Mi vecino tenía un
perrito. Lo cuidaba y alimentaba. Siempre andaba con él, y hasta limpiaba sus
gracias. Pero un día… ¡lo mordió!
El perro. Ese animalito
fiel que nos acompaña, se vuelve loco cuando llegamos a casa y mueve la cola
para expresar su alegría, también pela los dientes, gruñe y hasta muerde cuando
se siente amenazado o incluso puede hacerlo por simple excitación.
No es de extrañarse que
tenga una polivalencia simbólica. Ha representado la fidelidad desde los
tiempos remotos en culturas como la Celta, la tradición mitológica china y
japonesa. En México puede ejemplificar bravura, traición, gula, oportunismo y
necedad.
¿Ejemplos? “Defenderé el peso como un perro”,
dijo el presidente José López Portillo en 1981. “Ese perro mordió la mano que
le dio de comer”, un dicho popular. “Perro que come huevo, aunque le quemen el
hocico”, otro adagio. “Perro, qué poca madre, perro cabrón”, dice el famoso
tango que Víctor Alberti compuso a finales de los setenta.
Por cierto que esa parodia
musical ilustra además la curiosidad y la astucia del perro. Narra las
peripecias que sufre un enamorado al llevar serenata, por un perro que primero
le huele el pantalón, luego se lo muerde, y termina por orinarle esa prenda.
A un político se le llama
perro cuando roba o traiciona. También cuando anda de dama de compañía de
alguien, sobre todo si es de un partido ajeno al suyo, “es un perrito faldero”.
La perra en brama
Cuando la hembra está en
sus días reproductivos, su aroma provoca peleas de aquellos que ven la
oportunidad de saciar su instinto animal. La fortuna, parafraseando a
Maquiavelo, puede ser adversa o amiga. La desgracia de los derrotados, será el
disfrute de los ganadores.
El asesinato del alcalde
de Pungarabato, Ambrosio Soto Duarte, desató una auténtica pelea de perros en
Guerrero. Su desgracia es la fortuna para quienes en su partido perciben notas
a 2018 en el aroma de su muerte, y buscan capitalizar el lamentable suceso a su
favor. No es que la perra esté en brama, pero ellos andan ganosos.
Las RIG
Las relaciones
intergubernamentales o RIG, son los vínculos de coordinación mediante los
cuales las instancias de los diferentes niveles de gobierno, federación, estado
y municipio, se apoyan mutuamente, ya que se entiende que constitucionalmente
cada uno tiene sus competencias para actuar en su jurisdicción o territorio,
donde los demás no pueden intervenir.
La seguridad es una responsabilidad
compartida, de tal suerte que en Acapulco, municipio considerado la ciudad más
violenta de México, ese rubro ha estado prácticamente a cargo de las fuerzas
federales y estatales.
La policía municipal,
pregúntele a cualquier ciudadano, se dedica al arresto de personas que beben
alcohol o se orinan en las calles, pero el alcalde Evodio Velázquez, el mismo
al que en una ocasión el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong
le obligó a despedir a un secretario de Seguridad no certificado y con título
apócrifo, corrió en busca de los reflectores nacionales para decir que la
coordinación, gracias a la cual le han hecho la chamba, es “de chismito”.
Él ya traía una ruta de
confrontación. Días antes del homicidio trajo al gobernador de Morelos, Graco
Ramírez Abreu a pretender dar cátedras de gobierno al estado de Héctor
Astudillo, y luego del asesinato de su homólogo de Pungarabato lo sigue
paseando por Acapulco con el mismo fin.
El secretario de gobierno
Florencio Salazar le ha respondido con algo que es evidente: Evodio no ha hecho
nada ni por la seguridad, ni por la promoción turística. El gobernador Héctor
Astudillo, de manera indirecta, le ha dicho que se ponga a trabajar, deje de
grillar y ponga los pies en la tierra.
Por cierto que este hecho
rompió la relación cercanísima que habían mostrado Astudillo y Evodio, al que
el mandatario guerrerense parecía haber adoptado y traía siempre a su lado dejándolo colgarse de las acciones estatales.
Incluso lo apoyó cuando no sabía qué hacer para cumplir con el pago de
aguinaldos a los trabajadores del Ayuntamiento.
Por cierto ¿qué pensará
Silvano Aureoles Conejo de la creciente cercanía del acapulqueño con Ramírez?
Ambos gobernadores, el de Michoacán y el de Morelos, tienen la mira puesta en
la candidatura presidencial ¿habrán llegado a un acuerdo? ¿Habrá sido
traicionado? ¿También le mordieron la mano?
En política se puede andar
en la manada, pero cuando empiezan los calores no hay lealtad que valga.
La astucia de los perros fue
tan venerada en la antigüedad, que muchas culturas se los comían con la
creencia de que así la obtendrían. Y actualmente (mucho ojo y no lo dude), hay
quienes se los comen. ¡Amarre a sus cachorros!
jalepezochoa@gmail.com
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