“La pereza viaja tan despacio que la pobreza no tarda en alcanzarla”.
-Benjamin Franklin-
Andrés Manuel, es un
hombre de la calle, camorrista, impulsivo, vago, hombre sin rumbo. Ambulante, errabundo,
como sus más cercanos amigos de correrías y juergas; Claudia, Dolores,
Bejarano, Noroña, entre otros indecisos individuos con los que aprendió lo que
muchos ociosos experimentan en las calles: la perversión social; la marcha
rebelde sin objetivo social, sino en busca de un botín, de un pillaje. . . de
una rapiña.
Como todo hombre y mujer
que crece que la calle, considera que ésta le pertenece. Se adueña, pese a que
viola la ley (Pero, siendo letra muerta, pues qué) Por lo tanto, se acopia y amontona individuos
de su propia calaña, en su travesía sin rumbo para realizar travesuras
siniestras, adversas y deplorables.
López Obrador, tiene esa
formación ya estudiada e interpretada por la antropología social; y es la misma sociología de la academia que nos
demuestra que en la UNAM, no fue bien acogido para sus perversidades, sus
perfidias y villanías; por ello y otros datos, demoró casi tres quinquenios “egresar”
de la máxima Casa de estudios.
Anduvo en la talacha, en la correrías de la
vía pública, avenidas y calles del país, obviamente, con gente de su mismo
perfil psicológico. Irresponsable e imprudente como lo ha demostrado en los
casi dos años de (des) gobierno. Como dicen en Tabasco, “a la pela vaca”, así
ha ido por estos días, semanas y meses. Dando tumbos, sin precisar o concretar
un plan o proyecto. Lo de él es el linchamiento, la venganza, el alboroto, la
camorra. . . ¡el desmadre!
La vagancia es una
condición más que una profesión. Él la hizo profesión desde Palacio Nacional.
No hay seriedad en su
aptitud ni actitud por servir, por lograr que el país se encamine por el
desarrollo, el crecimiento. La quiebra económica ya se posesionó en las
empresas privadas, en las escuelas, en las fábricas, en talleres artesanales,
en clubes comerciales. Un magisterio neófito, inculto y analfabeto en las
tecnologías de la información y comunicación que retrasará el aprendizaje de varias
generación de estudiantes niños, niñas y jóvenes de ambos sexos, que saldrán de
las aulas cibernéticas, mal preparados educativa y académicamente. Las ventas
se han desplomado.
Ello ha provocado
corrupción desde su administración, encabezada por varias pandillas de
rufianes, en Pemex, en el campo, en las becas y pensiones, en programas
fantasmas que solo han servido mediáticamente para “medir” popularidad, no
eficiencia ni eficacia administrativa. Porque no hay tal. Se carece de
planeación.
Su informe segundo
infinito, amorfo sin ritual político, social, militar y sin representantes extranjeros
de gobiernos distanciados por su arrogancia, su soberbia, su amoralidad. Sus palabras
como las de un “cuentachiles”, largas como un cuento en boca de alguien que
nunca aprendió a leer; bueno, ni a sumar.
Algo no funciona. Algo se
mueve tras bambalinas. Algo muy grave va a suceder en este pueblo, como en el
cuento de Gabriel García Márquez.
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