Ni la muerte del popular Juan Gabriel logra desviar la atención de la nueva escaramuza mediática de Evodio Velázquez Aguirre, esta vez, necio en pasarse al Poder Legislativo por el arco del triunfo, con tal de no tener que informar a los diputados la realidad de las opacas finanzas de su gobierno.
Al inicio de su
administración, se puso los guantes con Luis Walton, al que inventó adeudos por
2 mil 500 millones que no los tiene ni Tijuana (el municipio más endeudado del
país, según el IMCO), y que acabó por reconocer -y plasmar- en su primera Ley
de Ingresos, que sumaban mil 300 millones en los que incluyó mañosamente juicios en proceso como si ya hubieran
generado obligaciones de pago, y el adelanto de participaciones que a él le dio
el actual gobierno estatal.
Luego escaló el problema
cuando a toda costa quiso tener como secretario de Seguridad a una persona no
certificada y que además presentó un título profesional apócrifo, lo que le
valió una exhibida a nivel nacional nada menos que por parte del secretario de
Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, en persona.
Después Evodio se subió al
ring, con el gobernador del estado, Héctor Astudillo, la Marina, el Ejército y
la Policía Federal, que le hacen la chamba en Acapulco mientras acude a sus
compromisos partidistas en la Ciudad de México, al descalificar la coordinación
en materia de seguridad, gracias a la cual le han contenido el problema.
Actualmente tronó no sólo
con el PRI, sino con la mayor parte las fracciones parlamentarias y en su
propio Cabildo, al emberrincharse en tramitar un préstamo basado en la muy
particular interpretación de la Ley de Disciplina Financiera de su equipo de asesores
–el principal de ellos, por cierto, es la génesis de la deuda histórica de
Acapulco-, y retar públicamente al Congreso del Estado al decir que no necesita
de su autorización.
Por si fuera poco, abrió frentes nuevamente contra el gobernador
y Luis Walton, además de Manuel Añorve y los alcaldes de Chilpancingo e Iguala,
Marco Antonio Leyva Mena y Esteban Albarrán.
Todo esto para sostener
una mentira: que le asiste, dice, la razón legal y política, aunque pide
“despolitizar” el asunto.
El show de Evodio comenzó
al presentar de última hora al Cabildo una propuesta de endeudamiento por 158
millones de pesos, para gasto corriente (pago de nómina, aguinaldos y adeudos
al ISSPEG e Infonavit) que debió provisionar en su Ley de Ingresos.
Esto con el argumento de
que había una línea de crédito abierta del Banco Interacciones –que ya lo
desmintió- ya autorizada por el Congreso a la anterior administración a la que
–ahora sí- reconocía que había hecho bien en reestructurar la deuda “porque
pagamos menos intereses”, pero no tomó en cuenta el pequeño y lógico detalle de
que si el anterior gobierno “reestructuró”… ¡el crédito autorizado ya fue
usado! Debe recurrir, le guste o no, al Congreso.
Opaco como ha sido su
gobierno, Evodio trata de evitar a toda costa tener que informar al Congreso la
realidad de sus finanzas municipales y por eso, prefiere los jaloneos y la
victimización mediática a algo tan sencillo que han hecho todos los alcaldes anteriores
a él: solicitar la autorización como lo establece la Constitución.
Si no ocultara nada, lo haría. Es lo único que
le han pedido. Dijera el Divo de Juárez, ¿para qué tanto problema?
jalepezochoa@gmail.com
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