lunes, 3 de agosto de 2015

DE TIXTLA, SABORES Y DELEITES AL PALADAR… Por Margarito López Ramírez

A semejanza de lo que acontece en el ámbito mundial, existen comunidades en el suelo patrio que, además de sus paisajes excepcionales, poseen diversidad de potajes y antojos mexicanos que satisfacen y deleitan paladares exigentes de propios y extraños. Si a estas peculiaridades se les aúna el trato amable de la  gente que las habitan, estas colectividades saltan a la notoriedad. Y, amén de ser frecuentadas por su entorno, historia,  tradiciones y costumbres admirables, el flujo de visitantes se intensifica por el sabor y características de sus platillos  típicos.
Viene a cuento  lo anterior, porque en algunos hogares de Tixtla de Guerrero, México,  además de consumir el consabido y delicioso pozole condimentado con orégano, cebolla, picante y jugos de limón o lima agrios; atoles, ya sea blanco saboreado con pedazos de calabaza, camote, pachayota o torrejas empanochadas; atoles champurrado, de piña, o arroz consumidos con pan blanco o tamales heridos;  el apetecible fiambre aderezado con jugos agridulces;  o chivo en barbacoa (chito),  mole verde o las típicas tostadas.
En este tenor, también es habitual que en la mesa o en el suelo destinado a los cultivos, se sirvan: frijoles fritos o refritos con manteca de cerdo, tortillas recién salidas del comal, tamales tololochis,  tamales hechos con masa y frijol entero o garbanzo, queso fresco, pedazos de chicharrón o tiras de tipishihui asado en las brasas, acompañados de chimole o salsa hechos en molcajete, rábanos y tlanipa; sin olvidar un manojo de ramillas de cilantro, papatla, pipitza,  cococatzin, escobitas o tepalcasho…
Pero cuando en la mesa del hombre o la mujer pobres, que constituyen una mayoría en la población, no hay recursos económicos para estos lujos nutricionales, un plato con frijoles apozonquis, memelas hechas con masa obtenida de maíz criollo, quelites y chile verde, son delicias que estimulan, nutren y fortalecen. He aquí que tener y consumir éstos, sean razones  demás para dar gracias a la vida en estos tiempos de pobreza en los que hay personas  que sufren grandes carencias.
 He aquí también que justificadamente quepa afirmar; en Tixtla de Guerrero, ciudad poseedora de historia patria, tradiciones y costumbres propias, el oriundo de esta tierra y el viandante, encuentran, además de sorbos de reconfortante mezcal extraído de verdes magueyes, degustaciones, deleites que satisfacen al paladar.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.