El
proditorio asesinato del alcalde de Pungarabato –Ciudad Altamirano-, Ambrosio
Soto Duarte, de filiación perredista, les sirve a sus mismos correligionarios
para politizar el crimen y catapultarse con miras al año electoral 2018, como
inmoralmente lo hace el alcalde de Acapulco, Evodio Velázquez Aguirre, quien
usurpa funciones de líder estatal del PRD.
Cuando
ocurrió el cobarde asesinato del diputado y ex líder del Congreso Local, Chavarría
Barrera, el entonces diputado federal Aguirre Velázquez, nunca protestó por ese
crimen. Evodio, sin ser diputado local, tenía mucho control en el Congreso, e
incrustados a media docena de legisladores que se “mochaban” ($) quincenalmente
con él. Hizo su “cochinito” bien gordo ($) con los “moches”.
El
alcalde de Acapulco, carece de calidad moral para exigir la renuncia de
funcionarios del Poder Ejecutivo. Evodio, no puede con la inseguridad en el
puerto (seis asesinatos diarios), no otorga servicios públicos de calidad a la
población, las calles -fuera de la Costera- están despedazadas, montones de
basura por todos lados, pocas luminarias, calles sin pavimentar y carencia de
agua en la mayoría de colonias.
Sin
embargo, el munícipe de Acapulco se siente dirigente del PRD y con vestimenta y
todo, da conferencias de prensa en la Ciudad de México, para lanzar ataques en
contra del Grupo de Coordinación Guerrero y contra el Secretario General de
Gobierno, Florencio Salazar Adame, a quienes responsabiliza de la inseguridad
en el puerto. La responsabilidad de la seguridad en Acapulco, es directa y en
primera instancia de Evodio. ¿Qué, no conoce la ley?
Evodio,
ha hecho varios viajes al interior del país y al extranjero, pero como turista
y para darse la gran vida, con cargo al erario municipal, menos para
promocionar turísticamente al puerto. Acapulco, no tiene promoción turística en
el extranjero, nos consta.
Y
ahora, el asesinato del alcalde de Pungarabato, Ambrosio Soto Duarte -a manos de la
delincuencia organizada- le sirve al alcalde de Acapulco, como bandera para
relanzarse política y protagónicamente, con miras al año electoral 2018.
Evodio, sin moral, como buitre, utiliza
la muerte de Ambrosio para sus ambiciones políticas: O una senadurìa, o la
reelección en la alcaldía… ¡Qué tal!
Ciertos
dirigentes del PRD como Beatriz Mojica, olvidan que Guerrero se convirtió en un
infierno durante gobiernos perredistas (año 2005), cuando esta entidad era
gobernada por su ex Gurú, Zeferino Torreblanca, y Acapulco por Félix Salgado
Macedonio.
Mojica,
cochinamente anda maniobrando para imponer alcalde suplente en Pungarabato,
como lo hace también el diputado perredista, Isidro Duarte Cabrera y otros
ambiciosos pertenecientes a distintas tribus del PRD. Actúan como hienas
hambrientas.
Ayer,
regidores y representantes populares exigieron la renuncia en el cargo del
alcalde de Acapulco, Evodio Velázquez Aguirre, quien desatiende sus funciones,
pero además se da el lujo de viajar a la capital del país -en horas hábiles,
con cargo al erario- para dar conferencias de prensa, que le sirven para atacar
a supuestos enemigos del gobierno estatal.
“Ojalá
pronto Acapulco deje de ocupar el primer lugar nacional en el índice de
violencia”, le respondió el Secretario General de Gobierno, Florencio Salazar
Adame, al novato alcalde del puerto, Evodio Velázquez, quien se siente líder de
los alcaldes perredistas, desplazando al edil de Eduardo Neri (Zumpango del Río),
Pablo Higuera Fuentes. Por cierto, éste último, es ninguneado por Evodio, quien
le boicotea las reuniones a que convoca -Pablo Higuera-.
Como
todos lo saben: el gobernador Héctor Astudillo Flores, recibió una
administración en total quiebra financiera, con adeudos superiores a los 25 mil
millones de pesos, de su canguro antecesor, Rogelio Ortega Martínez; pero
además con presencia de bandas del crimen que se disputan territorios, más el
movimiento magisterial radical de la Ceteg y sus cavernícolas métodos de
vandalismo, entre otros males.
Ante
ese atroz escenario, el gobernador Astudillo Flores, actúa con prudencia, sensatez y mesura: Su gobierno no reprime, no
hostiga ni persigue la lucha social, por más radical que sea. Incluso, el
propio mandatario estatal, gestionó la libertad de la ex Comandanta de la Policía
Rural de Olinalà, Nestora Salgado García… Punto.
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