jueves, 23 de agosto de 2012

Entresemana Un asunto de huevos agripados Moisés Sánchez Limón


Dudo que alguien haya comprado la versión del Armagedón mexicano, que pretendió vender el lopezobradorismo con aquello de un estallido social si el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación declara Presidente electo a Enrique Peña Nieto.

Es más factible la movilización de grupos ciudadanos que asalten al transporte de alimentos y se enfrenten a la fuerza pública cuando, azuzados por la necesidad, decidan saquear almacenes y tiendas de autoservicio.
No se trata, en forma alguna, de un riesgo a futuro. No, ya ha ocurrido en ciertas partes del país donde han sido asaltados vehículos que transportan leche y alimentos de primera necesidad. Por cierto: ¿Qué ocurrió con los tarahumaras desnutridos y en extrema pobreza acicateados por la hambruna a consecuencia de la severa sequía?
Bueno, todos nos escandalizamos y de inmediato se montó el paliativo para atenderlos. El gobernador de Chihuahua, César Horacio Duarte Jáquez, negó hubiera muertos por hambre y se echó aquella desafortunada referencia de que los tarahumaras son una raza acostumbrada a la adversidad.

Hay hambre en el país. Más de 50 millones de mexicanos no pueden aplaudir la proeza financiera de la administración calderonista que presume dejará altas reservas en las arcas nacionales y con ello blinda al país de eventuales tormentas financieras en el tránsito de una administración panista a la priista.
¿Armagedón mexicano porque se declare la segunda derrota de Andrés Manuel? La distracción popular en esos arrebatos personalísimos del dizque líder de los descamisados y en la otra pista del circo el affaire MVS-Presidencia, mientras el secretario de Economía, Bruno Ferrari, convoca a no consumir huevos para castigar a los especuladores. ¡Ajá!
Es el mismo funcionario que presume comprar en el tianguis, vaya, de ir al mercado para comprobar que la canasta básica no se encarece y muchos menos que el precio del kilo de tortillas se haya disparado. Cada cual en su caja de cristal, en su muy particular espacio desde donde el escenario nacional tiene diversos colores y asegunes.

Y de pronto irrumpe Marcelo Ebrard Casaubón para  demostrar que, como jefe de Gobierno del Distrito Federal tiene una enorme y envidiable visión política, financiera y social que lo llevó a pedir al director de la Central de Abastos de la capital del país buscara la forma de adelantarse al inminente incremento del precio del huevo y comprara una buena cantidad de toneladas del producto de gallina para estar al tiro por aquello de las dudas.
Bien por Marcelo. ¿Y cuánto se embolsará el gobierno capitalino por vender a 20 pesos el kilo de huevo que seguramente compró, máximo, a 12 ó 14 pesos el kilo, como se vende por mayoreo directamente del productor e incluso el intermediario?

Bueno, en colonias populares de la ciudad de México, habrá amas de casa que se ahorrarán 15 y hasta 20 pesos por kilo de huevo, pero éste es un paliativo, como aquel que le acercaron a los tarahumaras para demostrar que los gobiernos estatal y federal se la juegan por sus gobernados. Por supuesto, la foto es básica.
Sin embargo, esta situación pudiera estar sustentada en una estrategia macabra de desviar la atención de problemas graves y provocar carestía en un producto de primerísima necesidad como es el huevo, el nutriente más accesible para la mayoría popular, la que mora en las periferias, en las zonas deprimidas y miserables de las principales ciudades y pueblos del país.
No es apreciación personal ni mucho menos conjetura. No. Mire usted, el pasado 17 de julio del año en curso, el diputado federal priista y ex dirigente nacional de la Confederación Nacional Campesina, Cruz López Aguilar, responsabilizó al gobierno federal del surgimiento de la gripe aviar, es decir, del factor que provocó esta carestía en el precio del huevo.
López Aguilar es presidente de la Comisión de Agricultura y Ganadería de la Cámara de Diputados, y sostuvo que por decreto presidencial desapareció la norma oficial NOM-044-ZOO-1995, relativa a la Campaña Nacional contra la Influenza Aviar. Con ello se relajaron los sistemas fitosanitarios porque, acusó el aún legislador, debido a intereses económicos desaparecieron, incluso, las casetas de inspección en carreteras federales.
Además, recordó, "en marzo de 2012 planteamos al titular del Servicio de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), Enrique Sánchez Cruz, la preocupación que teníamos por la cancelación de la norma; dijeron que no había ningún problema".
¡Vaya con el funcionario Sánchez Cruz! Lo bueno es que no había ningún problema. ¿Será su jefe Francisco Javier Mayorga Castañeda, secretario de Agricultura? Pero, bueno, con correr al visionario Sánchez Cruz no se resuelve nada. Y menos con ese absurdo propuesto por Ferrari de que, para contrarrestar la carestía del huevo, pues que la gente no coma huevo.
Lo cierto es que el arte de gobernar no se le ha dado al equipazo de Felipe Calderón. A los huevos mexicanos les dio gripe. Y más allá de respaldar puntadas como aquella de meter a chirona a los especuladores de productos básicos, lo que los nuevos diputados federales y senadores deben hacer es corregir la ley para sancionar a los funcionarios públicos que toman decisiones de alto impacto social como asunto menor.
Y ahí viene el alza en las tortillas, ya se aplicó al pan blanco, al bolillo de consumo popular. Bien por las arcas nacionales que se cubren de gloria por las históricas reservas internacionales. ¿Estallido social por la decisión del Tribunal Electoral? ¿De qué huevo comieron? Digo.

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