miércoles, 22 de mayo de 2013

TE SIENTES MÁS GUAPO DE LO QUE ERES



Resulta que creernos mucho es un mecanismo de adaptación.
En el mundo hay muchas aberraciones. Hay, por ejemplo, gente al volante que no sabe manejar. Hay gente floja, hay gente que hace mal su trabajo, hay malos inversionistas, hay de todo. Y lo peor de todo, es que no lo saben. Según un artículo publicado en la revista Psychological Science in the Public Interest, 93% de los conductores piensan que manejan mejor que el resto, 94% de los maestros de educación superior piensan que trabajan más que sus compañeros y 70% de las personas piensan que tienen cualidades que rebasan al promedio. Afortunadamente, tú eres honesto y veraz con tu autopercepción – no te preocupes, todos piensan lo mismo.
Hay varios estudios que han demostrado que la autopercepción suele estar sobrevalorada en gran medida. Uno de ellos, liderado por Nicholas Epley, de la Universidad de Chicago, y por Erin Whitechurch, de la Universidad de Virginia, demostró que tal fenómeno se extiende incluso a la percepción física.
En su experimento, Epley y Whitechurch les tomaron una fotografía a los participantes y elaboraron dos versiones alternas de la misma: en una, resaltaron los defectos del rostro, mientras que en otra, los disminuyeron. Al preguntarles a los participantes cuál de las tres versiones era la foto original, la mayoría señaló la foto mejorada. Sin embargo, el hacer el mismo experimento con personas conocidas por los participantes, los sujetos solían escoger la fotografía correcta.
Los investigadores establecen que el autoengaño, o la creencia de que poseemos características deseables que los otros carecen, pudiese ser un mecanismo natural que potencia nuestra seguridad personal, permitiéndonos avanzar social y materialmente. La seguridad está íntimamente ligada a la capacidad de liderazgo y al éxito en las relaciones interpersonales, garantizándonos una vida plena.
Sin embargo, David Dunning, miembro de la facultad de psicología de la Universidad de Cornell, advierte sobre los efectos adversos que pudiese tener este mecanismo. En primera instancia, confiarse demasiado en términos de salud puede tener graves consecuencias: un mal autodiagnóstico o tener poca atención sobre los propios síntomas es potencialmente fatal. Por otro lado, en términos académicos o laborales, la autoconfianza exagerada puede desembocar en la reprobación de un curso o inclusive en grandes pérdidas económicas, factores que bien pueden terminar por destrozar la bella imagen que tenías de ti mismo dejándote en la calle.
Al final, nadie es perfecto.

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