó el jueves en un pequeño salón del
Centro de Negocios Costera 125, en Acapulco, fue palpable la división que prevalece al interior de Morena.
Pablo
Amílcar fue descortés con Marcial Rodríguez y César Núñez,
ya que no los invitó al presídium. Fueron algunos militantes los que le
exigieron –a base de gritos– al dirigente estatal para que invitara al diputado
federal Roberto Guzmán Jacobo, a Núñez Ramos y a Rodríguez Saldaña a ocupar un
espacio en el presídium. Pablo Amílcar accedió en llamar solamente a los dos
primeros. A Marcial lo ignoró por completo.
“Yo no vengo mandado por
nadie, soy consejero estatal que le quede claro. Lo que vengo es a reclamarle
al señor (Pablo Amílcar) que haga Consejo porque lleva más de un año que no
hace Consejo Estatal, el estatuto es muy claro, que cada tres meses debe haber
Consejo”, reclamó el consejero Ignacio
Pérez Parra.
Es
lamentable que el nieto de Pablo Sandoval Cruz sea factor de discordia en su
partido y solamente sea dirigente de escritorio. Recordemos que un partido
dividido no gana elecciones.
López Obrador requiere
urgentemente un dirigente que sume y opere en los 81 municipios, y no un junior
de la política. Claro, si es que realmente quiere ganar en la entidad suriana.
ENTRE
OTRAS COSAS… Los que nuevamente tendrán que lidiar con
el Caso Apango, son los integrantes
de la LXI Legislatura local.
Resulta que la ciudadana Edita Ivón Nava Sánchez presentó una
solicitud de revocación de mandato en contra de la alcaldesa Felícitas Muñiz Gómez, a quien señala
de incurrir en actos de corrupción, desvío de recursos y nepotismo.
En la sesión realizada el
pasado miércoles se dio lectura a la solicitud presentada por Nava Sánchez.
Ojalá Ricardo Mejía Berdeja, coordinador de la fracción Parlamentaria de
Movimiento Ciudadano, ya no se aferre en defender las irregularidades cometidas
por su compañera de partido y sea congruente con su discurso anticorrupción.
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E-mail: efrain_flores_iglesias@hotmail.com; Facebook: Efraín Flores Iglesias;
Twitter: @efiglesias
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