Un
estudio de la Universidad de Ginebra revela el sistema que permite a los
ratones detectar y evitar a sus compañeros enfermos. La clave está en el órgano
vomeronasal, situado en la nariz, que detecta grandes moléculas como las
feromonas. Su función en los
humanos es aún un misterio.
Uno
de los ratones sanos del estudio (izquierda) junto a ratón enfermo
Vivir
en grupo tiene muchas ventajas pero también algunos riesgos. Por eso algunas
especies han desarrollado estrategias para evitar la transmisión de patógenos,
como las langostas que huyen de las compañeras que tienen virus o los pájaros
que evitan a la pareja que tiene parásitos. Algunos roedores, como los ratones,
son capaces de advertir de la presencia de un individuo enfermo y tratar de
evitar el contacto, pero hasta ahora se desconocían los mecanismos neuronales
de esta respuesta.
El
equipo de Iván Rodríguez, de la Universidad de Ginebra, publica esta semana en
la revista Current Biology un trabajo en el que describen la forma en que el
órgano vomeronasal de los ratones les permite detectar determinadas señales
químicas que indican enfermedad. En la primera fase de los experimentos los
investigadores documentaron el comportamiento de los ratones respecto a los
compañeros enfermos en circunstancias normales. "Tanto los ratones
contagiados con hepatitis de forma natural como los infectados artificialmente
eran fuertemente rechazados por sus compañeros sanos", explica Madlaina
Boillat, autora principal del estudio.
Las
moléculas pueden estar presentes en la orina, la saliva o el sudor del
individuo enfermo.
Después
repitieron la prueba con una cepa de ratones alterados genéticamente para
desactivar la actividad de su órgano vomeronasal y comprobaron su reacción. Los
nuevos ratones no huían ni rechazaban a los ratones enfermos lo que indica
claramente que esta región es clave en el mecanismo de respuesta innato en los
roedores. "Hemos identificado el sistema neuronal que permite a los
roedores reconocer a sus compañeros enfermos y evitarlos", asegura Rodríguez.
En cuanto a los receptores químicos implicados, hay varios candidatos, pero se
sospecha de un grupo llamado Fprs descubierto en 2009. "De momento
desconocemos la naturaleza de estos compuestos, y de hecho estamos tratando de
identificarlos" reconoce Rodríguez a Next.
Una
de las pistas que han hallado es que algunas de estas moléculas están presentes
en la orina de los ratones enfermos, pero "podrían estar también en el
sudor, la saliva o la respiración", asegura el científico. Tampoco saben
si el mecanismo es siempre igual, independientemente de la enfermedad, pero
Rodríguez supone que las moléculas reconocidas son iguales en varias
enfermedades. "Los compuestos que desatan la respuesta podrían no estar
relacionados con los patógenos directamente", indica, "podrían ser
producto de la reacción del sistema inmune". De la misma forma, su estudio
ha detectado que se trata de moléculas que varía en un amplio rango de tamaños.
Sobre
la existencia de un mecanismo parecido en los seres humanos, no hay ninguna
prueba y algunos especialistas creen que el órgano vomeronasal no está
desarrollado. "No hay ninguna prueba de que otros mamíferos, aparte de los
roedores, reconozcan a los individuos enfermos por el olfato", explica
Rodríguez. ¿Cuál podría ser la utilidad práctica de este descubrimiento
entonces? "Podríamos entrenar a algunos roedores fácilmente a reconocer
algunos patógenos, en particular algunos cánceres específicos", explica el
investigador. "Lo interesante para los humanos aquí es que nuestros hallazgos
podrían ayudar a identificar qué moléculas segregan los individuos enfermos y
una vez hecho esto, diseñar dispositivos que nos permitan monitorizar nuestro
estado de salud con esta información".
Con
este sistema se podrían diseñar dispositivos para detectar enfermedades
precozmente.
Otros
equipos científicos están interesados en este mismo fenómeno de cómo
determinadas especies son capaces de advertir la presencia de sustancias que
entrañan peligro. En un trabajo reciente, Pavan Ramdya y su equipo de la
Universidad de Lausana han descubierto que la mosca de la fruta (Drosophila
melanogaster) reacciona de manera diferente ante la presencia de un tóxico
cuando está sola que cuando vuela junto a otras. En 2013 otro grupo descubrió
que los peces cebra perciben las moléculas de cadaverina procedentes de un
cuerpo muerto y reaccionan a su presencia. En la Universidad del Estado de
Michigan, Michael Wagner estudia el mecanismo por el que las lampreas marinas
detectan a sus congéneres muertos y huyen violentamente del lugar, como sucede
con los tiburones. El conocimiento de estos mecanismos está sirviendo para
controlar las poblaciones de esta especie, que en algunos lugares como los
Grandes Lagos se han convertido en una plaga, mediante el vertido de moléculas
que desatan su respuesta defensiva.
Referencia: The Vomeronasal System Mediates Sick
Conspecific Avoidance (Current Biology)
http://dx.doi.org/10.1016/j.cub.2014.11.061
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