miércoles, 15 de abril de 2020

EPÍSTOLAS SURIANAS (Carta a Don Héctor) De Julio Ayala Carlos


DICE BIEN EL DICHO. CUANDO LA PERRA ES BRAVA, hasta a los de casa muerde, y exactamente eso es lo que está pasando en el Ayuntamiento de Acapulco, encabezado por la alcaldesa Adela Román Ocampo, y en donde la mayoría de los regidores que lo integran, y que son de su partido, le ponen todo tipo de trabas no solo para que no se apruebe el Presupuesto 2020, sino para todo tipo de acciones que tienen que ver con su gobierno.

Y es que, ciertamente, son los regidores de Morena, incluidos los dos síndicos, los que han hecho hasta lo imposible para que no se apruebe el Presupuesto en cuestión, lo cual es de suma importancia para la aplicación de los recursos públicos en ese municipio.

Ciertamente el sentido común señala que quien le pondría trabas a la alcaldesa en el Cabildo porteño serían los regidores de oposición, es decir, los del PRI y PRD, entre otros, pero no los de su propio partido, es decir, de Morena, quien parece que aún no entienden que son gobierno, pero además, que más allá de las diferencias, están obligados a trabajar unidos y de manera coordinada por Acapulco.

Pero, pero ocurre que no. Ocurre que en vez de ser un solo equipo, los dos síndicos y los regidores de Morena son los primeros en ponerle trabas a la edil, de tal forma que son sus principales opositores, amafiados con otros grupos de su propio partido con el fin de hacerla fracasar en su objetivo de hacer un buen gobierno.
 
Así es, diría el Maestro Columnista. Al igual que ocurre en el Congreso local, es el delegado del gobierno federal en el estado, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros,  quien tiene metidas las manos en el Cabildo de Acapulco, y  quien le juega al aprendiz de cacique con el fin de que no se mueva nada en Morena si no es de su consentimiento, en una equivocada apreciación de que es el todopoderoso porque supuestamente el Presidente de la República lo ve como si fuera su hijo, además de que su hermana y su cuñado son cercanos al Ejecutivo federal.

Por supuesto, dice otro refrán, no tiene la culpa el indio sino quien lo hace compadre, aunque Pablo Amílcar no hace más que las funciones de Oficialía de Partes, o mejor dicho, de recibidor de solicitudes y demandas, y hasta de oreja, pues donde todo se decide es en las oficinas centrales del gobierno federal, y las más de las veces, en la del propio Presidente.

Obvio, eso no lo saben diputados y presidentes municipales, así como síndicos y regidores, de ahí que lo siguen, engañados de que de él dependen las croquetas, perdón, las próximas candidaturas, aunque éstas se decidirán en otra parte, pero como no lo saben…

En fin que ése es el asunto. Por eso es que los regidores del Ayuntamiento porteño, que siguen al delegado, son los contras de la alcaldesa. El objetivo: hacer que su gobierno naufrague, y que la edil sepa quien manda, al fin que para eso es el hijo putativo del Presidente, su hermana secretaria de la Función Pública, y cuñado del gringo loco que se dice asesor del propio mandatario federal.

Por supuesto, ni modo         que lo acepten, y menos que ellos son los que le han puesto piedras a la edil para que el presupuesto del Ayuntamiento de Acapulco siga sin aprobarse.

Y eso, hay que decirlo, es mezquino y perverso, pues el que no se apruebe el presupuesto del presente año, más que afectar a la presidente municipal, afecta y perjudica a los acapulqueños, y en especial a quienes viven en las colonias populares y comunidades rurales, en cuanto a obra pública y programas sociales, así como de asistencia y apoyo alimentario en favor de quienes menos recursos tienen, y más ahora, como consecuencia de la pandemia por el coronavirus.

Triste, y lamentable, pues en vez de apoyar, y hacer equipo con los alcaldes de su partido, con el fin de que hagan un buen gobierno, el delegado federal en el estado les pone piedras en el camino a través de sus incondicionales. Acostumbrados al pleito, a la crítica, a ser oposición, no entienden que son gobierno y que en vez de andar de pendencieros, deben cumplir con su responsabilidad de entregar resultados.

Hay que decirlo. Pocos son los alcaldes, y alcaldesas, que tienen claro lo que deben hacer por sus municipios, y pocos son también quienes tienen un compromiso con sus gobernados con el fin de resolver los problemas existentes, y mejorar su condición de vida. Sin embargo, paradójicamente son sus compañeros de partido los que les ponen piedras en el camino. La edil de Acapulco es una de ellas.

 Criticable la cosa. Como decía, en Morena no entienden que son gobierno. Y que en vez de pleitos, deben dar resultados.

Comentarios: julio651220@hotmail.com


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