Y es que si el
fertilizante no lo entrega a tiempo el gobierno federal, difícilmente los
campesinos van a poder adquirirlo por su cuenta en los negocios que se dedican
a venderlo, principalmente porque es excesivamente caro, lo que los llevaría a
sembrar sus parcelas sin el abono, con la consecuencia final de que sus tierras
no producirían nada.
La razón, además de
sencilla es más que triste y preocupante. Desde hace ya muchos años, las
tierras cultivables del estado, incluidas las más ricas en nutrientes, no
producen gran cosa si no se les aplica fertilizante a las plantas, de ahí la
importancia que tiene el insumo, y del que dependen la gran mayoría de los
campesinos para hacer producir su tierra aunque sea para autoconsumo, como
sucede en la Sierra y en la región de la Montaña.
Por eso preocupa el que el
gobierno federal en general, y el superdelegado en lo particular, Pablo Amílcal
Sandoval, parece no importarles la importancia de entregar a tiempo el
fertilizante como se ha hecho en años anteriores, y en el que participaba
directamente el Gobierno del estado y los ayuntamientos a través de los
presidentes municipales. Y es que, hay que decirlo, ni siquiera se encuentra en
las bodegas o centros de acopio establecidos.
Ya lo decíamos. Para estas
fechas del año pasado, el fertilizante ya estaba entregado a los campesinos del
estado, y lo que es más, en su propia comunidad, y aún mejor, de manera
gratuita. Con todo y el biofertilizante. Lo anterior, como muestra de la
importancia que tiene el programa, y lo fundamental que es en el cultivo de las
tierras. Pero aún más: porque las autoridades estatales y municipales saben que
al caer las lluvias los caminos se descomponen y en consecuencia es difícil
llevarlo hasta los pueblos.
Eso parece que no lo
entienden, o no les importa a las autoridades federales que si bien en el
discurso están primero los pobres, incluidos los campesinos, en los hechos es
otra cosa y se demuestra con la tardanza en la entrega del fertilizante, muchas
veces el único apoyo que reciben del gobierno, y que les resulta de suma
importancia para sembrar y cosechar maíz y frijol, no para vender, sino para
poder subsistir.
Esa es, en sí, la
preocupación. ¿Y es que, qué van hacer los campesinos, por ejemplo, de la
Montaña, sin el fertilizante? ¿Qué van a comer, si no cosechan maíz,
precisamente por la falta de fertilizante? ¿Qué van hacer, también, los
campesinos de la Sierra, si no les entregan el fertilizante a tiempo? ¿Cómo es
que les piden que ya no siembren marihuana y amapola, si no les entregan el
fertilizante a tiempo para sembrar maíz?
Por supuesto, el caso de
los habitantes de la Montaña, como los de la Sierra, sólo son dos ejemplos,
pero aplica también para los campesinos de la Costa Grande y la Costa Chica,
para los de la región de Acapulco, para los de la zona Norte, y por supuesto
que para los de la Tierra Caliente, en donde si bien se cosecha en grandes
cantidades el maíz, también es cierto que como ocurre con la mayoría de los
hombres del campo, la gran mayoría es una producción de autoconsumo, es decir,
para el sustento diario.
Pero, si no hay fertilizante,
o éste llega a destiempo, es decir, cuando ya no le sirve a la milpa, y en
consecuencia, ésta no produce nada, ¿qué van a comer los campesinos y sus
familias? ¿De qué van a servir los “precios de garantía” que propone el
Presidente de la República, si no hay maíz?
Hay que decirlo.
Ciertamente el gobierno del estado, o más concretamente, el gobernador Héctor
Astudillo Flores, bien podría desentenderse del programa de fertilizante y
esperar a que el gobierno federal resolviera el problema, aunque quién sabe
cuándo lo pudiera hacer. Sin embargo, es el más interesado porque se resuelva
el problema. Los motivos son más que suficientes.
Dijo el diputado Olaguer
Hernández, quien representa a los pueblos de la Sierra, en la sesión del martes
pasado. “A los campesinos de la Sierra les piden que ya no siembren amapola,
además de que su precio ha caído, pero de qué van a vivir si no les cumplen con
la entrega de fertilizante para sembrar maíz? Habrá hambruna en la Sierra, si
no se corrige el problema”.
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