El diagnóstico de las
actitudes machistas tropieza de entrada con dificultades nada despreciables que
complican la lucha contra ellas. La fundamental es que el machismo adopta
muchas formas conceptualmente hablando: puede ser un tipo de personalidad más o
menos normalizada, un catálogo de conductas determinadas, una ideología social,
una concepción biológico-supremacista del mundo, una desviación patológica de
la personalidad, una forma arrogante y despreciativa de hablar, una vulgar excusa
para conseguir determinados fines egoístas e incluso una lamentable expresión
del miedo al diferente, a un diferente cuyos códigos no dominamos porque no nos
hemos molestado en captarlos y analizarlos. Seguramente el machismo se puede
describir de unas cuantas maneras, pero una en la que deberíamos coincidir es
la negación de la igualdad de derechos y obligaciones, y consecuentemente, del
derecho a la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.
El retrato del machista es
fácil de hacer en términos de caricatura o en su versión más cruda, la de aquel
que hace ostentación de su compacta ideología hostil hacia las mujeres, de su
desprecio hacia el otro sexo. Quien más quien menos conoce a uno de estos
ejemplares zoológicos, y no aportaría mucho caracterizarlos ahora. No es mi
objetivo hacer una académica disección de estos cavernícolas frente a los que
casi todos tenemos sistemas de alerta. Soy consciente de que suena cínico, e
incluso cruel, pero, exclusión hecha de los aspirantes a asesinos y
maltratadores, aquellos son los que menos me preocupan. Son dinosaurios que
acabarán extinguiéndose si no evolucionan, aunque cualquier tiempo que tarden
en extinguirse es demasiado largo.
Esto me ha llevado a
elaborar un catálogo de 57 conductas ante las cuales creo que debemos de
encender el piloto rojo y actuar en consecuencia. Sería más lúcido articular
teorías antropológicas, sociológicas, psicológicas, históricas y todo lo que
queramos añadir, pero me parece más práctico bajar al terreno y enumerar
conductas que demuestran un enfoque machista, más o menos burdo o refinado.
Antes de enumerarlas, me
gustaría precisar que estoy convencido de dos cosas. La primera, que, aunque la
mayoría son conductas masculinas, no es descartable que algunas sean
compartidas por las mujeres. La segunda, que habrá lectores que considerarán
que incurro en una exageración enfermiza o una atosigante ultracorrección
política. Mi reacción frente a esta anticipada objeción es simple: me mantengo
en mis trece. Estoy convencido de que todo lo que digo que es machista en este
catálogo es realmente machista.
1. Es machista tolerar en silencio los
abusos machistas de un hombre o simplemente reírle las gracias.
2. Es machista rechazar la existencia de
cuotas de género y tolerar o avalar su causa, las desigualdades de género.
3. Es machista sentirse incómodo con tu jefe
porque es jefa.
4. Es machista considerar que, hasta que no
se demuestre lo contrario, cualquier mujer designada para un cargo lo es por
cuota.
5. Es machista no sentir una indignación
bíblica ante la diferencia de sueldos entre hombres y mujeres, por ser hombres
y mujeres, y ningún otro motivo.
6. Es un grado infame de machismo no
promocionar a una empleada porque está embarazada o tiene hijos pequeños.
7. Es machista ser director y crear comités
con predominio absoluto de los hombres. Si hablamos de consejos de
administración o comités ejecutivos, lo de predominio nos lo podemos ir
ahorrando: son comités unisexuales.
8. Es machista estar incómodo cuando se
trabaja mano a mano con personas de otro sexo.
9. Es machista criticar a una mujer
profesional si llama a casa para gestionar asuntos familiares o comprobar que
todo está en orden, sobre todo si tu casa está bajo control gracias a tu mujer.
10. Es machista aceptar sin más la idea de que
los hombres están dispuestos a trabajar más que las mujeres: la unidad de
medida no puede ser el hombre ni la mujer, es la pareja. Si un hombre puede
prolongar la jornada es porque su mujer le cubre las espaldas en casa. Casi
nunca al revés.
11. Es machista imponer un horario incompatible
con la vida familiar.
12. Es machista convocar reuniones importantes de
trabajo a partir de las 18.00, porque así se pone en un brete a las mujeres. No
así a los hombres, generalmente cubiertos en el hogar por sus mujeres.
13. Es machista considerar que el tiempo profesional
de tu mujer vale menos que el tuyo cuando surgen imprevistos familiares.
14. Es machista sentirse incómodo por el hecho de
que tu mujer cobre más que tú.
15. Es machista creer que las mujeres conducen
peor que los hombres. (Que se lo pregunten a las compañías de seguros).
16. Es machista no ir a la compra.
17. Es machista ir a la compra solo para buscar
delicatessen que tu mujer nunca se permite por no descontrolar el gasto. Tú,
jamón ibérico; ella, arroz y fideos.
18. Es machista no llevar dinero encima porque ya
se ocupa tu mujer.
19. Es machista sobrecargar sistemáticamente el
bolso de tu mujer con tus cosas para poder ir más cómodo. Aunque vaya precedido
de “¿Te importa llevarme…?”.
20. Es machista aceptar alguna tarea doméstica
menor, pero nunca poner la lavadora, ni tender, ni pasar la aspiradora, como si
fuera más complicado que poner un satélite en la órbita de Marte.
21. Es machista creer que las camisas salen
planchadas de la lavadora.
22. Es igual de machista aceptar que la mujer es
la única que cocina, con la excepción de la gloriosa paella o la barbacoa
dominicales.
23. Es machista creer que el desayuno se pone
solo en la mesa (y que, además, solo es una tacita y un platito).
24. Es intolerablemente machista no aprender a
hacerse un café porque para eso ya está tu mujer. Aunque se lo pidas por favor.
25. Es machista creer que los platos se meten
solos en el lavavajillas. Y creer que salen solos del mismo.
26. Es machista creer que los calcetines usados
se recogen a sí mismos en la cesta de la ropa.
27. Es machista creer que las bolsas de la basura
se desmaterializan por las noches.
28. Es machista renunciar a la señora de la
limpieza porque sale cara, y no ponerse a barrer y fregar, dejando que se
encargue tu mujer.
29. Es machista rehuir opinar o tomar decisiones
sobre la decoración de la casa, como si solo fueran cosas de mujeres.
30. Es machista pedir a tu mujer que te acompañe
a comprar ropa y no esforzarte en acompañarla las pocas veces que ella te lo
pide a ti.
31. Es machista olvidar decirle a tu mujer “no te
pintes, cariño, que solo vamos a dar un caminata por el parque”.
32. Es machista criticar el desaliño indumentario
en las mujeres si consideras normal el de los hombres.
33. Es machista no ponerse en el lugar de la
mujer y entender que, cuando habla de cualquier tema, no necesariamente quiere
que le resuelvas la vida. A veces solo pretende que la escuches. A los hombres
nos cuesta hacernos a la idea, pero mejor aprenderlo pronto.
34. Es machista no interesarse y mostrar
comprensión por las alteraciones psicológicas causadas por la menstruación.
35. Es machista minusvalorar los encuentros de tu
mujer con sus amigas de siempre y considerar sagrados los tuyos con tus amigos
(aunque sean ajenos al fútbol).
36. Es machista asumir sin acordarlo que, de los
dos coches de la familia, el grande es para ti, y el pequeño, para tu mujer.
37. Es machista decirle a tus hijos: “Eso, lo que
diga tu madre”. Como si a ti te hubiera puesto el ayuntamiento para criarlos y
educarlos.
38. Es machista considerar que determinadas
tareas del cuidado y la educación de los niños son responsabilidad de las
mujeres por mandato divino: por ejemplo, el biberón, el bocadillo del colegio,
la merienda en casa, el pediatra, la visita a los profesores de los niños…
39. Es machista considerar que el supuesto mejor
rendimiento de niños y niñas por separado justifica la separación de sexos en
la escuela. ¿Es razonable crear dos guetos sexistas por una hipotética mejora
que hasta el momento no he visto más allá de algunos titulares que remiten a
mitológicos estudios? ¿Y ese hipotético medio punto de mejora compensará las
alteraciones infligidas en la visión del mundo de esos chicos y chicas que, desde
entonces, se verán mutuamente como extraterrestres?
40. Es machista dejar sin reproche cualquier
conducta machista de tu hijo (o hija).
41. Es machista educar a tu hija (y a tu hijo) en
la resignación ante el machismo.
42. Es machista pedirle a tu hija que haga las
tareas que no te atreves a pedirle a tu mujer para no quedar como un machista.
43. Es machista consentir que la hija haga más
tareas del hogar que el hijo.
44. Es machista permitir que, a similar edad, el
hijo vuelva a casa por la noche más tarde que la hija (la diferencia de
vulnerabilidad callejera nocturna, debida a causas asimismo machistas, se
afronta por otros procedimientos).
45. Es machista tener más inquietud por la vida
sexual de tu hija que por la de tu hijo.
46. Es machista pagar siempre en los restaurantes
y en los bares porque está feo que pague una mujer.
47. Es machista distribuirse en grupos de hombres
por un lado y mujeres por otro en las cenas de amigos.
48. Es machista incurrir en la relativamente
frecuente conducta de avasallar a tu mujer en las discusiones durante las cenas
de amigos. Es la típica reacción masculina, “¡Qué sabrás tú de esto!”, que raramente
se tiene con un hombre.
49. Es machista considerar que una mujer no puede
catar el vino en el restaurante (aunque entienda de vinos más que tú).
50. Es machista conceder menos mérito a las
hazañas deportivas de las mujeres que a las de los hombres por el hecho de que
sus marcas sean inferiores.
51. Es machista sentirse incómodo en un taxi
conducido por una mujer.
52. Es machista despreciar con aires de
suficiencia a las mujeres musulmanas que utilizan pañuelos o velos.
53. Es machista echar un piropo a una mujer,
salvo que sea tu amiga o haya una situación de confianza que impida los
equívocos. Queda muy lejos la actitud tremendista típica en Estados Unidos ante
estos temas.
54. Es machista no entender de una vez que las
mujeres suelen preferir el sexo lento y con prolegómenos a entrar en materia
sin preámbulos y si te he visto no me acuerdo.
55. Es machista decirle a tu mujer que se ha
vestido de forma demasiado atrevida cuando te encantaría que la de enfrente
fuera exactamente así.
56. Es machista mirar tan descarada e
insistentemente a un mujer que la haga sentir incómoda o temerosa
(especialmente en un ascensor o en una habitación sin nadie alrededor).
57. Es machista creer que una mujer simpática y
sonriente te está pidiendo sexo.
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