lunes, 28 de marzo de 2016

“Guaruras”, un poder dentro del Poder >> Ley Guardaespaldas”: pareja, incluidos los guarros oficiales LUIS REPPER JARAMILLO*.

Son un poder, dentro de los poderes federales y locales. Se han convertido, por la tibieza, omisión, impotencia y colusión, de las autoridades judiciales, policiacas y políticas (a quienes sirven impunemente) en un grupo especial que aterroriza, agrede y huyen cobardemente luego de su fechoría.

Me refiero a los guardaespaldas, los “guaruras”, el brazo agresivo de políticos, millonarios, empresarios, amantes de  estos, esposas, hijas, queridas y más. Estos “guarros”, el 95% de ellos incultos, cuya única condición para ser contratados es desconocer el dolor humanos de quien agrede, saber manejar armas, ser fornidos (si no los prepararan para ello), medir más de 1.85 metros de estatura. No importa si carecen de documentos académicos, pues su trabajo será golpear, asustar y hasta matar en caso necesario.

Regularmente el “patrón” NO lo selecciona, se lo encarga a su “asistente personal” –un sanguinario-. Hay algunas consideraciones para su contratación: haber sido militar, en retiro, expulsado o desertado. Haber pasado por alguna policía ministerial: judicial, de investigación, militarizada. Hay millonarios que piden extraerlos de barrios bajos en estados, ciudades, etc. unos verdaderos mercenarios. No importa que carezcan de documentos oficiales de estudios, pues su labor es cuidar, golpear e insisto  asesinar.

Lamentablemente esta actividad está descontrolada, no de ahora, ¡de siempre! Sólo que hoy se agudizó en la Ciudad de México y en entidades con poder económico considerable.

Los “pudientes” los contratan ante la incapacidad y corrupción de las autoridades de controlar la delincuencia, al crimen organizado, a las mafias –conocidas-, pero permitidas.

En el caso de la Ciudad de México, ni la Procuraduría General de Justicia (PGJCDMX), ni la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) tiene un Padrón de “guardaespaldas”. Están fuera de control y lo peor, esta secta peligrosa porta y poseen armas en grandes cantidades. Se ve la cajonera, la que llevan en el cinto o en la sobaquera; pero en realidad en la cajuela del auto o en un compartimento adaptado al mismo, traen escopetas, metralletas, cuernos de chivo, cargadores, granadas y  con ellas circulan libremente por toda la ciudad.
Sólo porque la sociedad es perceptiva, inteligente, observadora, ubica y detecta quienes son “guarros”, pues sus coches son inconfundibles: traen tumbaburros, vidrios polarizados, rines pintados de negro (sin tapones), códigos (luces intermitentes azules y rojas), adheridas al parabrisas por dentro. Cuando escoltan a su miedoso jefe, bajan los vidrios traseros y en ambos lados, dándose la espalda, dos escoltas con mirada amenazante, traen en sus piernas sendas metralletas y en una mano su pistola de cargo.

El chofer siempre “avienta la lámina” al vehículo que involuntariamente se acerca al del “patrón”  y así lo vean patrulleros de tránsito o de crucero, se hacen de la vista gorda y “dejan hacer, dejan pasar”.

A los diputados y senadores federales (ellos también traen escoltas ilegales), los diputados locales (ALDF), les da miedo legislar en la materia. No existe, insisto, Ley que regule la operación de los “guarros”…¡Vamos… ni la Secretaría de Hacienda, a través de su brazo intimidador, el SAT, es capaz de someter a esta élite del miedo, exigiendo a sus “patrones” las nóminas de pago y retención de impuestos, por los servicios prestados;: son empleados asalariados, que desde luego evaden al fisco. Videgaray y su cobrador de tributos, en la omisión, simulación, colusión.

El caso que hizo despertar de sus curules y escaños a los “dilectos” legisladores, fue la golpiza que ordenó le diera a un automovilista en Viaducto Tlalpan, el corrupto, defraudador y cobarde,  “Lord Ferrari”, Alfredo Sentéis Palacio, quien muy obediente, armado y cobarde, Sergio González, acató la disposición e inmisericordemente sacó en vilo al aterrorizado Jair, para zarandearlo, arrastrarlo y golpearlo a placer en el suelo.

La historia es de todos conocida, por lo que la dejo hasta aquí.

Si no ha sido por un video/aficionado que subió a las redes sociales las incalificables escenas, ni Miguel Ángel Mancera, Rodolfo Ríos Garza, Hiram Almeida, la PGR, Los Pinos, San Lázaro y la ALDF, hubieran reaccionado. Todo seguiría igual. Todos a quienes referí se desgarraron las vestiduras, se envolvieron en la bandera y “dilectos” quieren ahora crear la “Ley Guardaespaldas”, para controlar esta tenebrosa actividad (miedo de la sociedad), muchas décadas después.

Nunca como hoy se aplica “después del niño ahogado tapan el pozo”. Que le pregunten a Jair y a sus familiares si no es demasiado tarde querer “controlar” con una Ley, a estos cobardes e impunes sujetos. Machos, porque portan armas prohibidas –y lo sabe la autoridad-, incultos, agresivos, montoneros, impunes. Un articulado, como todos los que se promulgan se viola. Estos “guarros” no respetan nada, sólo a quien les paga; sabedores que con un “entre” o un amedrentamiento con sus armas, les permite la huida después de inmoral acción.

Tanto el PAN en la ALDF, como el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, “expedito” luego de ser exhibido en televisión, radio, redes sociales, prensa escrita, radio pasillo, en el café, como incapaz para controlar el servicio de “guaruras”, (nada menos él trae un convoy de 5 camionetas de guarros, 4 motocicletas de SSP, sus “pajaritos” por la ruta que tomará la caravana), enviará a la Asamblea Legislativa la iniciativa de “Ley de Guardaespaldas”, para  “meter” al orden a estos sujetos… Y no es que sea incrédulo, pero así nos han acostumbrado, nada pasará. Todo seguirá igual.

Como ciudadano le voy a dar unas sugerencias para hacer visibles, a los ojos de la gente la presencia de los guardaespaldas, porque la “materia gris” de MAM,  Luis Serna Chávez, sigue en el Limbo, ausente, sin sugerir nada.

A ver señor Mancera, para ordenar a los grupos del miedo (léase guaruras), al contratarlos deben tener como mínimo bachillerato (al menos una embarrada de cultura general), comprobable, con certificado de Secundaria y Prepa.
Pasar exámenes de Control de Confianza. Su “patrón” o contratador debe estar dado de alta ante el persecutorio SAT. Estos sujetos cobrar por nómina, honorarios u otro régimen fiscal para que paguen impuestos.

Quien sea apto, su Jefe, deberá dotarlo de uniforme; sí, traje azul marino, gris Oxford o negro, camisa blanca y corbata de color destacado (roja, morada, azul o verde eléctrico), lo anterior para que el ciudadano de a pié y conductor, los identifique cuando están circulando o en espera de su “paquete”.

Las armas que portan (todas) deben estar registradas ante la SEDENA y la PJGCDMX,  periódicamente revisadas y censadas por ambas autoridades. Los artefactos que siempre esconden en el domicilio o automóvil también deben tener registro, de lo contrario ser decomisadas;  el patrón y guardaespaldas detenidos  por “posesión y acopio de armas”.

Los autos escolta. Deben ser de color único para todos los grupos. Prohibido traer vidrios polarizados; si tumbaburros, rines negros, no tapones, en las portezuelas izquierda y derecha posteriores, deben tener dos cromáticas, muy visibles, el número de la placa de circulación y un código que la PGJCDMX y SEDENA, le asigne a cada auto, para que el afectado o afectados lo registre y denuncie ante la autoridad, a los medios de comunicación y subirlo a las Redes Sociales.

Es obligatorio, además por Ley, crear el Padrón de Guardaespaldas, con todos los datos personales de cada sujeto y su patrón. Lista que debe ser pública y abierta, en las Páginas de la PGJCDMX, PGR, SSPCDMX,  y a través de los Institutos de Acceso a la Información en todo el país obtener el catálogo que los medios de comunicación y el afectado solicite.

Las Redes Sociales, la radio y la televisión se encargarán del resto. Si a ello la autoridad no responde, la sociedad tomará cartas en el asunto, como sucedió con Lord Ferrari.

Los escoltas de los funcionarios públicos federales y de la CDMX, también deben sujetarse a esta disposición. No hay excepciones a la Ley.

Así como el Gobierno de la Ciudad de México, obliga a los taxistas concesionados, vehículos de carga, de transporte, etc. a inscribir en alguna parte de la unidad el número celular o fijo del dueño del mismo para quejas y sugerencias, los coches de escoltas, deben portar uno, preferentemente del patrón y/o responsable de controlar a sus “angelitos”. No hay excepción de la Ley.

En este asunto, el poder tras el trono en el GCDMX, Héctor Serrano Cortés, Secretario de Movilidad, tiene la obligación de someter al orden a los automóviles de los guardaespaldas. Si al ciudadano común, lo obliga a verificar dos veces al año su automóvil, la SEMOVI, tiene el compromiso moral de pedir a los “patrones” de los guaruras obedecer las características sugeridas en este espacio, sobre el coche escolta: color, cromáticas, número telefónico, código de control de la autoridad judicial,  etc.

Aun no envía MAM a la ALDF, ni Peña Nieto a San Lázaro sus respectivas propuestas de Ley de Guardaespaldas, entonces estamos a tiempo (28 de marzo 2016) de incluir algunas de estas sugerencias, si en verdad quieren corregir su omisión, displicencia, colusión o permisibilidad de las que los mexicanos somos víctimas (a veces) o testigos de cobardes acciones de los guarros en contra de automovilistas que se cruzan a la hora y lugar equivocado por donde transita un convoy de acomplejados políticos, millonarios, empresarios, juniors, esposas, amantes, etc. 

No más Lord Ferrari, Raúl Libién, etc. La impunidad oficial que tienen los guaruras debe terminar, con Ley o sin ella. Si la autoridad lo permite, las Redes Sociales, la televisión, los periodistas, la sociedad, debemos denunciarlo. Como es el caso.



*Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT)      

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