martes, 22 de julio de 2014

Entresemana Moreno Valle y el tiro por la culata Moisés Sánchez Limón



Rafael Moreno Valle Rosas puede presumir de su buena suerte política y del absoluto control de las instituciones públicas del estado de Puebla. Por su praxis no es gobernador, es un cacique educado en el extranjero, producto de las alianzas de fuerzas que se imaginaban antagónicas. Pero el poder es el poder.
Cabalgar en lomos de la impunidad y presumir cercanía con el presidente Enrique Peña Nieto, sumado a la complicidad de la oposición ultra de derecha e izquierda, le confiere una especial catadura de amo y señor de aquellos lares que hasta antes del 1 de febrero de 2011 fue espacio de hegemonía priista.
Hace poco, tangencialmente, pregunté al diputado federal priista Javier López Zavala:
--¿Quién va a detener a Moreno Valle?
--¡Yo!--respondió sin dudarlo.
López Zavala fue candidato del PRI al gobierno del estado de Puebla, pero perdió ante Moreno Valle Rosas en la contienda de 2010. Hoy está decidido a volver por esa ruta, por la gubernatura. En política nunca es muy temprano ni muy tarde.
--¿Volverás a buscar la gubernatura?-- inquirí.
--¡Volveré, volveré!—asumió sonriente.
¿Por qué perdió López Zavala en los comicios del 4 de julio de 2010?
Su cercanía con el desgastado e impopular gobernador saliente, Mario Marín, y un exceso de confianza, pero sobre todo enfrentarse a una sui generis alianza integrada por cuatro partidos: el PAN, con raigambre conservadora de ultraderecha identificada con el clero poblano, el PRD de bisoña presencia en la entidad igual que Convergencia (hoy Movimiento Ciudadano) y el Partido Nueva Alianza, éste como clave en la coalición por el apoyo financiero y bendición de la entonces poderosa maestra Elba Esther Gordillo Morales, fueron sin duda factores básicos que abonaron a su derrota.
No es descabellada la previsión de López Zavala, pese a que su enemigo político se ha vuelto más poderoso de lo que era y, en pos de una ambición personal, se ha vuelto peligroso, tanto que ha hecho alianzas con personajes con pasados recientes de suyo cuestionables, como es el caso de su secretario de Seguridad Pública, Facundo Rosas, socio y colaborador de Genaro García Luna en los días del calderonismo que los encumbró y luego dejó a su suerte, aunque sin problemas salariales.
Y es que, desde los tiempos en que era un priista distinguido, Moreno Valle Rosas se fijó como un objetivo de vida llegar a la Presidencia de la República. Hoy es una obsesión. Su estrella, hasta el 1 de febrero de 2011, cuando rindió protesta como gobernador del estado de Puebla, brillaba merced al apoyo político que tuvo de los enemigos jurados del PRI, el amadrinamiento de la maestra Gordillo, sobre todo, junto con quien abandonó las filas del tricolor.
Pero  en ese andar, en el ejercicio del poder, Rafael Moreno Valle Rosas lejos de convertirse en un gobernador querido por los poblanos, se ha dedicado a comprar conciencias y sumar voluntades mediante la presión y la persecución, la fabricación de delitos y el control de los Poderes Legislativo y Judicial.
Sus candidatos ganan elecciones merced a los atropellos legislativos, porque los legisladores del Congreso poblano, en su mayoría están sometidos a sus voluntades. No ha habido una sola iniciativa enviada por él que haya sido rechazada. Así fue como el lunes 19 de mayo último, por 32 votos a favor y cinco en contra, se aprobó la llamada “Ley Bala”, que es la Ley para Proteger los Derechos Humanos y que regula el Uso Legítimo de la Fuerza por Parte de los Elementos de las Instituciones Policiales del Estado.
Así de larga es la denominación de dicha Ley como profundo y grave es el fondo de lo que avala, es decir, el uso de armas de fuego para disolver manifestaciones que se tornaran violentas. Y está a punto de ser derogada por los mismos que, sin chistar porque obedecen órdenes de Moreno Valle, la aprobaron hace dos meses.
Es públicamente sabido que en acatamiento de lo previsto por dicha ley, el pasado 9 de este mes policías estatales, usaron balas de goma en un enfrentamiento con habitantes de San Bernardino Chalchihuapan. Pero esas balas también matan, como lo hicieron con el niño José Luis Alberto Tehuatlie.
Facundo Rosas niega que Sus cuicos hayan usado balas de goma. “Se siguieron los protocolos de seguridad correspondiente”, aduce. ¡Ajá! ¿Entonces con qué carajos fueron heridos José Luis y por lo menos otras dos personas?
Una tragedia ha mostrado a todo el mundo el control que tiene Moreno Valle y el tamaño de las consecuencias de su arbitraria forma de gobernar. ¿Quiere ser Presidente de México? En tres años, otros asuntos pueden despertar a Rafa gobernador de ese sueño de opio. López Zavala tiene los tiempos medidos. Puede ser, puede ser. Digo.
MIÉRCOLES. ¡Ah! Jesús Zambrano exige “se investigue a fondo conforme a Derecho y se castigue a los implicados”. ¿Incluido el góber Moreno Valle? Conste.
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