Moisés Sánchez Limón |
Vísperas de que el
presidente electo Enrique Peña Nieto dé a conocer los nombres de quienes
integrarán su gabinete legal, el ampliado va de la mano, en los corrillos
políticos se echan apuestas en las agitadas aguas del oportunismo,
especialmente para cobrar facturas por servicios prestados en campaña. O lo que
será el reacomodo de la clase gobernante.
Margen aparte del ajuste de
más de cuatro mil puestos directivos de confianza en el gobierno federal que el
equipo de Felipe Calderón pretendía heredar a la administración de Peña Nieto,
se trata de acomodar a los que, por acuerdos o compromisos, se quedan y los que
llegan. Unos se preciarán de ser como los gatos que caen parados o que retan a
la ley de la gravedad cayéndose para arriba.
Así, la fila de aspirantes a
cargos en el gabinete es amplia y pocos serán los convocados; aunque hay
quienes consideran tener el nombramiento en la bolsa y, contra la elemental
regla de no comer ansias ni adelantar festejos, han deslizado el nombramiento.
La máxima de la conseja popular advierte que del plato a la boca, a veces se
cae la sopa.
Estiman los acelerados que,
para cuando el próximo jueves de esta semana el presidente electo dé a conocer
los nombres de sus colaboradores en la administración que arranca formalmente
en el primer minuto del sábado 1 de diciembre, harán válido el cobro de
facturas políticas.
Y mire usted, en esa
tendencia que se registra en todo gobierno de cualquier sigla o color, en
ámbitos del equipo de Enrique Peña Nieto, mientras se barajan varios nombres
para el cargo de secretario de Energía, ya ha trascendido el nombre del
supuesto sucesor de Juan José Suárez Coppel en la dirección general de
Petróleos Mexicanos.
La versión trascendida el
pasado fin de semana indica que para ese cargo, uno de los más importantes en
el gabinete de Peña Nieto, ya se dio el visto bueno al nombramiento del
ingeniero Carlos Rafael Murrieta Cummings, quien se desempeña como director
Corporativo de Operaciones de Petróleos Mexicanos, de forma tal que sólo
cambiaría de oficina, es decir, a la principal en la Torre de Pemex.
Usted se preguntará a razón
de qué o por qué artes o servicios el ingeniero químico Murrieta Cummings será
el sucesor de Suárez Coppel.
Bueno, bueno, hay una base
de recomendación fundamental, más allá de si el ingeniero Carlos Rafael es o no
un buen funcionario. Resulta que es hermano de Raúl Murrieta Cummings, cercano colaborador en la campaña
presidencial de Enrique Peña Nieto, de cuyo gobierno fue, ni más ni menos, que
secretario de Finanzas.
Pero… El ingeniero Murrieta
Cummings, al margen de la consanguineidad con el ex secretario de Finanzas del
gobierno mexiquense, está ligado con el grupo albiazul de Guanajuato, cuya
cabeza y jefe es el ex presidente Vicente Fox Quesada, además de la consultoría
internacional estadunidense Mckinsey, que ha sido severamente cuestionada por
sus “recomendaciones” a Pemex.
Y, bueno, como suele ocurrir
en este tipo de relaciones peligrosas, la información disponible indica que
ambos grupos –el de Fox y la consultoría Mckinsey-- operaron contratos
millonarios con la paraestatal mediante el ingeniero Murrieta Cummings que aún
cobra como director de Operaciones de Petróleos Mexicanos.
El problema es que se
presume que esos contratos no han sido concluidos, vaya, cumplidos de acuerdo
con las especificaciones, como ocurre con el que se manejó para la mejora
operativa de las refinerías de Ciudad Madero y Salina Cruz. No hay mejoras
operativas, todo sigue igual o peor.
Incluso, de acuerdo con
información relacionada al desempeño del ingeniero Murrieta Cummings, elaborada
por contratistas y funcionarios de empresas privadas que trabajan o han
trabajado para Pemex, lo que preocupa es que durante la administración
calderonista Murrieta Cummings fungió prácticamente como súper director de
Pemex, porque con el apoyo de Suárez Coppel, a trasmano dirigió Pemex
Exploración Producción y Pemex Refinación.
Ambas subsidiarias, para más
señas del mal manejo, sufrieron parálisis operativa y desorden estructural, que
generaron confusión y problemas en la toma de decisiones que, a su vez,
derivaron en fallas operativas y en la planeación de mantenimiento.
Para mayor claridad en los
problemas generados por aquella “dirección” a trasmano, fueron los recurrentes
paros operativos en las plantas y refinerías, amén de baja producción y
accidentes como los ocurridos en la
Refinería de Madero el 2 y 17 de septiembre de este año, con paros en la planta
catalítica y en la línea de desfogue, con un saldo de un trabajador muerto.
Ni hablar. Esto es parte de
lo que se tiene en el expediente del ingeniero Murrieta Cummings que adelanta
vísperas. ¿O será que sus cuates son los responsables de ubicarlo como el nuevo
director de Pemex? En política no hay casualidades. Conste.
sanchezlimon@gmail.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.