lunes, 28 de marzo de 2016

MIRADA INTERIOR Mal uso del lenguaje: confusión ciudadana Aquí: Acabalas Por: Isaías Alanís

Y para no quedarse atrás con el uso y abuso, no del lenguaje sino del poder, los escándalos de corrupción se han vuelto cotidianos en América latina, ya no sólo en México que está hasta el tope. Los escándalos han tocado a los ex presidentes Inacio Lula da Silva, de Brasil y Cristina Fernández de Kirchner, de Argentina y a los actuales presidentes de Venezuela Nicolás Maduro y Evo Morales de Bolivia. Esta pandemia podría aterrizar en una vuelta de tuerca hacia la derecha más recalcitrante con Trump como líder y todas las transnacionales que tienen puestos sus ojos desde hace siglos en América Latina y sus recursos.

En México, el gobierno federal tiene que estar alerta y dejar de ser el “gatito maullador” de los Estados Unidos y tundir al más famoso de los Judas quemados durante la tradicional quema de muñecos que simbolizan al vendedor de Jesús el Cristo de apellido Iscariote que en esta semana mayor fue nada más y nada menos que Donald Trump.  Respuesta simbólica del pueblo ante tanta salvajada en contra de los mexicanos y una mentada al silencio oficial del gobierno mexicano.

Aquí Acabalas

Los comerciantes angustiados y esquilados por los cobradores de impuestos alternativos deben estar contentos porque la primera semana del periodo vacacional Acapulco estuvo hasta el tope de turistas y de muertos. Pese a diarios nacionales que exaltaron la violencia en el puerto,  la gente llegó a raudales, en “correntadas” por aire, tierra y de aventón.
El puerto vibró con la presencia de vacacionistas y desvelados. Y pese al intenso operativo desplegado por los tres niveles de gobierno, la violencia se incrementó exponencialmente.

Y  en esa batahola de turistas iniciados en playas y antros acapulqueños se hicieron bolas con las cifras y el mensaje. “Desde el viernes de la semana pasada hasta este viernes 25 de marzo se produjeron en Acapulco 36 homicidios, y entre las víctimas hay seis mujeres.( El Sur/26/marzo/16). Al cierre de hoy lunes 28 de marzo, el número se incrementó a 41 muertos durante la primera semana de vacaciones y la Fiscalía General del Estado, no sabe por donde agarrar al toro por los cuernos. Los asesinatos se agrandaron pese al operativo donde participan más de 4 mil policías de los tres niveles de gobierno, soldados y marinos.

Y el que se hizo más bolas fue el comisionado de la Policía Federal, que pese a las criticas del respetable público, en el sentido de que nunca atrapan a ningún malhechor y homicidios, balaceras a transeúntes, sitios de taxis y discotecas se hacen frente a sus narices, y pese a contar con un sistema llamado C4 o C5, no pueden seguir a los maleantes que son vistos desde el bunker ultra secreto de esa corporación porque ellos “ven” en tiempo real lo que está aconteciendo en ciertos polígonos críticos donde la violencia se ha asemillado y no detienen a nadie. Flaco favor le hacen al gobernador del estado que anda de la seca a la meca apagando incendios de sus propios funcionarios y del cómico Comisionado de la Policía Federal, Enrique Galindo, que confundió su labor de guardián del orden con el de fomento al turismo al afirmar que: “la presencia de la Policía Federal en Acapulco es para mejorar la ocupación hotelera más que para disminuir los hechos delictivos…”( El Sur/26/marzo/16).

Quien se sumó a las confusiones fue el fiscal Xavier Olea Peláez que más o menos confundido que el comisionado de la PF externó perlas japonesas made in Guerrero al afirmar que la violencia en todas sus formas se debe a que “aumenta la venta de droga, aumenta (sic) el monto de las extorsiones y el cobro de piso a los comerciantes, porque reciben dinerito en los negocios”.

Entonces querido fiscal, ¿para que son los operativos? Si se incrementan las acciones de la delincuencia en polígonos conocidos y vigilados, su movilidad debe de ser registrada por sus aparatos de vigilancia e inteligencia, ¿o qué, no es así?
Si no es así, estamos fritos o en las garras de la delincuencia. Y a esa sumatoria de muerte, asaltos, cobros de piso durante el periodo vacacional, ¿se le debería agregar el número de delincuentes detenidos por los miles de efectivos desplegados en Acapulco? La policía sabe donde están las zonas álgidas y deben de conocer sus movimientos, vehículos en los que se trasladan y toda la logística de sus acciones.

Y la pregunta al confundido comisionado de la PF, ¿en el periodo vacacional a cuantos agresores de civiles han detenido y encarcelado, tomando en consideración el personal acantonado en el puerto para vigilar no solo a los turistas, sino a los comerciantes de toda clase que como lo señala Olea Peláez, “reciben su dinerito” durante el periodo vacacional?

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