El
experto en inteligencia artificial David Levy, cree que estas relaciones serán
posibles gracias a la tendencia a construir robots cada vez más humanizados.
Ellos, dice, lograrán satisfacer nuestras necesidades sexuales y afectivas.
Serán el remedio de solitarios, feos, violadores, pederastas e inconformistas
del sexo. A priori parece fácil rebatirle, pero Levy aporta estudios y cifras.
Levy, promotor desde hace años de este tipo de relaciones futurísticas, nos
muestra el porqué de sus afirmaciones en una entrevista que no tiene
desperdicios. ¿Cree usted que estas relaciones serán posibles?. Juzgue usted
mismo.
P.-
Usted dice que en unos años tendremos sexo con robots y nos casaremos con
ellos. ¿En qué se basa?
R.-
No es una opinión superficial sino el producto de años de investigación y del
cotejo de fuentes muy variadas. Se lo explicaré brevemente. La inteligencia
artificial progresa cada vez más rápido. Mucho más rápido que hace 20 años. Y
progresará todavía más rápido en el futuro. En apenas 30 o 40 años los
ordenadores serán mucho más poderosos y los científicos podrán crear robots muy
similares a las personas. Programas con emociones artificiales que se asemejen
a las de los seres humanos. No hay nada que nosotros podamos hacer que un robot
no pueda hacer dentro de 30 años.
P.-
Explíquese.
R.-
Hoy ni siquiera los ordenadores más poderosos son tan poderosos como el cerebro
humano. Según diversos expertos, en unos 12 años los científicos podrán crear
un ordenador con el mismo poder que el cerebro humano. Y tardarán unos 10 años
más en crear uno cuya capacidad sea 10.000 veces mayor. Esa es la esencia de mi
tesis. A partir de 2040, todo lo que hace de alguien una persona atractiva se
podrá reproducir artificialmente, y esto abre la puerta a un futuro incierto.
P.-
¿Un futuro que conduce inexorablemente al sexo con robots?
R.-
Yo no diría inexorablemente, pero no tengo duda de que habrá robots que se
parezcan más y más a los seres humanos. Fíjese usted en esta mujer [abre un
libro de robótica y aparece una hermosa presentadora]. Lo que usted ve es un
robot japonés. Es una réplica exacta de una periodista de la televisión nipona.
Sus creadores reconocen que la perfección de la réplica es relativa y cifran en
10 segundos el tiempo que una persona tarda en darse cuenta de que no es una
persona sino un robot. Pues bien, los mismos expertos dicen que dentro de unos
años ese tiempo de reacción habrá crecido hasta los 10 minutos. Y poco a poco,
cada vez más hasta que las diferencias sean imperceptibles.
El experto en inteligencia artificial David Levy |
El
experto en inteligencia artificial David Levy, autor del libro 'Love and Sex
with Robots' (Sexo y amor con robots).
P.-
Vayamos por partes. Una cosa es que se pueda crear un robot idéntico a un ser
humano y otra que ese robot tenga unas emociones, una ideología y una visión
del mundo.
R.-
Ocurrirá. Cuando uno habla de estos asuntos, mucha gente esgrime que los robots
no pueden tener emociones. Yo estoy seguro de que las podrán tener. O al menos
se comportarán como si las tuvieran. Los robots llorarán, se enfadarán, se
pondrán contentos, se emocionarán… según estén o no programados para ello. No
serán libres para tener esas emociones pero los efectos serán los mismos.
Apenas crucen esa línea, la gente dejará de verlos como robots y la cuestión
entonces será como tratarlos.
P.-
Está bien. Entiendo su razonamiento, pero usted no se frena aquí. Asegura que
llegará un día en que los robots formen parte de nuestra vida sexual e incluso
de nuestra vida en pareja y de nuestra familia. ¿De verdad cree que los seres
humanos preferirán un robot a un cónyuge humano?
R.-
Veamos, lo primero que hay que apuntar es que las actitudes de la gente sobre
el amor y el sexo han cambiado mucho en los últimos años. Dentro de unas
décadas, los robots podrán ser más inteligentes, más hermosos, más nobles que
los seres humanos. ¿De verdad cree usted que no acabaremos enamorándonos de
ellos? No tengo duda de que acabará habiendo matrimonios con robots. Y me
permito apuntar que se legalizarán primero en el Estado de Massachusetts.
P.-
¿En Massachusetts? ¿Por qué?
R.-
Es lógico. Son un Estado avanzado en lo moral y en lo tecnológico.
P.-
¿Está diciendo que llegará un día en que los robots sientan emociones reales?
R.-
No exactamente. Los robots no tendrán emociones pero actuarán como si las
tuvieran. Lo realmente importante no son las emociones en sí sino sus
consecuencias. No la causa del llanto sino el llanto en sí. Si un robot se
comporta como si le amara, será tan convincente que a usted no le importará.
P.-
¿En serio se cree lo que está diciendo?
R.-
Por supuesto. No pasará de un día para otro, pero la gente se acostumbrará,
como se ha acostumbrado a otros avances tecnológicos. Los niños se han educado
con internet, rodeados de pantallas y cachivaches. Cuando tengan robots que se
comporten como personas, esa generación los acabará aceptando.
P.-
En el fondo sabrán que no son reales…
R.-
Habrá algo en la mente al principio que te dirá «es sólo un robot», pero estoy
seguro de que ese algo desaparecerá. Los veremos como personas de otro país.
Como inmigrantes. Habrá al principio un cierto rechazo pero no los percibiremos
como diferentes.
P.-
Pero esa diferencia persistirá. Y es una diferencia cualitativa. Los robots
serán siempre entes distintos de las personas.
R.-
No estoy tan seguro. Un pequeño porcentaje de la gente quizá piense como dice
usted, pero la mayoría los aceptará como semejantes. Quizá los únicos insumisos
sean paradójicamente los que más saben de tecnología. Esos quizá sean los
últimos resabiados y digan: «Yo sé cómo funciona».
P.-
¿Y cómo será un robot en 30 años?
R.-
Pues como un ser humano. Terriblemente convincente en cada aspecto, en cada
detalle.
P.-
Eso quiere decir que un robot podrá ser perfecto en cada detalle. Más listo,
más bello o más tierno que un ser humano.
R.-
Desde luego.
P.-
Esto puede crear algunos problemas…
R.-
Sí. Y problemas muy serios. Para un hombre, por ejemplo, será terrible saber
que su esposa ha disfrutado de un sexo fantástico con un robot. Sentirá una
cierta ansiedad por no estar a la altura.
P.-
Por otra parte, si el futuro es como usted lo define, será una esperanza para
muchas personas que hoy por hoy no pueden encontrar pareja.
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