“Di de vez en cuando la verdad para que te crean cuando mientes”.
-Jules Renard. Escritor y dramaturgo
francés-
“El Show de Truman”, es una
de las excelentes películas que se han realizado para causar y motivar la deliberación
del ser, la reflexión de las libertades humanas y el análisis sociológico de
las masas. Es una perfecta metáfora del mundo en el que vivimos, y retrata a la
sociedad moderna de una forma magistral. Este filme es dirigido por el
australiano Peter Lindsay Weir, en 1998. Es una comedia de ciencia ficción
dramática escrita por el neozelandés Andrew Niccol.
Tanto existen seres humanos buenos
y malos. La historia misma fraguada por un dios “benévolo” nos muestra que al
principio de los siglos la “regó”, sus descendientes incólumes uno mata al otro
por la incipiente envidia y odio, otorgado plena gracia por el gran dios. Por
supuesto en una fábula orquestada desde tiempos inmemoriales para entretener al
rebaño, a la casta, a las sociedades, al lumpen.
Considerar que existe un
mundo real y otro falso involucra necesariamente aceptar que hay también dos
tipos de personas: las que saben la verdad y las que viven en la ignorancia. La
historia reflexiva nos lo muestra en una realidad simulada en una leyenda de la
comunicación hiper filosófica y metaexistencialismo.
El poder se gesta y nace
como una imperiosa necesidad de asegurar la convivencia humana persuasiva, pasiva
o violentamente, por lo tanto, si no hay mando, orden y autoridad, se destruye
la posibilidad de convivir y de interactuar en una sociedad capaz de alcanzar
la categoría que se pretende o se requiere por ese grupo que nos quiere mostrar
o pervivir en un escenario de una realidad en una ficción o viceversa.
El grueso de la sociedad que
vive en la ignorancia, engañada por una serie de poderes económicos, políticos,
religiosos, psicológicos, hasta el monopolio de la violencia y el mediático.
La política ha muerto; tal
vez la politiquería, el ejercicio común del representante popular ordinario,
común y corriente. Más no la Política como ciencia. Así mismo, en esa dirección
le acompaña el periodismo. Periodistas sujetos y tomados de la mano criminal de
esos bastardos políticos, desaparece. Queda la Ciencia de la Comunicación, allí
perviven otros comunicólogos. Y de ellos, se hablará en los próximos años.
La Caverna de la que habla
Platón es una representación de la sociedad. Una alegoría que nos presenta una
imagen donde no existe tal. “Aparecen unas personas, atadas de pies y manos,
sentadas en la oscuridad de la cueva, observando unas sombras que se proyectan
desde un lugar inalcanzable para la vista de estos individuos. Las sombras son
lo único que ven, son lo único que conocen. Llevan toda su vida viviendo en esa
situación, y para ellos el mundo real es el que ven en las sombras”. Estamos
siendo parte del moderno concepto de la desinformación.
La desinformación nace y se
reproduce en los Mass Media, paradójicamente, vivimos más desinformados debido
a la poca calidad de los análisis sobre la información Donde se gesta la
noticia, es el nido canalla de la no política en manos de analfabetos y
mediocres hombres que nada saben de la ciencia política; pero si saben de las bajezas,
las traiciones y los negocios que se conjugan al amparo del Poder. El “poder
político” antes mencionado, tiene sujeto bajo diversas acciones económicas,
sociales, laborales y de status a un buen número de periodistas y
comunicadores, que se han convertido en voceros. Alfiles de las notas
informativas de la Caverna del Poder. Peones boletineros.
¡Nuevos caminos para hombres
y mujeres que entienden la Política como ciencia! Asi mismo la Ciencia de la Comunicación,
se salvará de creativos comunicólogos que la entiendan como empresa, no como
servidumbre. Los “políticos” carroñeros en este sexenio se ven en la pasarela
de la traición. Y serán traicionados. Son hombres y mujeres caducos, rancios,
incultos, zafios. Se requieren nuevas mentalidades y nuevas actitudes. Nuevas
voluntades.
¿En dónde están los profetas
de la 4 T? ¿En su verdad o su
ignorancia? Ignorancia de su propia sombra.
@GradoCero_Gro
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