GABY CARMONA ASTUDILLO |
Desde
hace tres años, los demonios se soltaron en el estado de Guerrero, generando escenarios de violencia que
afectaran al gobierno de Ángel Aguirre Rivero, quien al salirse del Partido Revolucionario
Institucional, le clavó una daga, que a la distancia, les sigue causando un profundo daño político
electoral.
Y la
mano que a estado meciendo la cuna, insiste en su propósito de afectar no sólo
a quien gobierna la entidad, sino
directamente al pueblo guerrerense, un
pueblo que a sabido apoyar a su gobernador en los momentos más difíciles, sabedores de que cada manifestación, cada
bloqueo, cada campaña mediática es orquestada por sus adversarios políticos que
a la distancia no han logrado superar su derrota y otros no han aceptado aún
que los tiempos de gobierno han cambiado.
Cuando
Ángel Aguirre Rivero llegó al poder, encontró una entidad en manos del
narcotráfico, con grupos policiacos al servicio de la delincuencia organizada,
con una inseguridad pública alarmante pero sobre todo con un alto índice de
ejecuciones. La tarea para el recién llegado huésped de Casa Guerrero el asunto
no sería nada fácil.
Y el
primer problema que tuvo que enfrentar el gobernador Aguirre fue la campaña de
terror, zozobra y miedo que unos panfletos provocaron en las diferentes
escuelas del puerto de Acapulco, en donde les exigían a los profesores
cantidades de dinero de lo contrario empezarían a sufrir las consecuencias. El
estilo de redacción era el mismo que utilizaron los adversarios del entonces
candidato para denostarlo. La guerra había empezado y Aguirre lo sabía.
A los
ocho meses, alumnos de la Normal Rural de Ayotzinapa realizaron un bloqueó
sobre la autopista del Sol, una noche antes un grupo de sujetos armados les
informan a los dueños de los locatarios que no abrieran sus negocios porque iba
a ocurrir una tragedia, al mismo tiempo que se llevaron varios “bidones llenos
de gasolina”. Lo que sucede después ya todos lo sabemos.
Y
mientras se registraron los hechos, muchos de sus funcionarios, vinculados al
hombre de la Zeta y a la clase priista, sonreían y aseguraban que Aguirre
Rivero tenía los días contados, solo quienes conocemos la capacidad política
del gobernador asegurábamos que no ocurriría ninguna renuncia y menos una
licencia al cargo.
Dos de
sus Secretarios de despacho pusieron sus renuncias en la mesa para ayudar al
jefe del ejecutivo y que las investigaciones se dieran sin obstáculo alguno.
Mientras
tanto en cada región de Guerrero, se generaban situaciones de caos,
manifestaciones y bloqueos. Aguirre Rivero tenía que hacer frente a la
situación de forma personal, toda vez que sus funcionarios se negaban a dar la
cara y cuando lo hacían la situación empeoraba.
A la
distancia, integrantes de la CETEG marcharon por las calles de Chilpancingo
provocando destrozos a las sedes de los partidos políticos y a la oficina del
senador Sofío Ramírez pero para dar la impresión de que el asunto era con toda
la clase política, los de la CETEG quemaron también oficinas del PRI Estatal
para ese momento, el pueblo de Guerrero ya tenía claro que había la intención
de querer derrocar al mandatario estatal. Y entonces fueron saliendo nombres de
políticos y se volvió al origen.
Entonces
sus adversarios dieron un giro diferente, abría que atacar a Ángel Aguirre
desde otra trinchera, la creación de grupos de autodefensa, que provocaron en
Huamuxtitlan su surgimiento fortaleciéndose en Olinalá, lo que generó el efecto
dominó, sin embargo, el gobernador Aguirre supo desarticular el movimiento y
los convocó a formar la policía rural. A pesar de las críticas el modelo de
Aguirre sirvió para aplicarlo en Michoacán. En el proceso electoral Aguirre les
demostró que sigue siendo el principal operador electoral en Guerrero.
Y entonces
sus adversarios se unieron con otros políticos del partido del gobernador y
enfocaron sus dardos en contra de la presidenta estatal del DIF Laura del Rocío
Herrera de Aguirre, quien tuvo que enfrentar los ataques más duros con firmeza,
segura de que el objetivo era ahora destruir a su familia, sin embargo la
estrategia fracasó.
En tres
años de gobierno, Ángel Aguirre ha demostrado que es un árbol difícil de
destruir, porque tiene el apoyo de los guerrerenses más desprotegidos, esas
familias a las que por más de seis años estuvieron marginadas y olvidadas, que
durante seis años el gobierno en turno las menospreció pero con Aguirre Rivero
encontraron el apoyo que les fue negado por seis años.
Ahora,
los adversarios de Aguirre aseguran que ya no tiene la confianza de Enrique
Peña Nieto, sin embargo, en cada gira de trabajo que el presidente de México
hace en Guerrero, el dialogo con el mandatario estatal ha sido directo y de
amigos, porque eso es lo que son, amigos personales, amistad que se a
fortalecido con el paso de los años.
En la
reconstrucción de Guerrero, el gobernador Aguirre ha exigido y demandado al
presidente de México mayor apoyo a su gente, y el mandatario ha tenido que
levantar la voz cuando se ha requerido. Hoy más que nunca el gobierno de Aguirre
está más fuerte ante las miles de familias que ha beneficiado, con una esposa
que ha hecho suyo los problemas que viven las familias desintegradas y que poco
a poco juntos han ido transformando el entorno de miles de familias.
A tres
años de gobierno podemos decir que Ángel Aguirre ha ido cerrando la brecha y
poco a poco en la entidad se ha ido generando la confianza en el sector
turístico, por seis años vimos un Acapulco vacío, a la llegada de Aguirre poco
a poco la confianza se fue ganando, hoy el día, son más los que vienen al
puerto. Hay problemas, nadie lo pone en duda, que se está trabajando en su
solución eso se observa, sin duda al alguna.
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