AL IGUAL QUE LO HACE CON
LOS alcaldes del PRD, entre ellos el de Acapulco, Evodio Velázquez Aguirre,
quien una y otra vez es objeto de ayuda para atender y dar solución a problemas
torales del municipio porteño, el gobierno del estado hizo lo propio con el de
Chilpancingo, para empezar a resolver, de una vez por todas, el problema de la
basura en la ciudad capital, el cual por cierto enfrenta la mayoría de los
municipios de Guerrero, y más en el 2018, cuando por ley, todos los
ayuntamientos deberán tener, no un basurero, sino un relleno sanitario.
El dirigente del PRI en
ese municipio, Fermín Alvarado Arroyo, lo dice bien claro: “De no ser por el
apoyo del gobierno del estado, Acapulco
no tendría obra pública ni gobernabilidad. Es decir, Acapulco estaría
peor de lo que está”, lo cual sin duda tiene mucho de cierto, pues el gobierno
que encabeza Velázquez Aguirre, como todos los gobiernos municipales del
estado, difícilmente pueden hacerle frente, por sí solos, a los grandes
problemas que enfrentan a diario.
Por eso no es de extrañar
que el gobierno estatal, el que encabeza Héctor Astudillo Flores, de manera
solidaria apoye al gobierno municipal de Chilpancingo que preside Marco Antonio
Leyva Mena, en lo que tiene que ver con el problema de la basura. Y no tiene
nada de extraño porque al de Acapulco, como a los otros 80 ayuntamientos, los
ha apoyado, también de manera solidaria, para resolver los problemas que los
aquejan.
¿Es de extrañarse el apoyo
que brinda el gobernador del estado a los presidentes municipales? Yo digo que
no, porque, en concreto, el Ejecutivo estatal es el responsable, en última
instancia, de lo que ocurre en el estado, de tal forma que una y otra vez,
cuantas veces sea necesario, acude a los municipios para brindarles ayuda a los
alcaldes, para que éstos resuelvan los problemas que tienen.
La contingencia por las
lluvias, y por el temblor del 19 de septiembre es un ejemplo de ello. El
gobernador del estado acudió en auxilio no solo de los presidentes municipales,
sino también de la población afectada, y el Presidente de la República, Enrique
Peña Nieto, hizo lo propio en apoyo de los gobernadores de los estados
damnificados.
En consecuencia, el que el
gobernador Héctor Astudillo Flores haya intervenido en el problema de la basura
que enfrenta Chilpancingo, debe entenderse como una acción de apoyo solidario
ante una emergencia producida por la falta de un relleno sanitario, que si bien
el Ayuntamiento capitalino lo tiene en terrenos de la comunidad de Matlalapa,
su operación se encuentra detenida por un conflicto político con el alcalde
Hosseín Nabor Guillén, en razón de que la celda emergente construida se
encuentra en terrenos de Tixtla, aunque legalmente el propietario del predio es
el municipio de Chilpancingo.
Hay que decirlo. Chilpancingo,
y el gobierno municipal que encabeza Leyva Mena, tenía resuelto el problema de
la basura con la celda emergente en Matlalapa, que aparte de ser de su
propiedad, al contar con todos los registros, cuenta con la aprobación de todas
las instancias estatales y federales del medio ambiente. El problema surgió,
hay que decirlo, por la oposición política del alcalde tixtleco que, ante la
necesidad del gobierno capitalino, pretendió sacar raja política y económica
para su beneficio.
Quienes saben de rellenos
sanitarios, es decir los expertos en la materia, y no los políticos de medio
pelo, ni mucho menos los que en las redes sociales cobran venganzas personales,
saben que habilitar una nueva celda para depositar los residuos no es nada
fácil, pues además de recursos millonarios, se requiere de un predio que cumpla
con las especificaciones que exige la
ley y la aprobación de las instancias de gobierno, además de un determinado
tiempo para construirla.
En fin. Finalmente con la
intervención del gobernador del estado, el problema de la basura en
Chilpancingo se encuentra en vías de solución, y de acuerdo a información
precisa, de manera definitiva, o al menos para un periodo de 30 a 40 años. Sin
duda no ha sido fácil, porque además en este problema se han mezclado los
intereses políticos y partidistas, con el fin de debilitar al gobierno
capitalino, a su presidente municipal, y al partido que lo gobierna. ¡Y cómo no
si ya se está en el proceso electoral!
¿Qué la intervención del
gobernador Héctor Astudillo, en lo de la basura en Chilpancingo es una muestra
de la incapacidad del alcalde Marco Antonio Leyva? Si esa es la lógica,
entonces por lo menos el presidente municipal de Acapulco, el perredista Evodio
Velázquez, es doblemente ineficiente, pues son más de dos veces en que el
mandatario estatal ha acudido en auxilio del edil porteño.
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julio651220@hotmail.com
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