Nos vivimos reclamando la
falta de personas interesantes con las que relacionarnos. Pero ¿te has detenido
a reflexionar si eres una persona lo suficientemente interesante como para que
alguien se quiera relacionar contigo?
Lo han dicho hasta el
cansancio aquí en Marcianos. En las redes sociales pareciera haber una búsqueda
desenfrenada por el destaque social. Muchas personas lo intentan todo para
aparentar la imagen de alguien divertido, imprevisible y que disfruta de la
vida como si no hubiera mañana. ¿Pero así de cierta es la realidad? ¿Será que
somos tan imprevisibles como creemos ser? La gran verdad es que buena parte de
estas personas tienen una rutina previsible y repetida, y esa repetición del
comportamiento es constantemente divulgada en las redes sociales de forma
inconsciente.
¿Es bueno? ¿Malo? ¿Está
equivocado?
Esa no es la cuestión. Se
puede tener la rutina que uno desee, basta con la fuerza de voluntad, el
problema viene cuando se vuelve un círculo vicioso el quejarse por tener una
vida aburrida sin nada interesante que acontezca en ella, y no se hace nada
para cambiar eso. Te quejas de no encontrar a alguien que te guste para
relacionarte, ¿pero realmente eres una persona interesante o sólo crees que lo
eres? ¿Será que realmente despiertas el interés en las personas o sólo reclamas
por los que no se interesan en ti?
Muchas mujeres se la pasan
buscando tips sobre cómo convertirse en una persona más interesante para los
hombres. Y mi respuesta es siempre la misma: No tienen que convertirse en una
persona interesante para los hombres, simplemente tienen que convertirse en una
persona interesante y punto. Escapar de la monotonía y reevaluar los hábitos.
Una de las formas de conocer
gente nueva es añadiendo nuevos valores y costumbres a la vida e interesándose
en cosas diferentes. Comienza por hacer conciencia de tu rutina diaria y piensa
en las posibilidades que tienes de innovar, descubre cosas nuevas y lleva algo
de eso a tu vida.
No hay nada mejor que
volvernos observadoras de nuestro propio comportamiento, observar sin
implicarnos en la realidad observada, describir la vida diaria y analizar si
siempre hacemos todo igual. Tan igual que nos volvemos irremediablemente
previsibles. Si resulta que sí, ¿qué tal si empezamos cambiar un poco?
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