
Todos habían venido al París
bohemio en busca del sueño artístico y la fama. 'La Ciudad de La Luz' (la Ville
lumière) en esa época es el lugar de peregrinación de artistas de todo el
mundo.
No se sabe muy bien el
lugar, ni la fecha exacta de esta anécdota; pudo haber sucedido en el Café La
Coupole de Montparnasse, o cuando Picasso vivía en la rue des Grands-Augustins
(El taller donde pinto el Guernica), o tal vez cuando Picasso se había
trasladado al sur de Francia.
Fue tras el opíparo banquete
donde habían bebido y comido hasta la saciedad, mientras comentaban sus últimas
conquistas, hablaban de sus cuadros cuando llego la cuenta. En ese momento se
hace el silencio, todos miran a Picasso haciéndose los locos. Entonces el genio
retira los platos, los cubiertos, botellas y restos de comida del mantel. Toma
su pluma y realiza un dibujo en un servilleta, llama a la dueña del restaurante
para pagar con el dibujo los gastos, la propietaria se alegra y pide a Picasso
que le firme el dibujo. A lo que el pintor malagueño responde: "Estoy pagando
el almuerzo, no comprando el restaurante".
+Info:
Documental, La servilleta de Picasso
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