MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN |
¿A
quién se le ocurrió maquillar a la maestra Delfina Gómez Álvarez? No, señoras y
señores, déjenla con ese aire muy suyo, como ocurre con Josefina Vázquez Mota y
el peinado de la época yeyé. La maestra tiene el porte de eso, de maestra
frente al grupo de escolapios que abreva en las lecciones de civismo e
historia, ciencias naturales o aritmética de esos tiempos en los que el maestro
era admirado, respetado y, sobre todo, escuchado.
Me
recuerda a mi maestra de sexto año, la respetada profesora Adina Quintana
Bárcenas que formó con sapiencia a un grupo de mocetones que hoy irán en la
enésima elección.
Dejen
a la maestra Gómez Álvarez en ese su papel, muy suyo, de la paciente y
orientadora académica que dicta la pauta a estudiantes y ciudadanos en edad de
votar, con sus razones por las que quiere gobernar al Estado de México, en esa
pauta proselitista que implica la máxima que asume: prometer no empobrece.
No,
no la maquillen, no pretendan imitar a los espectaculares en los que Alfredo
del Mazo Maza y Juan Zepeda Hernández aparecen con la sonrisa congelada y la
mirada inquisidora hacia el automovilista o el sencillo transeúnte que
prácticamente se obliga a leer el slogan de campaña. ¡Más maquillaje, maistro!
Dejen
a la maestra que haga campaña como si concursara por la plaza de directora del
plantel superior –valga la analogía con la gubernatura—porque así es ella, como
en las sesiones de la Cámara de Diputados con el discurso corregido a vuela
pluma antes de subir a tribuna.
Porque,
estará usted de acuerdo conmigo, antes de buscar un cargo de elección popular,
él o la candidata eran seres humanos con sus carencias y suficiencias
elementales y sólo después de escuchar la palabra divina que los nomina
candidatos o candidatos, se vuelven casi dioses, inteligentes, guapos y
hermosas, llenos de sapiencia y doctos en todo el conocimiento humano.
Y
sí, ahí los tiene usted en los mítines con el abrazo a las abuelitas y los
niños de ojos de sorpresa, redondos y de sonrisa vacilante porque no saben qué
diablos pretende ese señor o señora que los carga y hace cariños de suyo
fingidos. La maestra sabe de estos menesteres, no por nada ha estado al frente
del grupo cuyos integrantes hoy habrán de presumir que su maestra está en la
tele y en fotos grandotas en las calles.
No,
no maquillen a la maestra Delfina. Déjenla con sus afeites de siempre, si son o
no de marca, caros o del tianguis de Texcoco, le quedan bien con esas mascadas
de colores vivos y su peinado elemental, porque ella debe mantenerse en su
línea so riesgo de que sus malquerientes rieguen la especie de que así como se
maquilló puede caer en la tentación de maquillar su gobierno, si gana la
elección del próximo 4 de junio.
¿Le
harán caso a la candidata independiente Teresa Castell de Oro? Mal harían en
atender esas críticas con las que, en el segundo debate de los aspirantes del
gobierno del Estado de México, pareció hacerle la chamba a Alfredo del Mazo.
Cuestión
de campañas y Óscar González Yáñez tiene la lección aprendida, sabe que los
momios no le favorecen y acarrea un poco de agua a su molino y se suma,
¿espontáneo?, a la cargada contra la maestra, en una estrategia que tiene
nacencia en aquel TUCOM en dos versiones, la de Todos Unidos Contra Madrazo y
la de Todos Unidos Contra Manlio. Y sería
Todos Unidos Contra la Maestra (Delfina). ¡Sopas!
Y
es que, lo he planteado en la paráfrasis del filósofo de Juárez: ¡Pero qué
necesidad! Porque, corríjame si estoy errado, golpear, descalificar, criticar y
agredir peyorativamente al contrario, abona a su favor y el elector se
preguntará, en esos segundos previos a ingresar la boleta en la urna, si
realmente vale la pena votar por los o las de siempre.
¿Por
qué no otorgar el beneficio de la duda a quien se parece tanto al ciudadano que
sufre todos los días las vicisitudes en la estación del Metro Pantitlán y debe
estirar el gasto en el tianguis de Cuautitlán?
Esto,
señoras y señores, va más allá de la crítica Max Factor o Revlon, del equívoco
por un pegote y los nervios de una maestra que se metió a la política. Supera
ese no me ayudes compadre que implica la presencia de Andy López.
¿Todos
Unidos Contra la Maestra? Si consideran que es novata e inexperta para
gobernar, entonces por qué la tienen como la villana favorita y parte esencial
de sus discursos. Insisto: ¡Síganle! Péguenle a la maestra. Total, qué tanto es
tantito. ¿Sabe usted cuántas mujeres mexiquenses habrán sentido como propio el
golpe que le dieron Alfredo, Josefina, Teresa, Juan y Óscar a la maestra
Delfina? Se los dejo de tarea. Digo.
JUEVES.
En el estado de Nuevo León, específicamente en Monterrey, se preguntan en
corrillos políticos por qué el ex diputado federal priista Eduardo Bailey
Elizondo, ex dirigente del PRI en la entidad y ex director del ISSSTELEON,
acusado de desviar recursos por más de 380 millones de pesos continúe al frente
de la delegación de la SCT en Durango, cuando está sujeto a proceso; no ha sido
detenido porque está amparado. Ahora se sabe que constructores de Durango
interpusieron una denuncia en su contra, porque aseguran les pide moches para
asignar obras. Conste.
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