viernes, 18 de agosto de 2017

EPÍSTOLAS SURIANAS (Carta a Don Héctor) De Julio Ayala Carlos


EL EJEMPLO MÁS CLARO LO ES EL exalcalde de Acapulco, Alberto López Rosas. Tras el anuncio de su inhabilitación para ocupar cargos públicos por parte de la Auditoría General del Estado, por un periodo de seis años, logró que las autoridades competentes lo exoneraran de las acusaciones. Es decir, el dictamen en su contra no era definitivo, o lo que es lo mismo, su inhabilitación, no era, ni fue una verdad absoluta.

Guardadas las proporciones, y el tiempo, es lo mismo con el anuncio de inhabilitación del exdelegado de la Sedatu, Héctor Vicario Castrejón, también por supuestas irregularidades en el servicio público. Y como ayer lo fue López Rosas, hoy Vicario Castrejón sufre una andanada de críticas y de señalamientos, más propios de la ignorancia y del ajuste de cuentas, que del apego a la realidad.

Y es que el dictamen de inhabilitación de la Secretaría de la Función Pública (SFP) en contra de Héctor Vicario no es definitivo. Es decir, no es inapelable o inatacable. O lo que es lo mismo, no es infalible. Es decir, de acuerdo al sistema de justicia del país, el “sentenciado” puede inconformarse con el veredicto y en consecuencia apelar al mismo ante las instancias competentes con el fin de dejar sin efecto la sentencia.

Eso fue lo que hizo, en su momento, Alberto López Rosas, quien demostró su inocencia de lo que le achacaba en su momento el Auditor General del Estado, Arturo Latabán, y según declaraciones, ese mismo camino es el que va a seguir Héctor Vicario Castrejón para limpiar su nombre, de hechos que, dice, no cometió pero que le imputa la SFP, para lo cual adelanta que presentará al menos 21 pruebas en descargo.

Es indudable que Héctor Vicario no es monedita de oro y que tiene, como prácticamente todos, quienes lo aprecian y quiénes no, quienes lo ven bien y a quienes les cae de la patada. Y tiene, como todo hombre público, amigos y adversarios políticos, y más ahora que se está en puerta un proceso electoral, de tal forma que aún y cuando el dictamen de inhabilitación no es infalible, está siendo objeto de una serie de descalificaciones con el fin de acabarlo políticamente.

Sin duda que Vicario Castrejón, como prácticamente todos los actores políticos no son blancas palomitas, y no solo los del PRI, sino también los del PRD, los del PAN, los de MC, los Verdes, y por supuesto, los de Morena, que aunque navegan con bandera de honestos, son igual o hasta peor de corruptos que otros. Y allí están los ejemplos, de unos y otros, y por supuesto, ahí están las excepciones.

Sin embargo, habría que esperar la resolución final, y en consecuencia, la definitiva, sobre la inhabilitación del diputado priísta a quien hoy queman con leña verde, más por el afán de cobrarle facturas que por tener certeza en si es culpable o no de lo que se le acusa. Vicario, como todo “sentenciado”, tiene dos oportunidades para demostrar su inocencia, es decir, hasta que la sentencia sea inapelable. Mientras tanto, sigue siendo inocente.

Y EN OTRO ASUNTO, EL PNA (Partido Nueva Alianza), es decir, el partido del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), que en Guerrero dirige el secretario general de la Sección 14. En consecuencia, será muy difícil que por sí solos ganen cargos de elección popular por la vía uninominal, es decir, por el voto directo. Claro, hasta ahora, en el estado nunca lo han hecho.

Comentarios: julio651220@hotmail.com


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