No sé cuál sea el mayor
logro de Héctor Astudillo, si haber sacado a 42 mil guerrerenses de la pobreza
extrema como dijo el secretario de Salud José Narro Robles; que Guerrero sea de
los estados menos endeudados del país, como destacó él; o que en su Segundo
Informe de Gobierno y de cara a la elección de 2018 las posturas de los
diputados de los diferentes partidos de oposición hayan tenido una inusual
corrección política.
El gobernador dejó en
claro que el principal problema de Guerrero no es político, sino la violencia,
problema que fue abordado por diferentes diputados. Algunos como el panista
Iván Pachuca destacando el trabajo del mandatario y de su esposa Mercedes Calvo
en la restauración del tejido social.
Otros como Ricardo Mejía
Berdeja de Movimiento Ciudadano y Freddy García Guevara del Partido del
Trabajo, señalaron la impunidad, así como Silvia Romero Suárez del PRD poner
más atención en el trabajo que realiza la Fiscalía a cargo de Xavier Olea
Peláez.
A estos señalamientos los
precedió el reconocimiento a la política social, económica y financiera de la
administración de Astudillo. Es decir, le dieron la buena y la mala, en
intervenciones equilibradas, tal como destacó el representante del presidente
Enrique Peña Nieto, José Narro, quien mencionó que se reconocieron los avances
y los pendientes, tanto de parte del gobernador como de los legisladores.
A lo mejor algunas
personas tenían la expectativa de escuchar discursos incendiarios, pero
predominó la civilidad y la solemnidad del acto, en el que no dejó de haber
crítica, suave, pero objetiva, sin apasionamientos que buscaran el daño
político, lo cual es positivo de cara a un proceso electoral en el que se
renovarán las alcaldías del estado y el propio Congreso.
Guerrero no está para
gastar pólvora en infiernitos políticos cuando urge sofocar las llamas de la
violencia, de ahí la convocatoria del gobernador a los alcaldes, diputados y
jueces a un nuevo pacto por la seguridad, que muy seguramente habrá de
concretarse.
Al menos el que diputados
y gobernador estuvieran en la misma tónica de reconocer “logros y pendientes”,
la insistencia de Narro en destacar los acuerdos como el Pacto por México y el
anuncio, ante los legisladores que han pedido la salida del fiscal de que hará
cambios en su gabinete, pareciera la ruta para lograrlo.
Ya al PRD se le entregó,
quiérase o no, la cabeza de Marco Antonio Leyva Mena en charola de plata y sin
ninguna oposición de parte de la mayoritaria bancada priísta.
No es que a Héctor
Astudillo se le alinearan las estrellas y le dieran buena suerte en su mensaje
en el Congreso, más bien tuvo la capacidad de alinear a los diputados, lo que
habla de su capacidad de operación política.
Todo parece planchado,
como se dice en el argot político, y no es de extrañarse que pronto pudiese
lograrse la firma del Acuerdo por la Seguridad al que convocó.
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