MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN |
Sin embargo, la forma en
que se construyen las candidaturas entraña algo más que los sueños de un
ciudadano. Los grupos de poder, sabemos, arman sucesiones desde el mismo día en
que el personaje elegido rinde protesta en el cargo. Y Coahuila no es la excepción,
donde el clan Moreira no se irá del poder por obra y gracia del desprestigio.
Entre los aspirantes a
suceder a Rubén Moreira hay pesos completos que han hecho carrera en la
política estatal pero igual se han curtido en las grandes ligas nacionales. Y
ese es un factor fundamental, aunque no necesariamente el requisito
indispensable para buscar la nominación.
En octubre próximo se
abrirá el año electoral y entre los aspirantes a la candidatura del PRI al
gobierno de Coahuila –Estado de México y Nayarit son los otros dos estados en
los que habrá relevo de gobernador—se apuntan Miguel Ángel Riquelme Solís,
Alejandro Gutiérrez Gutiérrez y los diputados federales Jericó Abramo Masso y
Javier Guerrero García.
No había, incluso en una
encuesta levantada por Consulta Mitofsky hace un par de meses, salvo algunas
menciones tangenciales, el nombre de una coahuilense con reales posibilidades
de contender por la nominación priista.
Jericó rehúye hablar de
sucesión, pero Javier Guerrero se apuntó desde hace rato. “No, no, de eso no
quiero hablar”, me respondió Jericó cuando, hace unas semanas le pregunté si en
su futuro estaba la candidatura. En contraste, a Javier Guerrero, a la pregunta
de si se anota en pos de la nominación respondió: “¡Claro!”
Pero, en los primeros
minutos del sábado último, en el coahuilense Club de Tobi irrumpió la senadora
Hilda Esthela Flores Escalera, mediante una entrevista que le hizo Ana María
Lomelí, en el espacio denominado Al Filo que se transmite entre la media noche
del viernes y el inicio de la madrugada del sábado en el Canal 13 de TV Azteca.
Un horario de nivel estelar.
Vale reiterar la máxima de
que en política no hay casualidades, porque casualmente se armó una entrevista
con la senadora, que ya ha sido diputada local en dos ocasiones y federal en la
LXI Legislatura, amén de lideresa del PRI en Saltillo, con un tema que no es
nuevo pero, además, abordado de manera tangencial porque, como pateando un bote
de pronto Ana María Lomelí dio pie para que Flores Escalera hablara de política-política.
Fue en exceso de
desconocimiento, de entrevistada y entrevistadora, del fondo del tema de la
entrevista –desperdicio de alimentos—pero de vasta amplitud en cuestión de
política nacional y, por supuesto, de la estatal.
Lomelí dio pauta con
aquello de las mujeres en el poder y la senadora apisonó la respuesta en el
hecho de que solo hay una gobernadora, Claudia Pavlovich en Sonora, de quien
dijo le da orgullo sea una mujer priista en ese encargo. Pero sólo una
gobernadora.
“Es el tiempo de las
mujeres. Es un orgullo que Claudia Pavlovich sea gobernadora, pero es
fundamental que haya mucha más participación de las mujeres en todos los
ámbitos”, refirió y, en una especie de destape en pos de la nominación
tricolor, con esas entrelíneas comunes a los políticos, habló de ella.
“La política es para mí
una vocación; he venido avanzando con altas y bajas; nada ha sido fácil”, dijo
en la entrevista y luego Lomelí le puso el punto ad hoc:
--¿Alguna anécdota en la
que hayas determinado que la política no era lo tuyo?
--Desde adolescente la
política es mi pasión y vocación. Más de la mitad de mi vida ha sido servir a
mi país y a mi estado. He venido avanzando con altas y bajas. Nada ha sido fácil.
Lo que me pasó no fue en un ambiente favorable a mí alrededor; dije a alguien:
cómo hay gente que pone piedras y obstáculos. Me dijo: “¡así es esto! Con mucho
orgullo, estoy aquí”.
Seguramente se refería a
aquellos días cuando fue lideresa del PRI en Saltillo y el entonces secretario
de Gobierno de la administración de Enrique Martínez, Raúl Sifuentes, quiso
imponerse a las aspiraciones de Humberto Moreira.
Y, bueno, la tarjeta
curricular de Flores Escalera la ubica integrante de ese grupo que la impulsó
al trabajo legislativo desde el año 2000 cuando fue diputada federal suplente,
hasta llegar a las ligas mayores en el Senado, desde donde ha abierto sus
cartas.
La estrella de los Moreira
ha ido en franco declive a partir de los escándalos de Humberto, el profesor
bailador que ya probó el sabor de la prisión, en Madrid. La ruptura con su
hermano Rubén, quien se negó a cargar el lastre de la mala reputación, tema que
incluso hoy le cierra las aspiraciones a Álvaro Moreira Valdés.
Por ello, el ascenso de la
senadora Hilda Esthela Flores Escalera, significaría un tanque de oxígeno para
aquella familia que buscó e hizo de Coahuila un coto de poder que, sin embargo,
despilfarraron en poco tiempo.
Lo cierto es que el
impulso brindado a la senadora, que toma como pivote esta mala entrevista que
tuvo, empero, la virtud de instalarla en el espacio de los aspirantes a la
nominación del PRI al gobierno coahuilense, no tiene como remitentes a los
hermanos Moreira, mucho menos a su cercano entorno.
Hay, sí, colaboración de
ciertos priistas dados a ser oficiosos, desde el Legislativo en especial, que
en esta ocasión han servido a un interés de altísimo nivel para placear y
posicionar a la senadora como una fuerte candidata a la nominación del PRI.
Una recomendación a los
operadores de las grandes ligas: No expongan a la senadora al ridículo.
¿Quieren apisonar la ruta a la nominación para convertirla en gobernadora? Hay
otra estrategia y esperen la embestida panista y de los malquerientes. Digo.
LUNES. ¿Mudanza en Los
Pinos? ¿Alguien hace el cochinito con las giras presidenciales? Luego le
platico. Conste.
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