Luis Enrique Miranda
estuvo frente a escrutadores políticos difíciles y plurales, sobre todo
difíciles en tiempos de sucesión
El amigo personal de
Enrique Peña Nieto, ascendido a coordinador del espacio operador de elecciones,
con el carácter de secretario de Desarrollo Social, compareció esta semana, por
primera vez con ese rango, ante diputados federales.
Por supuesto no le preguntarían
cuántas despensas ha repartido en el Estado de México, porque el punto es por
qué la recurrencia de repartirlas en esa entidad y en Coahuila y Nayarit donde
habrá relevo de gobernador el año entrante.
Iba preparado para atender
ese tema como igual se alistó para enfrentar la batería opositora que le
requeriría puntualizar sus aspiraciones presidenciales, es decir, la pretensión
de treparse a la carrera para suceder en el cargo a su amigo Enrique Peña
Nieto.
Sin duda, la respuesta
lleva implícita es treta de engañar con la verdad, harto socorrida entre los
políticos que dicen no cuando es sí.
Y, bueno, el secretario de
Desarrollo Social, Luis Enrique Miranda Nava, rechazó estar en busca de la
candidatura del PRI (no podía ser de otro partido) a la Presidencia de la
República en 2018. ¿Le creemos?
¡Ah!, pero en una de esas
perogrulladas que no tienen desperdicio, admitió que es un operador político
del gobierno federal. Haber dicho lo contrario habría implicado la enorme
mentira de quien tiene el encargo de recuperar los momios a favor del
presidente Peña Nieto y apisonar el terreno para que no anden acusándolo de ser
eso: operador político.
Lea usted la respuesta de don Luis Enrique, cuando los
diputados federales lo cuestionaron por sus constantes giras a estados donde
habrá elecciones el próximo año. Dijo que “al estar como secretario de
Desarrollo Social, evidentemente, sería poco ético pretender ser presidente de
la República, o de cualquier cargo público”.
¿Y no es poco o nada ético
ser operador político del gobierno federal de filiación priista con fondos
públicos de una dependencia que tiene multimillonario presupuesto para atender
prioridades como combatir la pobreza sin posibilidad de deslindarse de un acto
de corte electoral?
Luis Enrique Miranda, el
mismo que pendejeó a los senadores del PRI con aquello de los motivos que lo
mueven para defender al Presidente y unificar criterios en su entorno, estuvo
con los integrantes de las comisiones unidas de Desarrollo Social y de Fomento
Cooperativo y Economía Social, de la Cámara de Diputados.
Dijo que, en efecto, ha
realizado recorridos por el estado de México, Coahuila y Nayarit, pero antes de
que haya candidatos o esté en marcha el proceso electoral, porque los
beneficiarios de los programas sociales requieren apoyo siempre.
La combativa Araceli
Damián González, diputada de la bancada de Morena, le recordó que en el poco
tiempo como secretario de Desarrollo Social, apenas tres meses, ha realizado 19
viajes a 18 entidades del país y, pues, ello genera la sospecha de que lo hace
“pensando que puede ser candidato en las elecciones presidenciales del 2018”.
Miranda Nava replicó y
sostuvo que no quiere ser “ser candidato a la Presidencia o ningún cargo
público”, lo que implica que después de ser secretario de Desarrollo Social se
dedicará a labores propias de un ex funcionario público millonario.
Y, entrado en gastos,
defendió su status y dijo a la diputada Araceli Damián que “ser operador
político no es malo, yo creo que usted lo es. Si no, no estuviera ahí sentada.
Si usted no fuera operadora política, su curul no podría estar ocupado por
usted”.
Pero hay de operadores a
operadores y Miranda lo sabe. Bueno, incluso el diputado del Partido Encuentro
Social, Guillermo Guízar, lo cuestionó en el mismo sentido y le demandó blindar
los programas sociales, para que no sean utilizados con fines proselitistas.
Miranda jugó a la réplica
y le dijo al legislador veracruzano: “Sí, fui a Coahuila, Nayarit y Estado de
México en esta semana, lo hice intencionalmente porque para mí es importante
recorrer el país y mucho antes de cualquier evento o contienda electoral, sobre
todo cuando haya candidatos en esos tres estados. Lo hice porque tengo que
recorrer el país. No son ajenos los programas sociales aunque haya elecciones”.
Por lo demás, trae el
mismo discurso de sus antecesores y asegura que en la Sedesol se está
trabajando para reducir la pobreza, mediante una estrategia de inclusión social
que permite ampliar los derechos sociales de los ciudadanos más vulnerables.
Un punto interesante. Luis
Enrique Miranda adelantó que en 2017 se limitarán los recursos para
organizaciones sociales e invitó a diputados y senadores a “ver cómo se va ir
generando” su distribución transparente, equitativa y cuantitativa, porque se
tienen previsto un monto de 25 mil millones de pesos, entre todos los programas
de varias secretarías, para organizaciones sociales. ¿Para qué no les gane la
perversa intención de hacer campaña con dineros públicos? Ser o no ser operador
y aspirante a un cargo de elección popular. ¿Le creemos? Digo
VIERNES. Por cierto, la
respuesta a Miranda por andar con esos desplantes y haber reprendido y
replicado severamente a la diputada Aracely Damián, este jueves diputadas y
diputados del PAN, PRD, Morena e incluso del PAN protestaron por esa actitud.
Jorge Carlos Ramírez Marín, coordinador de la bancada priista, dijo que los
tricolores no comparten ni avalan el proceder del secretario de Desarrollo
Social, y se sumó a la postura de panistas, perredistas y morenas. El PAN
exigió la renuncia de Miranda; Morena demandó un extrañamiento contra el
funcionario y que su jefe, el presidente Enrique Peña Nieto, evalúe su trabajo
y lo despida. Mal, mal para el confeso operador político de su amigo el
Presidente de la República. Conste.
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