De Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre existen historias que van desde prácticas francamente deleznables y hasta juegos perversos de poder político, dinero y mujeres dispuestas a todo; político que arrastra al fantasma de su padre Rafael Gutiérrez Moreno, cuya fama tiene mucho de novela de terror con un epílogo al estilo de Truman Capote.
Empero, frente al escándalo que lo llevó a separarse de la dirigencia del PRI del Distrito Federal bien puede decirse que lo pueden acusar de todo, menos de pendejo. Tal cual reza la máxima de los políticos.
Cuauhtémoc no es una hermana de la caridad. Pero eso de armar un harem, lejano si se quiere de una red de prostitución porque entonces sería acusado de trata de blancas, es una verdad a medias porque para hacerse de una cohorte de dulcineas no se requiere instalarla en la sede del tricolor capitalino.
No, no es ésta una defensa a ultranza ni oficiosa de Gutiérrez de la Torre. Se trata simple y llanamente de referir uno de los escándalos que se hilan en esta administración federal recuperada por el PRI, éste partido dispuesto a deshacerse de los lastres y las malas famas que le pueden hacer mella en el proceso intermedio de 2015, esa especie de consulta popular a la que se somete el Presidente de la República en turno para saber, en las urnas, de qué tamaño es su popularidad.
Solo cuestión de recordar que la elección intermedia de 1991 sirvió para fortalecer a Carlos Salinas de Gortari y, con ello, tapar ese estigma de la elección robada a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y que hoy, el ex priista distinguido Manuel Bartlett Díaz pretende echar al saco de la amnesia, que no del olvido a modo. ¡Ah!, porque ya es de la dizque oposición partidista, prófugo del tricolor que lo encumbró.
Mire usted, a Gutiérrez de la Torre se le pretendió poner un cuatro, porque no se cuadró el escenario periodístico y de denuncia como indica el manual. El PRD del DF ha demandado a Cuauhtémoc ante la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal. Y, de emprenderse la averiguación previa, habrá que llamar a comparecer a la parte ofendida y a la parte demandante.
Se requerirá de desahogo de pruebas y es ahí donde la ley habrá de encontrar la oportunidad de confirmar la denuncia, mediante las declaraciones de la parte afectada. El problema es que, hasta donde se sabe, no hay pruebas ni denuncia de la parte afectada.
Problema elemental para quien pretende llevar a prisión a un personaje de la talla del controvertido Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre.
¿Le gustan las jovencitas y es proclive al harem o la compañía de más de una chica atractiva? Sin duda alguna. Hay por ahí una dama madura, atractiva y capaz de parar el tráfico, a quien Cuauhtémoc cortejó sin éxito y luego le ofreció contratarla como su especial jefa de relaciones públicas para enganchar jovencitas mediante jugosas ofertas económicas. La dama se negó al enjuague.
¿Dónde se celebran esas fiestas despojadas de rubores? En uno de los domicilios de Cuauhtémoc por el sur del Distrito Federal, no en el PRI. Esa es una tontería. Lo dicho: el dirigente del PRI DF con licencia no es una hermana de la caridad, puede ser un pillo dueño de mala fama pero no un pendejo.
La entrevista que concedió a Ciro Gómez Leyva, más allá de filias y fobias, fue la contraofensiva en la que, incluso, estuvo por delante una denuncia –con grabación de por medio—de que una mujer le llamó hasta en cinco ocasiones para pedirle cinco millones de pesos a cambio de detener la “telenovela” que está destruyendo su carrera política.
“Hay una maquinaria en la redes sociales que impulsa el Partido de la Revolución Democrática y que está con todo pegándome a mí”, dijo Cuauhtémoc y se dolió del abandono en el que lo dejaron sus compañeros de partido.
“Es un problema grave del PRI, la falta de compañerismo, te dicen eres mi hermanito, mi compadrito, pero cuando estás en el escarnio mediático, difícilmente vas a ver algún compañero pronunciarse, al final de cuentas, yo tengo fe y confianza en la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal”, reprochó e incluso pulsó abandonar al tricolor. ¿Y a dónde irá?
Sin duda, es buen momento para que el PRI se deshaga de Gutiérrez de la Torre rumbo a la intermedia de 2015. Las malas famas no acarrean votos. Pero, ¿qué hay del PRD? Cuestión de sacar del archivo de la ignominia historias de, por ejemplo, un ex jefe delegacional que hoy es legislador local. No, en esto de la política no hay hermanas de la caridad. Digo.
VIERNES.- No hay rubor legislativo. Cuando la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados anunció la propuesta de elegir consejero presidente del INE a Lorenzo Córdova Vianello, se habían cumplido más de 72 horas de que ello fuera publicado. ¿Sin cuotas partidistas? Conste.
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