miércoles, 18 de marzo de 2015

LIBROS DE AYER Y HOY/ Teresa Gil

En marzo de 1980, entrevisté a cinco personajes que habían tenido que ver directa e indirectamente en la Expropiación Petrolera de 1938. Todos pasaron a la historia y representaban de diferente manera cinco estratos que estaban presentes en aquel momento crucial del país. Las cinco entrevistas se publicaron en un suplemento especial del diario Unomásuno coordinado por el economista Luis Ángeles. En este momento en que se dirime el futuro inmediato de nuestro petróleo -ahora muy golpeado-,  y nos quedan serias dudas sobre ese futuro, decidido sin la intervención popular, vale la pena recordar parte de lo que dijeron aquellos singulares personajes, cuya voz aún resuena en defensa de nuestros recursos naturales. Jesús Silva Herzog, consejero en materia económica del ministro de Hacienda Eduardo Suárez,  nombrado secretario de la comisión de peritos que dictaminó la situación de las compañías petroleras, nos dio una exclusiva: “Quiero contar un detalle que nunca he relatado, porque me molesta hablar en primera persona, pero creo que es importante. Unos días antes de la expropiación, yo hice notar al general Cárdenas que Hitler tenía ocho días de haber arrojado sus tropas sobre Austria y tomado la ciudad de Viena; como aquello representaba algo más desde el punto de vista internacional, debería de ser tomado en cuenta para la expropiación. Es decir, que ante ese hecho que hacía inevitable la Segunda Guerra Mundial, la expropiación pasaba a segundo término y por lo tanto no iba a pasar nada. Y ya ven ustedes, ¡nada pasó!”. Valentín Campa, ex candidato presidencial del PCM, por ese entonces trabajador petrolero y miembro del sindicato: “El hecho político previo que condujo a la expropiación, fue la gran lucha que dio el movimiento sindical y campesino y el pueblo en general contra el callismo...Lamento que el desarrollo capitalista que ha tenido México haya provocado los hechos escandalosos que estamos viviendo en los que son precisamente los principales opositores de aquel acto democrático, los que tengan como nodriza a la industria petrolera”. Ricardo Torres Gaytán, funcionario de tres presidentes, en aquel entonces estudiante de economía: “El peso se devaluó. El costo social fue muy grande pero el pueblo no protestó...Nuestras exportaciones subieron de precio. Pero paradójicamente, los minerales y el petróleo que era lo que exportábamos, empezaron a ser boicoteados por Estados Unidos y Europa...El petróleo es más simbólico que la nacionalización propiamente dicha, porque el solo anuncio de la expropiación causó un impacto soberbio”. Renato Leduc, periodista, poeta, bohemio (en orden invertido), se la pasaba muy feliz en Europa, no para trabajar, “sino en busca de faldas”. Dijo sobre aquel hecho: “Un día me levanto y lo leo en la prensa. Le Monde y Le fígaro, pinche prensa burguesa, se ponían de lado de las compañías expropiadas...Pocos días después llega El Nacional con la versión oficial y nos enteramos de cabo a rabo que Lázaro Cárdenas había expropiado un petróleo que paradójicamente era nuestro”. Juan de la Cabada, escritor (Paseo de Mentiras 1977 , edición de la  Universidad Autónoma de Sinaloa),  ex empleado de la International Petroleum Company, andaba por entonces en España luchando contra el franquismo. Estaban con él Octavio Paz y Elena Garro entre otros. “...Hablábamos de México y como no podía ser de otra manera, porque era un tema obligado, hablábamos del petróleo.. Como es natural la noticia me impactó. Se daba en grandes titulares y tenía un significado especial tratándose de México. La gente, los obreros, tanto franceses como españoles, no podían comprender como un  país que se suponía era revolucionario tuviera casos como los de las compañías petroleras...”. Las cinco entrevistas están dentro mi libro inédito ¿Fueron los tiempos de ayer? en donde se glosa la calavera que Juan de la Cabada declamó el día de la entrevista y que de algo puede servir hoy:
                                                 Así cantan las empresas
                                                  Pero nada lograrán
                                                Se volverán a sus huesos
                                                 Y esta guerra perderán
                                                 Y llenitas de gusanos
                                                  Al infierno arrastrarán
                                                  A los malos mexicanos

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