Me acompañaron el domingo…
¿Se atreverá el maestro Roberto Salcedo Aquino a investigar y fincar responsabilidades administrativas y penales a los pillastres de la 4T?
Sin duda, en el escritorio
del hoy secretario de la Función Pública, poderoso colaborador de Manuel
Camacho Solís en aquellos días de sueños de opio, del poder por el poder que
terminaron en tragedia, hay expedientes no sólo de importantes neoliberales y
conservadores que se alzaron con las alforjas repletas desde las
administraciones de Luis Echeverría Álvarez y hasta Enrique Peña Nieto.
El maestro Roberto Salcedo
Aquino, es experto en ciencia política pero más en fiscalización y
administración pública, cuya carrera ha transitado en paralelo en la academia
en la UNAM y el gobierno federal y local ya como Oficial Mayor lo mismo en la
entonces Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología y aquel Departamento del
Distrito Federal en cuyas oficinas principales Manuel Camacho Solís soñó con
ser Presidente de la República.
Bueno, ni qué decir de ese
su efímero tránsito, también como Oficial Mayor, en la Secretaría de Relaciones
Exteriores con el mismo jefe, Manuel Camacho Solís, en calidad de canciller.
¡Ah!, Marcelo Ebrard fue el
secretario General del entonces DDF y subsecretario de Relaciones Exteriores,
amén de acompañante de su jefe como dizque comisionado para la reconciliación
cuando la tragicomedia montada por eso que llaman Ejército Zapatista de
Liberación Nacional. Pero…
¿Pesará en el ánimo del
neoliberal, salinista –porque lo fue-- y camachista Roberto Salcedo Aquino esa
relación laboral y de amistad con Marcelo y personajes que fueron destacados
perredistas hoy insignes morenistas, para no investigarlos?
Sería un despropósito
porque, conforme con las cartas credenciales que el licenciado López Obrador lo
presentó en el despacho presidencial, el maestro Salcedo Aquino es experto en
tareas de fiscalización, tanto que por eso se desempeñó como segundo de a bordo
de la doctora Irma Eréndira Sandoval Ballesteros.
En ese ánimo, vale preguntar
si el maestro cumplirá con la encomienda de barrer la escalera de arriba para
abajo e investigar como Dios manda a la doctora Sandoval Ballesteros y su
marido el “periodista” John Ackerman, al itamita Mario Delgado Carrillo, a la
doctora Claudia Sheinbaum Pardo y al mismísimo canciller Marcelo Ebrard, por
citar a lo más destacado de los considerados delincuentes de cuello blanco de
la 4T y, por supuesto, de la época neoliberal reciente.
Y es que, ya ungido secretario de la Función Pública
por voluntad de Su Alteza Serenísima, en ésa cruzada de combatir a la
corrupción que galopa impunemente bajo el amparo de la honestidad valiente --¿a
poco no?--, los expedientes que armó como Subsecretario de Fiscalización y
Combate a la Corrupción, el maestro Salcedo Aquino sabe y sabe mucho de lo que
ocurre en el gabinetazo y de ahí para abajo.
Mire usted, el cargo de
Oficial Mayor no es cualquier posición en las dependencias públicas. Por ahí
pasa todo, absolutamente todo lo que se maneja con el visto bueno y la orden
del secretario del ramo y del Presidente.
Y si a esa experiencia y, en
especial, le suma los archivos que el Oficial Mayor nutre durante su gestión,
lo hacen un hombre poderoso. La máxima reza que información es poder. Y bueno,
añádale que el maestro Salcedo Aquino trabajó en el Gobierno del Distrito Federal
con Cuauhtémoc Cárdenas y ha ocupado cargos en áreas administrativas y
fiscalizadoras de administraciones federales y locales.
Vaya, el nuevo secretario de
la Función Pública no es un funcionario más, no es del montón ni mucho menos de
los que el clasemediero Andrés Manuel califica como 90 por ciento honestos y
diez por ciento expertos. No.
Bueno, hay que enfatizar que
Su Alteza Serenísima por lo menos aceptó
que Santiago Nieto, mariscal de la llamada Unidad de Inteligencia
Financiera –algo así como Subsecretaría de Ajuste de Cuentas dependiente de
Todo Palacio—investigue a todos los involucrados en el batidillo de corrupción
de la L12 del Metro, la llamada “Línea Dorada” que devino en tragedia.
¡Ah!, el maestro Salcedo
Aquino formó parte del Consejo de Administración del Sistema de Transporte
Colectivo Metro. Por tanto, sabe y sabe bien cómo se cuecen las habas en esos
rumbos de la oficina de la desparecida directora Florencia Serranía Soto.
Y si, como se ha publicado
el pasado fin de semana en ese trabajo de Univisión relacionado con la que
sería una enorme transa con la compra de vacunas a una empresa fantasma,
entonces el debutante secretario de la Función Pública tiene suficiente trabajo
como para demostrar, si es que hay voluntad política y no se impone la
demagogia justiciera, que el círculo cercano al clasemediero presidente es el
mejor ejemplo de la corrupción que se dice combatir.
Si la idea es limpiar al
gabinetazo y no sólo correr a los corruptos que hacen negocios con las obras
faraónicas, Su Alteza Serenísima está en el mejor momento de su gestión que no
gobierno.
Porque, amén de dejarse de
echar la culpa a los periodistas y medios de comunicación, a los neoliberales y
conservadores, bien haría no sólo en aplicar la ley en contra de los pillastres
del pasado inmediato, también procesar a los que, como se ha demostrado,
hicieron negociazo con la L12 y, por ende, con la tragedia.
--Mi pregunta, presidente,
es: ¿estaría usted de acuerdo que el doctor Santiago Nieto, en conjunto con el
SAT, investigue a la empresa CAF, a Mario Delgado, Jesús Orta y Miguel Ángel
Mancera?—planteó un asistente a la mañanera de inicio de semana-
--Sí, y a todos. La
investigación sobre este tema corresponde a la fiscalía y hay que esperar a que
la fiscalía dé una respuesta legal, formal y nada más no politizar, no seguir
sacando raja, porque eso se usó mucho, eso mismo, en víspera de las
elecciones—respondió el licenciado Andrés Manuel, aunque luego se fue por la
tangente y volvió a más de lo mismo.
¿Por qué? Porque anda
dolido, porque su ego no admite la realidad electoral en la Ciudad de México.
Pero, para la tarea del
maestro Salcedo Aquino, está el siguiente párrafo que es pauta para investigar
y llevar a prisión a quienes hicieron el negocio de su vida con la L12, pese a
que en esos días de gloria de Marcelo, la advertencia fue premonición de la
tragedia.
“Por eso muchos se
confundieron, se utilizó mucho lo del accidente lamentable, la desgracia del
tren de Tláhuac, del Metro de Tláhuac, porque nuestros adversarios no tienen
escrúpulos de ninguna índole, para ellos el fin justifica los medios, ellos
querían derrotarnos, que no alcanzáramos la mayoría en la Cámara de Diputados y
se lanzaron con todo, nada más que no pudieron”, dijo el licenciado presidente.
No, Andrés Manuel; no,
maestro Salcedo Aquino, no fueron los adversarios ni neoliberales o
conservadores ni la prensa vendida, mucho menos la clase media que lee y piensa
y reflexiona, los responsables de esa miserable obra que cobró la vida de más
de una veintena de habitantes de aquellas alcaldías en las que, paradoja,
ganaron los candidatos de Morena.
Bienvenido, maestro Salcedo
Aquino. Ojalá y cumpla con su tarea y no sea un florero más. La ley es la ley y
se aplica a secas, no en esa simplista mecánica atribuida a Benito Juárez: a
los amigos, justicia y gracia. Conste.
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