“Un traidor es un hombre que
dejó su partido para inscribirse en otro. Un convertido es un traidor que
abandonó su partido para inscribirse en el nuestro” -Georges Clemenceau-
El senador, ex diputado o ex
funcionario u lo que sea, no ha sido un hombre de respeto, ni de entender la moral
como aptitud, menos de lealtad, como paradigma de saber ser un buen ser humano.
Las quejas de sus desventuras como simpatizante de todos los partidos
políticos, no ha dejado un "buen sabor de boca", sino más amargo que
la hiel. Es un desventurado de la política.
Desde integrantes del PAN,
como del PRI; y, del PRD, han lanzado denuestos e injurias en contra del
tecpaneco; quien además es muy conocido por sus perjurios, sus mezquinas
ambiciones. Traicionero por genética y alevoso por sus débiles convicciones, ha
trascendido, como un hombre de “mala paga” en sus probidades.
Hace unos días, destacó que “Zeferino
no es mi padrino”; cuando es de sobra conocida su afable amistad con el
jalisciense. Y, no tan solo ello, sino ligas en mucho de los negocios de ambos.
Muestra una vez más su bajo perfil de saber ser amigo; y, a la vez delata,
traiciona tal cual Judas a quien le ha brindado seguridad, y trabajo. ¿Qué si
sabe morder la mano? Eso no se pregunta, solo se observa en su actitud.
El escritor español, Don
Vicente Espinel, lo dejó perfectamente claro: “La traición la emplean
únicamente aquellos que no han llegado a comprender el gran tesoro que se posee
siendo dueño de una conciencia honrada y pura”.
Hoy Marcelo Ebrard, quien también
lo protegió de su enorme caudal de enemigos, tuvo a bien a declarar que "Hacer
candidato a Ríos Piter, es como entregarle el gobierno al PRI”. Una prueba más
de otro, que ha sentido la ingratitud, de un hombre que, solo en el PRD, tiene
cabida, donde le aguardan otros de sus mismas condiciones sentimentales:
alevosos, traidores, belicosos, deshonestos y felones. Que haya, una
diferencia, con otros, es mínima.
Pero si es una realidad,
Armando Ríos Piter, debe buscar ayuda en el Clero, para calmar su alma de tanta
necesidad de hacer el mal. Y, posteriormente, la ayuda del psiquiatra, pues sus
males son desde más allá de su cerebro y solo con medicamentos podrá volver a
la realidad, de los valores y las buenas costumbres.
Pues solo gente de su misma
calaña, de su misma condición es quien lo sigue y lo consulta. Veremos…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.