No es nada extraño, que
lo más extraño de todo lo extraño que uno pueda extrañamente imaginar es que
con bono o sin él, los senadores y diputados le partieron su nada extraña madre
a este país gobernado por una mancha de extraños seres de extraño proceder y
cuya extraña especie no es venida de otro extraño planeta, como lo plasman las
declaraciones de un extraño personaje cínico que habla de la quiebra moral y teibolera
de su partido y no declara sobre los miles de muertos que dejó en tierra
extraña su sexenio sangriento.
Y aquí mismo, de esa
extraña nación ubicada por una extraña circunstancia haidegueriana a un paso de
la nación más poderosa del mundo y a punto de caerse en un extraño túnel donde
ni los ecos lo habitan. De un plumazo han puesto la cuenta regresiva a un
estado larvario sin soberanía al cambiar los artículos, 28, 25 y 27 de la
Constitución. La regresión al porfiriato es aún más costosa para la nación. En
1909, como lo señalamos en este espacio, Porfirio Díaz, modificó la ley en un
congreso dominado por él, sin los moches del de hoy. Y a pesar que la
Constitución de 1917, declaró al petróleo propiedad de la nación, esto sólo fue
posible hasta 1938 con Lázaro Cárdenas, enterrado en la basura de la historia.
Hoy, en medio de una
crisis de corrupción institucionalizada, todo está consumado. Y la desgracia
mayor de este país, es que no haya una oposición unitaria, puros fragmentos que
anda a la titisha de las migajas del
poder. La izquierda desdibujada no está ni estuvo a la altura de los graves
momentos para el futuro de la nación.
México está en manos de
los políticos anclados en su cartel y de los carteles de la delincuencia, que
ahora van a meterle las manos al petróleo. Ya lo hicieron con el acero.
En tanto tiburones
petroleros acechan las aguas profundas y dulces del territorio en donde podrán
robar la tierra de los mexicanos para la exploración y explotación de petróleo,
oro y la introducción criminal del fracking.
Se volverá una rutina
saber que campesinos de Tabasco toman pozos petroleros porque han contaminado
sus tierras, o la minera de Durango que derrama 2 mil metros cúbico al río
impunemente y pone en riesgo la salud de los duranguenses.
Ante estos hechos que
habrán de multiplicarse, ¿la izquierda dócil y dividida en intereses privados va
a conducir un movimiento en contra de una realidad irreversible y oprobiosa?
Y ante la situación
económica de alto riesgo, se incrementarán el salario mínimo, que de por si es
mínimo para el alto costo de la vida, un ejemplo simple, el altísimo precio de
la gasolina.
Por eso todo lo extraño
que parezca, este país ya es extraño para los aún más extraños mexicanos,
porque ya nada o casi nada es de los mexicanos. Lo único que queda es un jirón
de patria revuelta con despojos y envuelta en un lábaro tiznado y rasgado con
manchas que la corrupción de dentro y de afuera han ido tejiendo a lo largo de
los años. En este país abstracto donde ocupar una secretaria abstracta les
permite llenar sus bolsillos con una abstracción que les permite organizar
reventones con teiboleras o efebos
nada abstractos si de tocar nalgas se trata. ¿Qué extraño, no?
INSTITUTO DE
PLANEACIÓN URBANA PARA CHILPANCINGO
En octubre de 1973, el
entonces presidente Luis Echeverría, impulsó la creación de los planes de
desarrollo urbano para ciudades y
municipios de México, y ratificado por José López Portillo a principios de los
ochentas, sentaron las bases para un ordenamiento urbano, territorial y
desarrollo armónico.
Miguel de la Madrid,
auspicio en la Ciudad de México la realización del Congreso Internacional de
Planeación. Lo más extraño es que los
planes de muchas ciudades con el paso del tiempo, se fueron quedando en el
papel. Los centros urbanos crecieron desproporcionadamente. Principalmente la
Ciudad de México. Los planificadores urbanos, sugirieron que el crecimiento de
México-Tenochtitlán no siguiera esa ruta de crecimiento amorfa y en espiral
hacia el sur. Gobiernos ulteriores se hicieron de la vista gorda, ante la
bonanza de los bienes raíces y el jugoso negocio para los gobiernos por el
cambio de uso de suelo.
Esta experiencia
traumática para muchas ciudades y sus habitantes, viene a colación por el
crecimiento anárquico de la capital de Guerrero. No sólo Acapulco creció con
desorden y sin ningún plan de desarrollo urbano. Chilpancingo, es una muestra
de un crecimiento desordenado y de alto riesgo, no sólo por la imposibilidad de
dotar de infraestructura a asentamientos emergentes, sino porque ningún
gobierno municipal puso en la agenda de la ciudad el ordenamiento urbano.
Es importante señalar la
atinada decisión del Alcalde Mario Moreno Arcos, de crear el Instituto de Planeación Urbana
para echar a andar los Planes de Desarrollo Urbano. Si abrimos los ojos, vemos
que las zonas más afectadas por los meteoros, fueron las que se asentaron en
zonas de riesgo. El alcalde fue enfático. Que se impedirá la proliferación de
estos asentamientos que ponen en peligro la vida de sus moradores y al mismo
tiempo, incurren en actos ilegales al construir en márgenes de ríos, barrancas
y en áreas verdes, pulmón necesario para la ciudad.
Es paradójico que gracias
a los meteoros y el impacto en la población la gente tiene que cambiar de
actitud. Y que bueno, que en un momento de crisis urbana, Moreno Arcos hace
este anuncio de trascendencia histórica para Chilpancingo.
Al regularse los
asentamientos, y evitar que líderes se aprovechen de la gente con necesidad de
vivienda, y surjan estas ciudades,
dentro de la ciudad, semillero de desempleados y donde el trabajo informal, la
delincuencia callejera, están a la orden del día. Que con el plan de desarrollo
Urbano, se regulen las invasiones y que la canción, Casas de cartón, sólo sea un referente de una época ya rebasada.
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