En los últimos días nos
hemos informado en los medios de comunicación del enfriamiento de la relación
entre el gobierno del estado y la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, lo cual es
lamentable, ya que no contribuye a la armonía social ni a la pacificación del
estado de Guerrero.
Ambas partes necesitan
sentarse para dirimir sus diferencias y llegar a un gran acuerdo.
Se entiende que las
declaraciones del obispo Salvador Rangel
Mendoza incomodan a más de uno, pero hay que entender que la misión del susodicho es pastoral.
Si se reúne con delincuentes
en la Sierra, es válido. Está en todo su derecho. Él mismo lo ha hecho público.
Por lo tanto, no tiene nada que esconder.
La relación entre el
gobierno estatal y el obispo Salvador Rangel Mendoza se enfrió más el pasado
lunes 5, luego de que los sacerdotes Germaín Muñiz e Iván Añorve fueran
asesinados por un grupo armado en la carretera Taxco-Iguala después de haber
acudido a una fiesta religiosa en la localidad de Julianta, perteneciente al
municipio de Taxco de Alarcón.
Hay varias hipótesis
respecto al ataque armado. Y una de esas hipótesis incomodó al obispo Rangel.
El padre Germaín Muñiz,
responsable de la parroquia de Mezcala, municipio de Eduardo Neri, fue
evidenciado en redes sociales portando un arma larga y rodeado de hombres encapuchados
y vestidos con ropa tipo militar, también armados.
Uno de los responsables de
que la relación con la Diócesis Chilpancingo-Chilapa se haya enfriado, es el
secretario general de Gobierno, Florencio
Salazar Adame, quien ha privilegiado más la confrontación y no el diálogo.
Florencio Salazar pretende
imponer su visión y le molesta que el obispo Rangel realice declaraciones
polémicas a los medios, sobre todo, si señala que algunas autoridades están coludidas
con el crimen organizado y que la estrategia anticrimen es inadecuada.
El prelado católico ha
propuesto un gran diálogo para lograr la
paz.
Y en efecto, Guerrero
requiere urgentemente lograr la paz, la tan anhelada paz. No es posible que el
estado siga siendo uno de los más violentos del país.
Chilpancingo y Chilapa, son
un claro ejemplo. No hay día en que no se informe de hechos de sangre. Además,
las dos ciudades están dentro de la jurisdicción del obispo Rangel.
Ojalá muy pronto haya un
encuentro entre el gobernador Héctor
Astudillo Flores y el obispo Salvador Rangel. Y que sea por el bien de
Guerrero.
ENTRE
OTRAS COSAS… El pasado domingo finalizaron las
precampañas de los aspirantes a la Presidencia de la República. Todo indica que
la pelea será entre Andrés Manuel López
Obrador, de la coalición “Juntos Haremos Historia” (Morena-PT-PES), y Ricardo Anaya Cortés, de la coalición
“Por México al Frente” (PAN-PRD-MC). Así
lo indican las últimas encuestas realizadas.
El que no prendió fue el
abanderado del PRI, José Antonio Meade
Kuribreña. Y se entiende. En los spots y encuentros con la militancia
priista demostró ser falso. Y peor aún, el dirigencia nacional del tricolor, Enrique Ochoa Reza, fue tundido en las
redes sociales por un comentario racista que hizo en un evento en el estado de Tabasco.
Comentarios:
E-mail: efrain_flores_iglesias@hotmail.com;
Facebook: Efraín Flores Iglesias;
Twitter: @efiglesias
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