A pesar de que no inicia
formalmente el proceso electoral en la entidad, la mayoría de los aspirantes a
suceder a Héctor Astudillo Flores en
la gubernatura, han intensificado la guerra de lodo en las redes sociales. Y lo
hacen a través de perfiles falsos y páginas afines.
Asimismo, las casas
encuestadoras también están jugando un papel importante en la lucha por el
poder en Guerrero.
Todo es válido mientras no
se violente la ley. El problema es que desde
la clandestinidad se pretenda dañar la vida privada de algunos aspirantes,
o inventar mentiras para sacarlos de la competencia.
Todos los aspirantes
merecen respeto en su vida personal. De eso no hay duda.
Los
medios de comunicación siempre han tenido (y tendrán) una participación
estratégica en las campañas políticas. Con reglas muy claras.
De acuerdo al calendario
electoral aprobado el pasado 29 de abril por el Consejo General del Instituto
Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC), el proceso de precampaña inicia
el jueves 17 de septiembre y el 5 de marzo del 2021 el de la campaña para la
elección de gobernador, misma que será votada el 6 de junio del próximo año,
Para el caso de las
precampañas para la elección de candidatos a diputados locales iniciarán el 26
de enero y las campañas el 4 de abril.
Mientras que, para la
elección de presidencias municipales, las precampañas iniciarán el 1 de marzo y
las campañas el 24 de abril.
Que
quede claro: nadie se espanta que haya guerra sucia en las campañas. Es algo
que siempre ha prevalecido en cada elección.
Recuerdo que durante una
cumbre iberoamericana de marketing político en León, Guanajuato, en 2012, un
expositor comentó: “Si no quieres que sepan de tu vida privada, no te postules
como candidato. Y si tu pasado no es un desastre como el de tus adversarios,
tienes una ventaja sobre ellos”.
En efecto, nadie es un santo en política. Un candidato
está expuesto a todo: a críticas en los medios, golpes bajos de los
adversarios, guerra sucia en las redes sociales, traiciones y a la inseguridad.
Los partidos políticos
tienen que valorar muy bien a quiénes lanzan como sus candidatos en los
diferentes cargos en disputa.
Es obvio que los partidos de reciente creación
postularán a los que les garanticen los votos suficientes para mantener su
registro para la siguiente elección. Ésa es su principal apuesta. O hacer
declinar a sus candidatos con el partido o coalición que vaya arriba en las
encuestas días antes de la jornada electoral.
Por lo general, la guerra
de lodo va dirigida a los aspirantes con mayores posibilidades de obtener una
candidatura o ganar la elección.
En Morena, por ejemplo, ha
arreciado el golpeteo en las redes sociales contra Luis Walton Aburto, a quien perciben como el “tapado” o el favorito
del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Y se entiende. En poco
tiempo ha sumado a importantes liderazgos de dicho instituto político a su
proyecto, y el reconocimiento de figuras nacionales, con quienes ha coincidido
en otras épocas en la lucha por la democracia, la justicia y por un México
mejor.
Walton
no es un personaje que haya surgido de la noche a la mañana. Desde hace varios
años se mueve en la política y ha ayudado –en su condición de empresario– a
diversos sectores sociales.
Mientras en Morena atacan
al que consideran el enemigo a vencer, en el PRI –el instituto que actualmente
gobierna Guerrero– el panorama se percibe tranquilo.
Es evidente que los
priistas han aprendido a cuidar la unidad interna para evitar una división como
la de hace diez años. Aunque todo puede suceder, ya que en política no hay nada
escrito.
El
futuro del PRI radica en la designación de su candidato. Si elige al que más
negativos arrastra, es claro que nada tendrá que hacer frente a Morena, que es
el partido a vencer el 6 de junio de 2021.
El aspirante mejor
evaluado es, sin lugar a dudas, el ex alcalde de Chilpancingo y actual titular
de la Secretaría de Desarrollo Social estatal, Mario Moreno Arcos, quien no ha perdido ninguna elección en las
urnas hasta este momento.
El
PRD también jugará un importante papel en el proceso electoral que se avecina.
No está muerto políticamente como algunos piensan y hará todo lo posible para
ser la tercera opción y regresar a Casa Guerrero.
El principal problema del
Sol Azteca es que ninguno de sus gallos garantiza la unidad, salvo que postulen
como su candidato a un personaje emanado de la sociedad civil, de la academia y
con una trayectoria intachable. O a un morenista que no resulte electo en su
partido. Si Morena puede, el PRD también.
Pero no hay que descartar
que surja un candidato independiente, como por ejemplo, el ex diputado Jorge Camacho Peñaloza, quien en la
pasada elección de gobernador abanderó al PAN y obtuvo más votos que el morenista
Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros.
También puede surgir un
candidato emanado del campo, como lo sugiere el secretario general de la Liga
de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos del Estado de Guerrero, Evencio Romero Sotelo.
Asimismo, no debe
descartarse al rector de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro), Javier Saldaña Almazán, quien podría
encabezar una amplia alianza de partidos políticos, ya que
es un actor político con carisma y base social. Claro, si es que se anima a
participar en la elección.
Por eso digo, el proceso
electoral de gobernador se pondrá cada vez más interesante en Guerrero. Se verá
y se escuchará de todo.
Lo
cierto es que las estrategias de Sun Tzu y Maquiavelo no han perdido vigencia y
se utilizarán para la guerra electoral que se avecina.
No todos llegarán a la
tierra prometida (objetivo trazado). Sólo uno: el que más alianzas amarre, el que resista los golpes de los
adversarios y el que comunique mejor sus propuestas con los electores.
Y habrá quienes ganen
perdiendo. Al tiempo.
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efrain_flores_iglesias@hotmail.com
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