Lo que vimos este domingo
en el Estado de México, es algo que puede repetirse el próximo año: una elección reñida y/o peleadísima.
Nadie tiene segura la
Presidencia de la República. El PRI, el PAN, Morena y el PRD serán los
principales protagonistas.
Habrá quienes se pregunten
por qué incluyo al PRD. Muy sencillo. Dicho partido jugará un papel importante,
ya que sus votos pueden inclinar la balanza para que gane el PAN o Andrés
Manuel López Obrador.
Pero centrémonos de lo
ocurrido en el Estado de México.
Para
Andrés Manuel López Obrador, líder nacional de Morena y eterno candidato
presidencial, ganar la gubernatura del Estado de México significaba un gran
reto.
Enfocó todas sus baterías contra
la “mafia del poder” (PRI, PAN y PRD) y se convirtió en el verdadero candidato
y jefe de campaña. Utilizó los spots que le correspondían a su partido para
posicionar su imagen personal.
Los candidatos que postuló
con su dedito pasaron a segundo
término. Primero era él, luego él y al último él. No había más. Sus candidatos
tenían que someterse a sus dictados.
Despreció
en un inicio una alianza con el PRD, el PT y Movimiento Ciudadano, a quienes
catalogó como paleros del régimen. Creyó que podía ganarle
solo al grupo Atlacomulco. Y estuvo
a punto de lograrlo, pero su soberbia e incongruencia salieron a flote.
Su
candidata Delfina Gómez Álvarez no inspiró confianza y en los dos debates
realizados por el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) demostró que
no estaba preparada para gobernar a los mexiquenses. Titubeó
en todo momento.
El que realmente creció en
las encuestas, a pesar de que entró de último momento a la contienda, fue Juan Zepeda Hernández, quien evitó que
el PRD quedará como un partido testimonial. De hecho, superó en las encuestas y
en los resultados de la elección a la panista Josefina Vázquez Mota.
Zepeda
no aceptó declinar de último momento por la representante de
Morena y le exigió a López Obrador
respetar al PRD, recordándole que fue él quien no aceptó ninguna alianza
con el perredismo. Eso, desde luego, molestó más al tabasqueño, quien
condicionó una alianza para el 2018. “La alianza es ahora o nunca”, advirtió.
El
PRI supo aprovechar al máximo la desunión de las izquierdas.
Su candidato Del Mazo no creció en las encuestas. Si ganó la elección fue por
el voto duro de su partido y por el fuerte respaldo que recibió de su primo que
despacha en Los Pinos.
El tema de los
gasolinazos, la Reforma Educativa, el desgaste del PRI a nivel nacional y el
gris papel que ha realizado el gobernador Eruviel Ávila, sí le pegaron a la
campaña de Alfredo del Mazo, pero no fueron determinantes para que lo hicieran
caer.
A
López Obrador sí le pesaron su soberbia, sus recaudadores en Veracruz (caso Eva
Cadena) y su alianza de último momento
con la ex lideresa del SNTE, Elba Esther Gordillo Morales.
Los dirigentes de Morena
alegan que hubo fraude en la elección. Nada raro. Siempre salen con lo mismo
cuando pierden.
Tal vez Alfredo del Mazo
ganó por poco margen o de chiripada.
Así es la democracia. Por un voto se
gana o se pierde.
En
2006, Felipe Calderón Hinojosa también le ganó al líder de Morena por pocos
votos. Bien o mal pero su triunfo fue legal y gobernó durante seis años al
país.
Poco antes de las 9 de la
noche de este lunes, el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP)
daba a conocer que con el 97.67% de las actas capturadas y el 97.79% de las
actas contabilizadas, el abanderado de la alianza PRI, PVEM, Panal y Encuentro
Social, Alfredo del Mazo Maza, obtuvo 1,955,347 votos (33.72 %) contra
1,786,962 votos (30.81 %) de la candidata de Morena, Delfina Gómez Álvarez.
Los resultados del PREP
coinciden con el conteo rápido que el IEEM dio a conocer la noche del domingo.
Lo que indica que el PRI ganó la elección y que será hasta el miércoles cuando
a Alfredo del Mazo se le otorgue la constancia de mayoría como gobernador
electo del Estado de México.
El líder de Morena ya anunció
que impugnará los resultados. Nada sorprendente.
López Obrador se ha
caracterizado como un mal perdedor. Cuando su partido gana una elección, alega
democracia; cuando pierde, grita que hubo fraude.
Veremos
si en 2018 le baja unas rayitas a su soberbia y convence al PRD para ir en una
gran alianza, lo cual no le garantiza el triunfo, pero sí darle pelea al PRI y
al blanquiazul.
Por cierto, aunque al PAN le fue mal con su candidata Josefina
Vázquez Mota en el Estado de México, es necesario señalar que ganó en
Nayarit y Veracruz. Y en Coahuila está dando pelea para defender el triunfo de Guillermo Anaya Llamas.
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E-mail: efrain_flores_iglesias@hotmail.com;
Facebook: Efraín Flores Iglesias;
Twitter: @efiglesias
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