martes, 8 de marzo de 2016

CONTEXTO POLÍTICO Por Efraín Flores Iglesias El 2018 y sus protagonistas

EFRAÍN FLORES IGLESIAS

Si el Partido Acción Nacional (PAN) quiere disputar la Presidencia de la República requiere postular a un candidato competitivo, alguien que tenga una trayectoria intachable. Y en estos momentos quien le garantiza darle batalla al Partido Revolucionario Institucional (PRI) y a Andrés Manuel López Obrador (el eterno candidato) es, sin lugar a dudas, Margarita Zavala Gómez del Campo.

También anhelan la candidatura blanquiazul el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, y el actual dirigente nacional de ese partido, Ricardo Anaya Cortés. Sus posibilidades son nulas.

De igual manera, el PRI necesita un buen candidato. Aunque, claro, no la tendrá fácil, ya que cargará con los errores cometidos por el presidente Enrique Peña Nieto. Y vaya que son muchos.

En este momento se mencionan a cuatro: los secretarios Miguel Ángel Osorio Chong, de Gobernación, y Luis Videgaray Caso, de Hacienda y Crédito Público; así como el gobernador del Estado de México, Eruviel Villegas Ávila, y el líder nacional del tricolor, Manlio Fabio Beltrones Rivera.

De los cuatro, el más experimentado es Beltrones, ya que conoce a fondo el sistema político mexicano y ha sabido moverse de manera inteligente en los momentos en que su partido ha estado fuera del poder.

La elección de 2018 es para Andrés Manuel López Obrador un gran reto. Es la tercera ocasión que competiría por la Presidencia de la República y su última oportunidad. Los años lo han desgastado. Aunque hay que reconocerle que ha sido perseverante y un rudo opositor. Su discurso atrae a un sector social del país que se siente agraviado por las políticas económicas implementadas por Peña Nieto. Pero le falta estructura. Y ese ha sido siempre su talón de Aquiles.

El que corre el riesgo de pasar al cuarto lugar nacional, es el Partido de la Revolución Democrática (PRD). La causa: sus divisiones internas y cargar con el estigma del Caso Iguala. Es más, López Obrador va a seguirles restando adeptos.

Es muy probable que su abanderado sea el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera Espinosa, quien es el que figura en las encuestas. Otro que quiere la candidatura es el gobernador de Morelos, Graco Ramírez Garrido Abreu, pero sus posibilidades son remotas.
Si el PRD no levanta en 2018 tiene como opción sumarse al abanderado o abanderada del PAN.
Faltan dos años para que los mexicanos elijan al sucesor de Peña Nieto. Se espera, desde luego, una lucha intestina por el poder. Por eso, insisto, si el PRI quiere seguir en Los Pinos necesita elegir a un candidato competitivo y que no tenga fuertes nexos con la casa presidencial ni con intereses oscuros. De lo contrario, propiciarán a que el PAN regrese de donde salió en 2012.

Tampoco hay que descartar que un independiente pueda causarles dolores de cabeza a los candidatos postulados por el PRI, PAN, Morena y el PRD. En política no se vale confiarse, porque el que lo hace puede terminar en el famoso rancho que tiene López Obrador en Palenque, Chiapas, denominado “La Chingada”.

En Nuevo León, no hay que olvidar que a Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”, lo minimizaron en un principio y al final los minimizados fueron ellos, pero en las urnas.

De la chiquillada (partidos pequeños) no se espera mucho. Harán alianzas con los partidos que tengan posibilidades de ganar la Presidencia.

Estaremos atentos de cada paso que dé cada aspirante de aquí al 2018.

ENTRE OTRAS COSAS… No cabe duda que la arrogancia es lo que caracteriza a la titular de la Dirección General de Comunicación Social del gobierno del estado, Erika Lührs Cortés, quien la mañana de este martes ordenó a una de sus colaboradoras que un servidor no tomara fotografías en la Sala de la República de Casa Guerrero, en donde el gobernador Héctor Astudillo Flores y su esposa, Mercedes Calvo de Astudillo, presidenta del DIF-Guerrero, pusieron en marcha la colecta estatal de la Cruz Roja Mexicana 2016, bajo el lema "Dona y sigue ayudándonos a salvar vidas".

La colaboradora de la funcionaria estatal que iba vestida con una blusa azul, argumentó que “por instrucciones de la licenciada Erika Lührs” me retirara del lugar, ya que supuestamente impedía que los invitados al evento observaran a los que estaban en el presídium. Lo curioso es que había más personas tomando fotos con sus cámaras a quienes no les dijeron nada. Así las cosas. Ni modo, dijera un amigo.

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