Ese puente que fue vinculo de paso de los habitantes de esa comunidad hacia la cabecera municipal de Atoyac de Álvarez, quien recuerda a esos hombres y mujeres que ofrecieron su esfuerzo, energía y dinero. La autoridad municipal atoyaquense grosera, insípida, incolora y lépera no ha tenido a bien en reconocer ese esfuerzo.
Hoy solo se dedican a la venta de grava y tierra del lecho del río. ¿Lo sabrá Conagua? Ahí están metidas las manos de un ex alcalde de San Jerónimo, hoy flamante diputado local.
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