EL EJEMPLO MÁS CLARO LO ES
EL exalcalde de Acapulco, Alberto López Rosas. Tras el anuncio de su
inhabilitación para ocupar cargos públicos por parte de la Auditoría General
del Estado, por un periodo de seis años, logró que las autoridades competentes
lo exoneraran de las acusaciones. Es decir, el dictamen en su contra no era
definitivo, o lo que es lo mismo, su inhabilitación, no era, ni fue una verdad
absoluta.
Guardadas las
proporciones, y el tiempo, es lo mismo con el anuncio de inhabilitación del
exdelegado de la Sedatu, Héctor Vicario Castrejón, también por supuestas
irregularidades en el servicio público. Y como ayer lo fue López Rosas, hoy
Vicario Castrejón sufre una andanada de críticas y de señalamientos, más
propios de la ignorancia y del ajuste de cuentas, que del apego a la realidad.
Y es que el dictamen de
inhabilitación de la Secretaría de la Función Pública (SFP) en contra de Héctor
Vicario no es definitivo. Es decir, no es inapelable o inatacable. O lo que es
lo mismo, no es infalible. Es decir, de acuerdo al sistema de justicia del
país, el “sentenciado” puede inconformarse con el veredicto y en consecuencia
apelar al mismo ante las instancias competentes con el fin de dejar sin efecto
la sentencia.
Eso fue lo que hizo, en su
momento, Alberto López Rosas, quien demostró su inocencia de lo que le achacaba
en su momento el Auditor General del Estado, Arturo Latabán, y según
declaraciones, ese mismo camino es el que va a seguir Héctor Vicario Castrejón
para limpiar su nombre, de hechos que, dice, no cometió pero que le imputa la
SFP, para lo cual adelanta que presentará al menos 21 pruebas en descargo.
Es indudable que Héctor
Vicario no es monedita de oro y que tiene, como prácticamente todos, quienes lo
aprecian y quiénes no, quienes lo ven bien y a quienes les cae de la patada. Y
tiene, como todo hombre público, amigos y adversarios políticos, y más ahora
que se está en puerta un proceso electoral, de tal forma que aún y cuando el
dictamen de inhabilitación no es infalible, está siendo objeto de una serie de
descalificaciones con el fin de acabarlo políticamente.
Sin duda que Vicario
Castrejón, como prácticamente todos los actores políticos no son blancas
palomitas, y no solo los del PRI, sino también los del PRD, los del PAN, los de
MC, los Verdes, y por supuesto, los de Morena, que aunque navegan con bandera
de honestos, son igual o hasta peor de corruptos que otros. Y allí están los
ejemplos, de unos y otros, y por supuesto, ahí están las excepciones.
Sin embargo, habría que
esperar la resolución final, y en consecuencia, la definitiva, sobre la
inhabilitación del diputado priísta a quien hoy queman con leña verde, más por
el afán de cobrarle facturas que por tener certeza en si es culpable o no de lo
que se le acusa. Vicario, como todo “sentenciado”, tiene dos oportunidades para
demostrar su inocencia, es decir, hasta que la sentencia sea inapelable.
Mientras tanto, sigue siendo inocente.
Y EN OTRO ASUNTO, EL PNA
(Partido Nueva Alianza), es decir, el partido del Sindicato Nacional de Trabajadores
de la Educación (SNTE), que en Guerrero dirige el secretario general de la
Sección 14. En consecuencia, será muy difícil que por sí solos ganen cargos de
elección popular por la vía uninominal, es decir, por el voto directo. Claro,
hasta ahora, en el estado nunca lo han hecho.
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julio651220@hotmail.com
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