Rememorando un poco sobre la educación
tradicional y convencional en la que nos desarrollamos, los padres decían “la
letra con sangre entra” y permitían que nuestros maestros nos disciplinaran en
las escuelas, concatenado un compromiso tácito entre ésta y el hogar para hacer
el justo medio en nuesta formación; En días pasados unas imágenes de un padre
con un hijo sobre sus piernas aplicándole una buenta azotaina, llamaron
poderosamente mi atención por el mensaje: “hacen falta muchas de éstas”, y una
segunda imagen donde varios pubertos: Cigarrillo en boca, armas en ristre,
actitud pendenciera, con la nota: “para que haya menos de éstos”, lo que más me
sorprendió es que la publicase un jovencillo de 15 años; Pensé ¡Oh Gran Dios!
gracias por permitirles llegar a ésto.
En fín cuando Dios se hace
presente nos darnos cuenta que ¡Podemos con eso y con mas! Es por ello que esas
imágenes me llevan a decir: ¿Extrañamos la forma en que nos educaron?, sería
una falacia negarlo, más bién tenemos que apelar a los valores que fueron
lanzados al rincón “de la cocina” como se dice coloquialmente.Hay que rescatarlos
y aplicarlos, hacer una reflexión
profunda que nos permita revisar a conciencia nuestro andar, actuar, decir y
hacer. Pudiendo tener los resultados que buscamos o no, pero al final del
camino demostrárnos que tenemos iniciativa y talento para lograrlos, gracias a ese Guía
Interior que forma parte de nosotros “La Intuición”.
La tan ansiada y venerada PAZ, se
manifesta con sensación de desamparo,
confluye en forma descoordinada. Desgastade por abanderar causas bien intencionadas algunas, otras con
dolor social y otras tantas con oculta perversión, como si al común de los mortales estas acciones nos pasaran
desapercibidas, ignoradas.
Esperamos que nuestros logros ante
los demás, sean aplaudidos, independiente de que nos sintamos con el compromiso
de superarlos: ¿Estamos tocando fondo como sociedad? ¿Ya es prudente y
necesario actuar solidarios? ¿Tenemos fuerza y voluntad para hacerlo? La moneda
esté en el aire, es nuestra decisión que caiga cara o cruz para todos.
Todos somos talentosos, todos
tenemos una belleza única e individual, lo permisible es aceptar que todos somos
diferentes y por ello nuestra participación es única. Estos haberes en que nos
encontramos son muy confusos, existe un choque generacional marcado por un
abismo enajenante, sin embargo, estamos seguros de que ¡Juntos podemos!, es
cuestión de tomar la decisión.
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